Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Sábado, 23 de febrero, 2013. Jerez de la Frontera
Especial XVII Festival de Jerez – Toda la información
LO QUE EL FLAMENCO DA DE SÍ EN EL 2013
ROCÍO MOLINA + ROSARIO LA TREMENDITA «AFECTOS»
Teatro Villamarta, 2100h.
Muchos artistas hablan de la sencillez de sus propuestas, pero el arte, igual que la vida, es todo menos sencillo. Sería más acertado hablar de la integridad y la ausencia de rebuscamiento. Porque la joven Rocío Molina es complicada. Tiene un intelecto privilegiado y una creatividad casi inagotable. Pero a través de sus originales obras, sientes su deseo sincero de contarte algo desde la honestidad y la inocencia.
En el programa, leemos que uno de los objetivos de la obra es la investigación de la imperfección, y cómo llega a ser perfecta. Es un concepto antiguo, ejemplarizado por algunas culturas orientales. A Rocío le fascinan las contradicciones como viene reflejado en los títulos de sus obras, por ejemplo «Turquesa como el limón» o «Cuando las piedras vuelan». En el programa de mano había más pistas – porque las obras conceptuales obligan al espectador a participar, no es cuestión de «he pagado mi entrada, así que entretenme». Leemos sobre el objetivo de «ahondar en la dureza de la emoción…la fragilidad del dolor y el placer hallado…la incomunicación […] para mostrar el camino hacia la comunicación». Como no llegues al teatro con tiempo para estudiar el programa, puedes no encontrar el hilo. Ni la madeja.
Habiendo expresado esa casi protesta personal, dejar constancia de que Rocío Molina es, indiscutiblemente, un prodigio del baile. Con razón Baryshnikov se arrodilló ante ella después de verla bailar. Ya no nos pertenece a los flamencos, sino al mundo del arte universal. Pero también baila. ¡Madre mía cómo baila! Con precisión técnica, originalidad, la capacidad de medir cada momento a la perfección y no calcular mal nunca, ni dejar de sorprender.
La compenetración artística con la cantaora Rosario «La Tremendita» es esencial en este trabajo, y la intensa comunicación entre ambas está presente a lo largo de la obra. No es una voz fácil, su registro puede llegar a cansar o incluso impedir la comprensión de los versos. Pero todo está supeditado a algo mayor, una fuerza invisible que revolotea en el aire y promete riesgo, emoción, descubrimiento…
Gran parte del espectáculo se realiza a palo seco. Pablo Martín proporciona la mayor parte del acompañamiento musical con su contrabajo, y unos loops, bucles digitales de muestras de sonido, dejando constancia de que el flamenco sin guitarra sí que puede existir, aunque también La Tremendita toca algunos fragmentos con guitarra.
Rocío nos provoca con detalles de bulerías, soleá o petenera, pero son eso, provocaciones que ella suelta para desafiarnos a comprender su mensaje. Una escena que titula «Café con ron», es una perfecta suite caribeña de guajira y rumba que desembocan en tango de Triana como no lo has visto nunca – Rocío encuentra inspiración en los compases binarios que otros no aprovechan. Es cuando el ánimo investigador da su mayor fruto.
Y yo me pregunto, si antes el flamenco rezumaba energía y luz en tiempos de miseria y escasez ¿porqué ahora, con la vida moderna que llevamos, este género se muestra tan oscuro y hasta depresivo? La cruel falta de iluminación sigue siendo la constante en muchas obras actuales, incluida ésta. Sales del teatro y escuchas comentarios como, «me ha gustado…de lo poco que he podido ver». Es un misterio porqué los directores y artistas flamencos siguen empeñados en la oscuridad como elemento obligado.
Cuando todo acaba, de pronto hay luz y es como despertarse la mañana después de un sueño que has compartido con estas dos mujeres, y con su cómplice del contrabajo.
ANTONIO DE LA MALENA «PARA TI MI CANTE…QUE ES MI LIBERTAD»
Sala Compañía, 1900h.
A las siete de la tarde en la Sala Compañía, el cantaor Antonio de la Malena dio su versión de los hechos. Flamenco como él lo entiende, como lo plasmó de niño chico hace cuarenta años en aquel Rito y Geografía del cante con el añorado Moraíto a la guitarra. Se acordó de su gente. Y además de acordarse, gran parte de ella pisó el escenario, hasta diecisiete individuos se pudo contar en el reducido espacio en algunos momentos.
Defensor a ultranza del flamenco más clásico, el de Jerez y de su familia cantaora, ofreció un recital de hora y media larga para satisfacer aquellos que habían venido a Jerez para algo más…jerezano. Precioso detalle el de tener a su anciano padre a su lado, aunque éste no hiciera más que admirar al hijo. Funcionó como declaración elocuente del cantaor de que sabe quién es y de dónde viene.
Antonio fue generoso con su cante…nana, toná liviana, alegrías de Córdoba, cantiñas y aires del Pinini (el cantaor tiene raíces lebrijanas), bulería por solea, siguiriyas, soleá, martinete, bulerías…un repertorio absolutamente clásico para una discreta pero muy sentida actuación en la que fueron destacables las intervenciones de los cantaores Mateo Soleá y David Carpio, la guitarra de Domingo Rubichi y cómo no, el baile de la artista invitada, María del Mar Moreno.
JORGE PARDO «HUELLAS»
Sala Paúl, 12 medianoche
A medianoche en la Sala Paúl, el veterano Jorge Pardo, maestro de los instrumentos de viento, conocido por la afición desde sus colaboraciones hace décadas con Paco de Lucía, presentó su perspectiva instrumental inspirada en el flamenco. Emplea sus diversos instrumentos para comenzar cada pieza dibujando melodías de cante acompañados a la guitarra, que lo mismo son alegrías que soleá de Frijones o apolá, pero rápidamente despegan hacia su territorio del jazz. En la gran tradición de este género, hay largos solos de cada músico del grupo, Joao Frade al acordeón, Juan Peña «El Chispa» a la percusión, y Pablo Báez al contrabajo o la imprescindible guitarra del jerezano Juan Diego.
Especial XVII Festival de Jerez – Toda la información
La estirpe de Antonio Malena
Afectos, Rocio Molina
Rueda de prensa, previo