Farru, José Maya, Barullo “Al natural” |
Fotos: Ana Palma Daniel Casares, Morenito de Íllora A pesar de sus 28 años, el guitarrista malagueño Daniel Casares es todo un veterano. El que ganara con 17 años el Bordón Minero, primer premio de guitarra del concurso de La Unión, ha realizado cuatro grabaciones en solitario y numerosos recitales por el extranjero como concertista. En el Palacio de Villavicencio interpretó una primera parte con composiciones de gran musicalidad, si algo parecidas entre sí, incluyendo guajira, alegrías o bulerías con un planteamiento pos-Paco pero pre-Vicente. En la segunda parte, demostró su capacidad como acompañante de cante con Morenito de Íllora, granadino emigrado a Barcelona. El cantaor empezó por martinete, seguido de soleá, fandangos y bulerías, luciendo un decir entre clásico y camaronero. Su hijo adolescente participó en el mini fin de fiesta por bulerías. Farru, José Maya, Barullo Baile: Farru, José Maya, Barullo. Cante: Simón de Málaga, Pedro el Granaíno, María Vizárraga, Rubio de Pruna. Guitarra: Antonio Rey, Paco Iglesias. Percusión: Rafael Serrano, Antonio Moreno “El Polito”. Coreografía: Farru, José Maya, Barullo. Los Farrucos causan conmoción donde vayan. La noche de martes, el Teatro Villamarta de Jerez se llenó de gente y de emoción para el espectáculo “Al natural” del hermano menor de Farruquito, Farru, el Barullo, primo de ambos y José Maya, el “viejo” del grupo a sus 25 años. El título “Al natural” se refiere a la ausencia de argumento, cosa que se agradece hoy en día; el flamenco teatralizado puede ser impactante, pero se necesita el apoyo de especialistas para no caer en lo tópico o lo absurdo como tan a menudo ocurre. “Al natural” pretende ofrecer la línea de la familia que en pocos años ha quedado como una importante rama evolutiva del baile flamenco: pocos bailaores o bailaoras jóvenes no han adoptado ciertas maneras farruqueras por bulerías. La compañía, todos varones con la excepción de la cantaora María Vizárraga, la más veterana del grupo, hace un recorrido de bailes, que de alguna manera se reducen siempre a bulerías, incluso el taranto, normalmente en tiempo de 4/4 pero realizado por bulerías entre cante y cante; el estilo farruco no cuece a todo gas en los tiempos binarios. José Maya sigue la línea familiar convincentemente, Farru a veces es una caricatura de la misma, pero Barullo, el más joven de los tres a sus 17 años, posee la oscura intensidad de Farruquito que justifica el derroche de energía. De hecho, se echa en falta los contrastes; la tónica permanente es un compás contundente de amalgama que no da tregua, con pocas zonas de tranquilidad para poder apreciar el poderío de los tres bailaores. Interesantes voces, destacándose los jóvenes Rubio de Pruna y Simón de Málaga, muy a pesar de los coros sedosos empleados en algunos cantes y que dan un sonido “pop” que no casa bien con el tremendismo que esperamos de la marca Farruco. Antonio Rey a la guitarra aporta mucho, aunque se ve obligado a pasar medio espectáculo marcando compás en la tapa de su guitarra. Creo que es el espectáculo menos iluminado que he visto nunca. El negro y la oscuridad están de moda, pero opino que sin poder apreciar los gestos faciales de los artistas, se pierde una dimensión importante. En algún momento futuro estos años de espectáculos apenas visibles, serán recordados con la misma indulgencia que ahora se recuerdan las camisas de chorreras. Hace unos años la dinastía del viejo Farruco rompió moldes y colocó el listón muy por encima del nivel actual de entonces. Ahora se esfuerzan admirablemente para mantener aquella altura sin deformar la estética. Con “Al natural” consiguen el propósito sólo a medias, dejando al público menos despeinao que en otras ocasiones. El Mistela Baile: El Mistela, David Pérez. Cante: Miguel Ortega, José Ángel Carmona. Guitarra: Salvador Gutiérrez. Violín: Bernardo Parrilla. Cajón: Mario Carmona. Hang: El Fenicio. Palmas y coro: Fina Sánchez. Juan Manuel Rodríguez “Mistela”, adoptó para nombre artístico el del vino dulce tan apreciado en su pueblo de Los Palacios, al laíto de Utrera. En la Sala la Compañía realizó un discreto recital de bailes en solitario y a dúo con David Pérez. Nacido en 1965, pertenece a la escuela, no antigua sino anterior a la actual, la de Mario Maya, Güito o Manolete, caracterizada por la sobriedad, la elegancia y por la economía de movimiento. Su baile sentado es un denso oasis de flamencura, sin saltos ni sobresaltos, y los bailes a dúo con Pérez recuerdan los mejores tiempos de la pareja artística de Maya/Güito. La farruca de Mistela sigue el seco modelo de los Pelao, por soleá emplea el compás ultralento de los años setenta, y siguiriyas de los dos terminando elegantemente por cabales son momentos destacables de este bailaor que se conoce demasiado poco debido en parte a los años que ha pasado en la compañía de Salvador Távora cuando se le ha visto relativamente poco en los escenarios habituales del flamenco.
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