Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Domingo, 3 de marzo, 2013. Jerez de la Frontera
Especial XVII Festival de Jerez – Toda la información
REINVENCIÓN, BÚSQUEDA Y ENCUENTRO
JAVIER BARÓN “EN CLAVE DE 6”
Teatro Villamarta, 2100h
¿Qué decir de Javier Barón, uno de los valores más importantes del baile flamenco, Premio Nacional de Danza? Un hombre trabajador, inteligente, con gran sensibilidad artística, una forma de bailar que engaña por su aparente sencillez y recursos técnicos para parar un AVE.
“En clave de 6” es el título de esta nueva obra, y se nota la mano y mente creativa del polifacético José Luis Ortiz Nuevo. Si en el festival Málaga en Flamenco estaba obsesionado con el número 7 (¿quién no recuerda aquel extravagante espectáculo realizado por este hombre el séptimo día del séptimo més del año 2007 para inaugurar Málaga en Flamenco?), ahora es la mística cifra 6 que le tiene fascinado, como queda patente en su breve monólogo en off en el que habla de ese número y de asuntos de la vida y la muerte, poeta que es.
Pero en esta ocasión, más acertado hubiera sido hablar del tres, ya que los tres protagonistas pesan por sus brillantes trayectorias profesionales y su capacidad artística: además de Javier Barón, están Esperanza Fernández al cante y Manolo Barón a la guitarra, todo un lujo. No obstante, la obra no acaba de funcionar pese a los buenos ingredientes. Las seis secuencias desglosadas en el programa, “seis actitudes de estados y sentimientos humanos”, son todo menos coherentes. De hecho, hay ánimo de fragmentación que llega a ser hasta molesto cuando al final de la obra cada pieza es recordada mediante extractos de las mismas. A lo mejor tiene sentido teatral, pero hace imposible disfrutar de lo que tiene que ofrecer cada uno de los intérpretes – es como sentarse a la mesa para comer una paella, y te sirven los ingredientes por separado. Y la opresiva oscuridad, la lacra que afecta la mayoría de los actuales espectáculos de flamenco, aquí vuelve a presentarse.
Ahora mismo todos los artistas están en pleno proceso de la auto-reinvención. Como si fuera proyecto de fin de curso, les ha tocado mantener y reafirmar su voz y lugar sin depender del dinero que fluye poco o nada por los arroyuelos burocráticos que durante años alimentaban el arte jondo. Es un reto de proporciones grandes que cada individuo está resolviendo como puede, y que Javier Barón está más que capacitado para afrontar.
COMPAÑÍA JOSÉ GALÁN “EN MIS CABALES”
Ciclo: De la Frontera
Sala Paúl, 1900h
El concepto que es el motor que mueve esta obra, y todo el trabajo del bailaor José Galán, es que la minusvalía no impide la interpretación del arte o el fluir de las emociones.
Y seguramente es así. El desafío entonces, es dejar aquella visión cuajada en un escenario de forma que una obra con intérpretes minusválidos se defienda eficazmente frente a cualquier otra. Es un proyecto que pide y exige ser aceptado en estos términos. El cariño que siente José Galán por estos jóvenes es palpable en todo momento, el orgullo y el amor, su deseo de que sean capaces de creer en sí mismos. El proyecto alcanza la cima de la expresividad cuando se une la natural ternura que todos sentimos hacia los chicos impedidos, con la autenticidad e inocencia de lo que hacen…en esos momentos la fuerza de su arte es redoblada hasta extremos inesperados, y estamos obligados a ver las cosas como si fuera por primera vez.
Aparte del enorme reto de montar un espectáculo de esta naturaleza, la coreografía de Juan Carlos Lérida es novedosa y creativa, la imaginación de Galán parece no tener límites y el resultado final es tan emotivo y entretenido, que ni la intervención de Manuel Molina como artista invitado puede restar protagonismo a los demás componentes.
JOSÉ GALVÁN, JAVIERA “LA MORENO”
Ciclo: Maestros y jóvenes
Sala Compañía, 12 medianoche
Como hemos podido comprobar en la última Bienal de Flamenco de Sevilla, el concepto de colocar a veteranos junto a noveles en un mismo escenario y espectáculo puede dar frutos de distintos sabores. Puede poner en relieve la natural evolución de las formas y la estrecha relación entre lo anterior y lo actual. O lo mismo saca a la luz las debilidades de ambos elementos.
Este es un espectáculo que peca de excesiva duración. Directamente, sobra el largo solo de guitarra con el que abre la función, se mire como se mire, como sobró alguno que otro solo de voz, y cada uno de los bailes que se alargó hasta agotar la paciencia del público; aquellas interpretaciones de más de diez o quince minutos se pusieron de moda en la época de los tablaos, pero ya no se llevan.
El maestro José Galván, padre de los dos fenómenos del baile que todos conocemos, es un poema de sabiduría, tiene su relevancia y lugar. Pero no fue aquí, al lado de una aventajada alumna joven, guapa y llena de energía flamenca, y los tres bailes largos que realizó diluyeron el impacto de su solera. Pero tampoco la joven quedó bien parada, porque al lado de las sabias maneras de su profesor, quedó en evidencia una falta de rodaje. Su aportación más interesante fueron las alegrías de coreografía clásica y con todos sus elementos, incluidos silencio y castellana, como antiguamente.
Solea, bulería por soleá, farruca, alegrías y siguiriyas entre otros palos, con las voces de Juan Toro y María Luna y las guitarras de José Manuel Tudela y Kentaro Tokunaga.