Festival de Jerez. 'Fedra' Lola Greco 'Gaditanía' Mariana Cornejo, David Palomar María Canea, Carmen Herrera

Resumen: Festival de Jerez. 'Fedra' Lola Greco 'Gaditanía' Mariana Cornejo, David Palomar María Canea, Carmen Herrera

XIV Festival de Jerez 2010
“Fedra” Lola Greco
“Gaditanía” Mariana Cornejo, David Palomar
María Canea, Carmen Herrera
Domingo, 28 de febrero, 2010. Jerez de la Frontera

 

 

TRAGEDIA GRIEGA, ALEGRÍA GADITANA Y ALGO MÁS

GRUPO DE MARÍA CANEA. Baile: María Canea. Guitarra: Eugenio Iglesias. Cante: Pepe de Pura, Vicente Gelo. Percusión: José Carrasco.
GRUPO DE CARMEN HERRERA. Baile: Carmen Herrera. Guitarra: Santiago Lara. Cante: José Carpio “Mijita”, Miguel Lavi, Miguel Peña “Londro.
FEDRA.  Baile: Lola Greco, Amador Rojas, Alejandro Granados, Carmelilla Montoya. Cuerpo de baile: Olga Aznar, Guerau Cabrera, Hugo López, Alejandro Rodríguez, Verónica Llalvero, José María Maldonando, Marta Nogal, Estefanía Ruiz. Cante: Morenito de Íllora. Guitarra. Iván Losada. Percusión: Lucky Losada. Guión: Miguel Narros. Coreografía: Javier Latorre. Música: Enrique Morente. Voces grabadas: Enrique Morente, Estrella Morente.
GADITANÍA. Cante: Mariana Cornejo, David Palomar. Guitarra: Rafael Rodríguez. Palmas: Anabel Rivera, Javier Katumba, Diego Montoya.

Intensa actividad en el Festival de Jerez el domingo, Día de Andalucía, empezando por la rueda de prensa, donde hemos visto reunidos en la mesa a Farruquito, Remedios Amaya, Diego Carrasco y Jesús Méndez para presentar sus respectivas actuaciones.  También fue presentado el libro “El flamenco que viví”, por su autor, el bailaor y bailarín utrerano José de la Vega.

A las siete de la tarde, en la Sala Compañía, dos jóvenes bailaoras de planteamientos muy diferentes ofrecieron breves muestras de su arte en un recital compartido.  Descubrimos a la onubense María Canea en el concurso de La Unión del año pasado donde logró el segundo premio en baile.  Y volvimos a descubrirla anoche en el espacio del festival dedicado a los formatos pequeños y artistas noveles, donde tantas jóvenes promesas han podido lucir.  No cabe duda que la Canea está destinada a hacer cosas importantes en el flamenco.  Su baile es absolutamente actual, limpio, geométrico en su justa medida, recordando en algunos gestos a Rocío Molina, sin parecerse a ella.  El suyo es un baile inteligente pero espontáneo y chisposo, garboso, estilizado y personal.  Es un concepto contemporáneo, pero con una sensibilidad que le permite recrear algunas posturas antiguas con credibilidad.  No es previsible, pero tampoco chocante.  María conoce el poder de los silencios, de los contrastes, del pellizco, sabe decir mucho con poco y es técnicamente pulida.  El excelente atrás nos guió por taranto, cante abandolao sin baile y soleá.

La segunda parte del recital fue a cargo de la bailaora local Carmen Herrera, con un estilo convencional y pocas sorpresas, aunque fuera jaleada efusivamente por familiares y amigos.  Despachó una digna actuación, a ratos con cierto aire de coreografía de academia de baile, con solea por bulería y bulerías con el sabor de la tierra, donde lo más notable fue el cante de Miguel Lavi, José “Mijita” y el Londro, y la guitarra de Santiago Lara.

Empapaítos de la lluvia, llegamos al Villamarta para “Fedra”.  Este montaje basado en la conocida tragedia griega, es la mejor prueba de que, como saben todos los cocineros, para conseguir excelentes resultados es necesario emplear excelentes ingredientes.  Sin ser amiga de las obras de gran formato con argumentos complejos adornados con baile, me complace informar que esta interpretación de Eurípides mantuvo el interés y la calidad de principio a fin, evitando lo que hubiera podido quedar en ridículo en manos menos expertas.

La coreografía de Javier Latorre no suelta el hilo flamenco en ningún momento, y el experimentado director Miguel Narros, retrabajando su versión anterior de la misma obra, ha sabido plasmar esta difícil historia de manera que no aparente su edad que rebasa los dos milenios.  Amador Rojas es histriónicamente magnífico, no pudo ser otro para este dramático papel, y Alejandro Granados, aunque debió tener mayor protagonismo dadas sus sobradas facultades, se impone a base de personalidad.  Carmelilla Montoya no deja de sorprender, y encaja perfectamente la onírica voz con reverb a tope de Enrique Morente.  De Lola Greco, me quedo con las palabras de Latorre en la rueda de prensa cuando declaró sin miramientos que esta mujer es, a su juicio, «la mejor bailarina de la historia de la danza en España».  Ella apenas abandona el escenario en ningún momento, y nos fascinan sus largos brazos y piernas, su belleza de mujer madura y el poder de su interpretación.  Entre seducciones, engaños, muerte, suicidio y motocicleta, hay sitio para soleá por bulería, soleá, cante minero, siguiriyas, tientos, bulerías, petenera, una seudo saeta con sorprendentes notas ascendentes, y el milagro de mantener un perfecto equilibrio entre baile, teatro y flamenco tan difícil de lograr.  El dolor hecho arte y belleza mediante el flamenco.

A la medianoche en la Bodega de los Apóstoles, Mariana Cornejo y David Palomar iluminaron la oscura noche lluviosa con el brillo gaditano que desprenden con tanta naturalidad.  Entre compás y anécdotas con sabor de la Tacita, el joven y la veterana plasmaron una química creíble, interpretando tientos tangos, milonga, siguiriyas, malagueña, alegrías, solea, bulerías de Cádiz y tanguillos recordando a Chano.  


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