Resumen: Festival de Jerez. Compañía Rafael Campallo 'Puente de Triana' Pepe Torres, Almudena Serrano Los Delinqüentes y Tomasito
XIV Festival de Jerez 2010
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Pepe Torres, Almudena Serrano Texto: Estela Zatania GRUPO DE PEPE TORRES. Cante: El Galli de Morón, Miguel Rosendo, Moi de Morón, Luís Moneo. Guitarra: Eugenio Iglesias, Miguel Iglesias. Dos jóvenes veteranos del baile compartieron recital la penúltima noche del Festival de Jerez. En la primera parte, Pepe Torres, natural de Morón de la Frontera, de la familia de los “Gastores” como se dice en el pueblo, es decir, sobrino nieto de Diego del Gastor, nieto del Joselero de Morón y sobrino de Andorrano y Diego de Morón, vino a dar una muestra de su baile elegantemente flamenco y flamencamente profundo. En el 2003 Torres fue requerido por Farruquito y Juana Amaya para compartir protagonismo en la obra “Por Derecho”, y su baile discreto pero intenso mantuvo el mismo nivel alto de esos dos fenómenos. Siete años más tarde, el que posteriormente pusiera movimiento a la música de Son de la Frontera, llega a Jerez con grupo propio, y encontramos a un bailaor hecho y experimentado, seguro de sí y empeñado en defender el flamenco como él ha aprendido a vivirlo. Con originales pellizcos, una técnica pulida al servicio de la inspiración, dos buenas guitarras, cuatro buenas voces y toda la seriedad e integridad que siempre le han caracterizado, puso al público en pie con la media hora de actuación que le fue asignada, antes de dejar el escenario a Almudena Serrano. La bailaora del Puerto de Santa María, vestida de rojo con un hermoso mantón tostado, abrió por taranto, casi el mismo con el que concursó hace unos años La Unión. Es una artista con toda la inquietud de su generación, y ha estudiado con los grandes maestros de Jerez, Sevilla y Madrid, cuyas enseñanzas han quedado cristalizadas en Almudena. El suyo es un planteamiento convencional y cerebral, correcto si algo previsible. Compañía Rafael Campallo “Puente de Triana” Baile: Rafael Campallo, Adela Campallo (artista invitada). Cuerpo de baile: El Choro, Marina, David Pérez, Aroa. Cante: Jeromo Segura, Javier Rivera, Londro. Guitarra: Juan Campallo, Eugenio Iglesias. Percusión: Antonio Montiel. Dirección artística: Rafael Campallo. Los jóvenes bailaores que aspiran al formato grande lo tienen complicado. Aparte de las dificultades de montaje y financiación, más difícil incluso es dar el punto acertado a la obra. Si te ciñes obsesivamente a las fórmulas existentes, te dicen que no tienes nada que decir, si investigas, te dicen “vanguardismo fallido”, si te basas en una línea argumental, te dicen “rebuscado”, y así sucesivamente. Pero ocurre una cosa…los bailaores sólo quieren bailar. Bailar, trabajar, hacer lo que les hace feliz, comunicarse y por supuesto, vivir de esto. Visto así, Rafael Campallo anoche logró el equilibrio que tantos anhelan. Ni excesivamente convencional, tampoco cosas raras ni historias. Baile, eso sí, de un nivel extraordinariamente elevado, tan perfecto que si hubiera forzosamente que poner alguna pega, sería esa; Rafael Campallo nos acostumbra a que cada momento de su baile se resuelva con tanta perfección, que su maestría te deja de sorprender. El espectador está obligado a recordar en cada instante lo que ha conseguido, y lo bien que armoniza los elementos de coreografía, escenografía, capacidad física y artística y la suficiente inteligencia para aunar todo y hacerlo parecer fácil. Miremos el pretexto de esta obra; no suena ambicioso comparado con lo que otros han pretendido. El título “Puente de Triana” alude a aquel emblemático puente que nadie quiere llamar por su nombre oficial de “Isabel II”, y cuya imagen de “donus” en fila es tan simbólica de Triana como la Torre Eiffel lo es de París. En tiempos embriónicos del flamenco, Triana era una pedanía de Sevilla, un lugar “en las afueras” con vida y personalidad propias de gitanería y alfareros, de los legendarios patios de vecinos donde se desarrollaron algunos de los cantes que más circulan actualmente y más reconocibles son, y cómo no, una forma seductiva de bailar caracterizada por el vaivén de las caderas y el pliè que sitúa muy bajo el centro de la gravedad. Guiado por su maestro Manolo Marín, Rafael Campallo ha logrado un estilo contemporáneo que combina la exquisita sutileza de la escuela sevillana con los movimientos provocativos de los viejos trianeros que además del buen cante, se divertían con bailecitos desenfadados que levantaron las cejas de los viajeros decimonónicos. Es el baile flamenco autóctono que nunca pasó por los escenarios de París y Londres, y que Campallo ha logrado domesticar para el gusto del gran público. Se hace gala de la riqueza del repertorio del cante de Triana donde no faltan las soleares, siguiriyas y tonás más características, y por supuesto los queridos tangos del Titi. Pero aparte del subtexto sociocultural etnomusicológico y demás palabras multisilábicas, por encima de todo está el exquisito baile de Rafael Campallo. Bellísima sutileza dentro de un marco de fuerza varonil, elocuentes silencios, limpieza de línea y economía de movimiento, un empleo magistral de ralentizaciones y aceleraciones para crear contrastes. Notable también es el baile de su hermana Adela Campallo, que interpreta soleá y unas alegrías con mirabrás y bulerías de Cádiz, primero sola y luego con Rafael. Un tercer hermano, Juan Campallo, ganador del Bordón del Concurso de La Unión, completa el excelente atrás en el que se destacan también el guitarrista Eugenio Iglesias y el cantaor Javier Rivero. A las doce de la noche en la Sala Paúl, actuaron Tomasito y Los Delinqüentes para el gozo del sector joven y local, pero un acontecimiento también disfrutado por muchos más que mediante esta intervención han descubierto otra capa de flamencura que tiene Jerez. Es un producto flamenco roquero que invita a bailar, por lo que no se colocaron sillas y hubo que estar de pie para la duración de la actuación. |