Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Lunes, 25 de febrero, 2013. Jerez de la Frontera
Especial XVII Festival de Jerez – Toda la información
CONCEPTOS DISPARES QUE DEFINEN EL ARTE JONDO
LEONOR LEAL “NARANJA AMARGA”
Teatro Villamarta, 2100h
En el programa impreso de la obra “Naranja Amarga” estrenada anoche en el Teatro Villamarta, la protagonista jerezana Leonor Leal ha querido figurar, no como bailaora ni bailarina, sino “intérprete”. Supongo que todo baile es la interpretación de un papel, especialmente en las obras actuales que casi siempre pretenden comunicar “algo más”.
Leonor es una brisa fresca en el panorama actual del baile femenino. Su formación de lo más tradicional de la mano de maestros jerezanos como Angelita Gómez, María del Mar Moreno, Juan Parra o Antonio el Pipa, parió la sorpresiva y original personalidad de esta bailaora que lleva el pelo cortito cortito como declaración de principios e independencia.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero vamos a comparar a Leonor anoche con ella misma de hace sólo dos años en este mismo festival. En aquella ocasión, hablando de su obra “¡Ele, ele!”, escribí: “esta bailaora nos llega sin bagaje intelectual aparente”…”la propuesta es inocente y engañosamente obvia”…”abundantes y bien concebidos momentos de humor”. El éxito fue tal que le mereció a Leonor Leal el Premio Revelación 2011, una votación que recuerdo como unánime.
Anoche, había bagaje intelectual. Mucho. El libreto es más denso que la miel de caña en enero, y en general, la propuesta carece de aquella inocencia que nos había embelesado en el 2011. Leonor se ha dejado llevar por la inexplicable moda de negro sobre negro, por la conceptualidad a toda costa, y ha visto oportuno proyectar el retrato de su cuerpo desnudo. La guitarra de Juan Antonio Suárez “Cano” es característicamente etérea y lírica, lo cual no aporta sustancia a esta obra tan necesitada de ella, y la voz dulce de Rocío Márquez hace juego.
Leonor se mueve al cante minero semi libre que interpreta Rocío, Lámpara Minera 2008, y todos se esfuerzan, con relativo éxito, en actualizar la caña, probablemente el momento más interesante de la obra por su conjugación de lo antiguo con lo actual.
Jeromo Segura y Javier Rivera al cante y Salvador Gutiérrez a la guitarra, lograron injertar cierta dosis de energía flamenca. El Villamarta le vino grande a Leonor, pero no la pierdas de vista porque es una bailaora que tiene mucho que decir.
DAVID CARPIO
Ciclo: Los conciertos de palacio
Palacio Villavicencio, 1900h.
El Palacio Villavicencio es el último reducto del Festival de Jerez para aquellos que han venido a esta auto proclamada cuna del cante para disfrutar del producto. David Carpio, un apellido de familia flamenca con peso específico en Jerez, joven pero artísticamente maduro, serio y comprometido, llegó al acogedor salón con Manuel Valencia a la guitarra, y las palmas de Carlos Grilo y Chícharo.
La imagen imborrable en mente de todos, imposible de evitar, fue la de la última actuación de este cantaor en este lugar hace dos años cuando iba acompañado de Moraíto, cuya ausencia en Jerez sigue doliéndonos día a día. David tuvo palabras y cantes para el querido guitarrista desaparecido.
Con su decir antiguo y plazuelero pasado por la natural dulzura de su voz, empezó con pregón y bulería. Por soleá demostró conocimientos largos, las malagueñas no fueron las del Mellizo, y una de la Peñaranda quedó especialmente bella; repertorio poco corriente en un jerezano. También sorprendió con un buen surtido de cantiñas y alegrías – se le nota una mente abierta y ganas de conocer cantes. Taranto, siguiriyas sabiamente fraseadas y matizadas y bulerías con inteligente selección de versos y estilos. Sin haber cumplido los cuarenta años, David Carpio tiene la dignidad y aplomo de los grandes de antaño.
CHIQUI DE JEREZ, ANTONIO MOLINA “EL CHORO”
Ciclo: Paso a dos, maestros y jóvenes
Sala Compañía, 12 medianoche
Baile tradicional en la Sala Compañía dentro del ciclo “Paso a dos, maestros y jóvenes”, aunque en esta ocasión no fue tan aparente la distancia entre la juventud y la veteranía. De hecho, bailando en pareja, Chiqui de Jerez, la joven veterana, y Antonio Molina “El Choro”, el veterano joven, se encuentran en el terreno común de ambos gracias a su capacidad artística y los cánones de compás y cante que marcan los parámetros. La comunicación es eficaz, tanto mutua como con el público.
Unos tangos de Granada y extremeños sirven de baile de presentación, disciplinado y con mucho brío. La Chiqui, que ha tenido varios grupos propios, comprende la importante función del baile de presentación tan a menudo obviado hoy en día.
El trío cantaor, Pepe de Pura, el Pulga y Moi de Morón por trilla y martinete dan la entrada al baile del Choro por siguiriyas. A pesar de su juventud, llevamos años siguiendo la carrera de este bailaor que tanto promete. También interpretó un largo baile por alegrías antes del final por bulerías con la participación de la Chiqui.
Y en la calle la marcha seguía en tabancos, peñas y diversos locales de la ciudad a pesar del frío, a pesar de ser lunes y a pesar de la economía.