Festival de Jerez. Eduardo Guerrero «El callejón de los pecados» – David el Galli & Moi de Morón

Eduardo Guerrero - El callejón de los pecados

Eduardo Guerrero - El callejón de los pecados

Texto: Estela Zatania

Fotos: Ana Palma

Eduardo Guerrero «El Callejón de los Pecados»
David «El Galli», Moi de Morón
Miércoles, 4 de marzo, 2015. Jerez de la Frontera

Especial XIX Festival de Jerez – Toda la información

El miércoles en el Festival de Jerez, un recital acústico de cante, y un joven bailaor llenaron el cupo de emociones con su arte en dos escenarios.

Baile grande y cante íntimo para el decimotercer día del Festival de Jerez 

EDUARDO GUERRERO «EL CALLEJÓN DE LOS PECADOS»
Sala Compañía, 2100h

Baile: Eduardo Guerrero. Cante: Pepe de Pura, Jonathan Reyes. Guitarra: Jesús Guerrero. Piano: Sergio Monroy. Percusión: Daniel Suárez. Artista invitado: Manuel Lombo

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Difícilmente se detecta cualquier hilo unificador entre el espectáculo «Callejón de los Pecados» que el bailaor Eduardo Guerrero presentó anoche dentro del marco del Festival de Jerez, y el Callejón del Duende en Cádiz que atribuye el artista como su inspiración para la obra.  A lo mejor los títulos, y los motivos que los inspiran, no importan tanto como lo que luego acontece en el escenario.

Eduardo Guerrero es uno de los bailaores mejor preparados del panorama actual.  En él se unen una excelente preparación, fuerza, creatividad y la experiencia de haber trabajado con figuras como Rocío Molina o Eva Yerbabuena, además de haber ganado el «Desplante», primer premio de baile del Festival del Cante de Las Minas de La Unión.  Pero no todo bailaor sirve para director o guionista, y esta ambiciosa obra de Guerrero tiene una estética desigual.  La opresiva oscuridad, que es una constante, nos priva de ver las caras de los artistas, siempre tan expresivas en el flamenco.  Un excesivo despliegue de taconeo virtuoso llega a ser molesto, especialmente cuando tapa las voces grabadas de Periñaca o Torre por martinete, momentos que hubieran podido ser tremendamente emotivos.  Movimientos extravagantes, impecablemente ejecutados, eso sí, se hacen repetitivos.  Dicho de otra manera, Eduardo Guerrero, como todo artista de cualquier género, tiene ansias de impresionar, de quedar bien con el público.  Y doy fe de que la mayor parte de los que anoche asistieron a la Sala Compañía quedaron embelesados.

El popular cantante Manuel Lombo, artista invitado, apareció por el pasillo de las butacas y se subió al escenario para cantar. Tenía que provocar una reacción, pero los muchos extranjeros entre el público no sabían quién era, y el truco no surtió efecto.  

Creo posible que la costumbre de bailar siempre en espacios grandes, y no íntimos, cultiva en el artista una personalidad expansiva; en un teatro las sutilezas se pierden.  La personalidad artística de Eduardo Guerrero es grande, y su baile es de tamaño industrial.  Lo mejor del espectáculo han sido unos tangos con sabor granadino extremeño en los que la pinta de Guerrero, y su forma sugestiva de moverse, recuerdan mucho a los dandis de los carteles pintados por Toulouse Lautrec para el Moulin Rouge; un poco de chulería, un poco de…pues sí, aquellos «pecados» aludidos en el título.


DAVID «EL GALLI», MOI DE MORÓN
Palacio Villavicencio, 1900h

Galeria fotográfica Video Moi de MorónVideo David El Galli

La situación geográfica de Morón de la Frontera obliga a que el «triángulo» del cante marcado por Sevilla Cádiz y los Puertos, más bien quede en rombo irregular, porque no es posible omitir esta localidad del mapa de lo jondo.  Morón es tierra de guitarra y de baile, pero a pesar de la presencia temprana de Silverio Franconetti a mediados del siglo diecinueve, no tiene historial de pueblo cantaor, ni se puede hablar de un escuela de cante.  Sin embargo, en la actualidad, hay afición y hay cante.  Ayer por la tarde en el Palacio Villavicencio, dos jóvenes cantaores moronenses colaboraron para representar su forma de entender el flamenco.  Dos grandes profesionales del cante «de atrás», para baile, que sueñan con romper en solitario.

David «El Galli» y Moi de Morón empezaron juntos con un surtido de tonás, después ofreciendo sendos cantes con la guitarra de Paco Iglesias.  David cantó por taranto, y por soleá con la característica dulzura del eje Morón-Utrera, y por tientos tangos.  Moi empezó por malagueña, por soleá se acordó de Joselero de Morón y también cantó por siguiriyas.  

El recital compartido quedó redondo con bulerías donde vimos la influencia de Gaspar de Utrera, y en general, el gusto por cuplé aflamencado y el compás relajado de la campiña.


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