Texto: Estela Zatania
Fotos: J.L. Duzert
CUANDO LA BELLEZA ES UNA EMOCIÓN
FESTIVAL DE FLAMENCO DE NIMES |
Grupo de María Toledo. Cante, piano: María Toledo. Guitarra: Jesús del Rosario. Percusión: Lucky Losada. Violín: David Moreira. Contrabajo: Yelsy Heredia. En el flamenco, cuando tantos festivales agonizan o ya han desaparecido, nos queda el venerable festival de Nimes que cada enero, gracias a la dedicación y auténtica afición de los organizadores, sigue reuniendo a los mejores artistas, jóvenes y veteranos, tradicionales y vanguardistas. En esta histórica ciudad del sur de Francia, existe una afición tan inteligente como abundante, y un marcado gusto por el flamenco tradicional. Desde el comienzo del festival la semana pasada, grandes artistas como Tomatito, José de la Tomasa, Capullo de Jerez, Fuensanta la Moneta o Juan Ramón Caro entre otros, han pasado por sus escenarios. Anoche, un excelente programa doble llenó el hermoso Teatro de Nimes hasta la bandera. Si la máxima figura del cante flamenco actual es un catalán, no debe de extrañarnos que una cantaora cantante toledana aspire a figura. La joven María Toledo pasó veloz y exitosamente por la típica ruta de los concursos, para entrar directamente en el mundo del flamenco para el gran público. Presenta la notable novedad de acompañarse al piano; es la Diana Krall del flamenco. Plácida belleza física, elegancia con un toque de inocente dulzura y un llamativo y apretado vestido rojo eléctrico con lentejuelas. Es una imagen que poco o nada tiene que ver con palabras como “rancio”, “crudo” o “desgarrado” que aplicamos a otro tipo de cante. Es que hay diversos caminos hacia lo jondo. En el año 2012, las voces dulces y refinadas son las que se llevan y los aficionados de mediana edad p’arriba, tenemos que ajustar el chip para apreciar el arte cerebral y pulido que ofrece la nueva generación. Este cambio no se debe – ojo – a la comodidad de la vida moderna, como se suele decir, si precisamente estamos viviendo una época de graves problemas y privaciones. El fenómeno del flamenco como industria ha creado la necesidad de venderse a un público ampliado y competir con la música pop. La excelente guitarra de Jesús del Rosario empezó flamencamente por soleá para el cante de María. ¿Cómo se define la frontera entre el arte y la imitación? ¿En qué momento deja de tener importancia la falta de vivencias, y se justifica una música o una voz por sí sola? No tengo la respuesta, pero pienso que María Toledo viaja por esa frontera, cruzándola a voluntad, sonando a ratos muy flamenca, y a otros, evocativa del flamenco. En el recital, además de soleá, ha abarcado arreglos de tangos tradicionales, una especie de cante minero por moderno, alegrías con mirabrás o siguiriyas desde el Reniego hasta Manuel Molina; toda una declaración de intención jonda. Y cuando María se acompaña al piano, logra una separación de funciones que es absolutamente sorprendente. Había también una canción en francés y unas bulerías de tonadillera, números que le ayudaron a ganarse al público. ¿Puede la “belleza” ser una emoción? No lo sé, pero María Toledo es belleza y sabe emocionar. Completaron el grupo la percusión de Lucky Losada, el violín de David Moreira y el contrabajo de Yelsy Heredia. JOSELE, HEREDERO AVENTAJADO En la segunda parte, otro planteamiento contemporáneo con la guitarra maestra, impresionante del Niño Josele. Es de Almería, tierra prodigiosa de guitarristas y buena afición. Pero ese carné de identidad artística queda supeditado a otra nacionalidad: la de Pacolandia. Porque Juan José Heredia es fiel seguidor del maestro de Algeciras cuya figura sigue imponiéndose casi medio siglo después de que Paco de Lucía volcara el tablero con todas sus fichas y abriera no uno, sino diversos caminos rítmicos y melódicos de la guitarra flamenca. La pulsación, la limpieza, las armonías de jazz sin perder jamás el aroma flamenco, la pulida técnica…es la herencia que Paco dejó a la nueva generación de guitarristas, de la cual Josele es uno de los más destacados intérpretes. Y el espectáculo sigue el fórmula del maestro con la rondeña para abrir donde no faltan detalles frescos y originales. Soleá que te suena a soleá anclada en el flamenco más clásico. David Maldonado, que posee una de las voces más prometedoras del flamenco actual, canta por siguiriyas con el veloz acompañamiento de la guitarra. A esta velocidad el compás de amalgama hace que suene a bulerías, pero los cantes, los comienzos y resoluciones de voz y guitarra definen siguiriyas. Bulerías bulerías con mucho sabor pero abusando de los falsos finales lo cual cansa al respetable. Bulerías con cante donde David y el otro cantaor, Cristo Heredia se revuelcan en su decir camaronero. Paco y Camarón, Camarón y Paco presentes e influyentes como el primer día. Pero no hay que subestimar la aportación, el talento y los instintos brillantemente flamencos del Niño Josele que hace que todo tenga relevancia. Aterriza el bailaor moronense Juan de Juan, apenas domando su propia fuerza y facultades, y sorprendiendo por soleá donde un poco de tranquilidad hubiera dado mayor realce a los momentos más intensos. Un bis y otro, ambos de bulerías, redondean una noche de flamenco joven y variado.
|