Festival de Jerez. Compañía Belén Maya 'Bailes alegres para personas tristes' El Londro

Resumen: Festival de Jerez. Compañía Belén Maya 'Bailes alegres para personas tristes' El Londro

XIV Festival de Jerez 2010
Compañía Belén Maya “Bailes alegres para personas tristes”
El Londro
Lunes, 8 de marzo, 2010. Jerez de la Frontera

 

 

COMPAÑÍA BELÉN MAYA “BAILES ALEGRES PARA PERSONAS TRISTES”
Teatro Villamarta
Baile: Belén Maya; Artista invitada: Olga Pericet; Cante: Juan José Amador, Jesús Corbacho, Miguel Ortega; Guitarra: Javier Patino, Antonia Jiménez; Coreografía: Belén Maya, Olga Pericet; Dirección Musical: David Montero; Dirección escénica: Juan Carlos Lérida.

Texto: Manuel Moraga
Fotografías: Ana Palma

Al trío Maya-Lérida-Montero se une ahora la colaboración de otro de los grandes talentos del baile, Olga Pericet. El resultado es una propuesta recomendada –y yo diría que imprescindible- para enamorados de la danza.

Desde que hace casi dos décadas Belén Maya expusiera su modo de entender el baile flamenco, su mente no ha parado de investigar. En ese camino ha puesto interés en aspectos como el movimiento o la expresión, mientras que de forma paralela crecía en ella el interés por explorar la interrelación entre diferentes cuerpos y la puesta en común de ideas coreográficas de distinta procedencia. Pues bien, ese punto en su carrera ya ha llegado y su compañera de investigación es otra personalidad inquieta: Olga Pericet.

Es muy interesante seguir la evolución de Belén Maya en cuanto al planteamiento de sus espectáculos. Su mente trabaja cada vez más y mejor partiendo de ideas abstractas que intenta materializar con formas coreográficas y elementos escénicos. En esta ocasión, “Bailes alegres para personas tristes” plantea la dualidad entre el gozo y la desolación, aunque la resultante tiene más que ver con ese estado de suave tristeza permanente y asumida que es la melancolía.

Los elementos duales son los que hacen progresar la acción. Dualidad de colores, de luces, de bailes, de vestidos, de cantes, de intérpretes, etc. Pero  curiosamente todos esos pares de elementos transmiten, al menos a mi juicio, una extraña sensación de soledad, quizá porque ambos estados del alma –alegría y tristeza- cohabitan en la esencia de cada individuo. Y todo ello a través de un gran trabajo visual, musical y dancístico.

Plásticamente el espectáculo es de una gran belleza. Probablemente sea la propuesta más visual de las que le hemos visto a Belén Maya últimamente. Musicalmente también es muy original la traslación de las dualidades. Hay, por ejemplo, unos engarces muy bien elaborados entre tangos y tientos y también entre seguiriya y guajira. Además es destacable la soleá “El espejo en que te miras” (de nuevo la dualidad del espejo, que no es sino el reflejo de la individualidad) interpretada hasta tres veces seguidas –pero diferentes- por Juan José Amador. O los difíciles cantes por guajira de Jesús Corbacho –nombre que conviene ir teniendo ya muy en cuenta en el mundo del cante-, o los inmejorables fandangos de Miguel Ortega, o la inmensa cartagenera, también de Corbacho… Músicas perfectamente escogidas,  ensambladas e interpretadas que ayudan a concretar la tesis de Belén Maya.

Dejo para el final lo más importante: el trabajo de Belén Maya y Olga Pericet. Cada una por separado, o en los diferentes pasos a dos nos muestran un riquísimo repertorio de recursos, movimientos y gestos. Belén Maya ha sido y sigue siendo pionera en la evolución del lenguaje de la danza flamenca. Su modestia y su inteligencia hacen que ella siempre señale a otros compañeros de profesión como los referentes más importantes del momento, pero eso no quita para que quienes tenemos la libertad de opinar podamos subrayar el hecho de que Belén Maya es, cuando menos, una figura imprescindible para entender la evolución del baile en este siglo. Y esa condición crece con espectáculos como el que estamos comentando, en el que su mente y su cuerpo dan un paso más hacia delante afrontando la comunicación de estados del alma desde una mirada contemporánea. Nada en ella es un lugar común y todo nace del rigor y de la reflexión y del conocimiento más profundo.

Por su parte, Olga Pericet demuestra aquí también su calidad artística, su versatilidad y su compromiso con las formas actuales de elaborar un discurso. Su baile y su personalidad en las tablas son el contrapunto y el complemento perfecto para las propuestas de Belén. Olga tiene todo el talento y todas las cualidades para poder acometer la complicada tarea de la exploración. Ya lo hace y esperemos que continúe por ese camino.

Belén Maya tenía muchas ganas de plantear trabajos de colaboración con otros artistas para poder investigar en la danza desde otras perspectivas. El tándem funciona. Cualquiera de los pasos a dos que protagonizan son una delicia, como lo son también algunos pasajes individuales llenos de plasticidad. Sin ir más lejos, el del final de la obra con una Belén Maya empapada tirando de la bata de cola.

No quisiera terminar esta crónica sin mencionar el  excelente trabajo escenográfico, de iluminación y de vestuario de estos “Bailes alegres para personas tristes”. Una obra que es una reflexión sorprendente y original sobre la dualidad humana y un vehículo excepcional para la exploración del lenguaje de la danza.

 


 

El Londro
Palacio Villavicencio. 1900h

Texto:Estela Zatania
Fotografías: Ana Palma

En el Palacio Villavicencio, Miguel Ángel Soto, “El Londro”, cantaor normalmente para baile, ofreció un variado recital acústico con Santiago Lara a la guitarra, y las palmas de Carlos Grilo y Luis Cantarote.

Empezando por caracoles, sopla un viento fresco atribuible más que nada al acompañamiento.  Desde donde estuve sentada me pareció que Lara tocaba en postura de La en segunda posición, pero no cabe duda que logró un aire original que pegó bien con la musicalidad de este palo polvoriento que hasta Chacón hubiera estado contento de ver renovado.

Lara siguió dibujando formas novedosas en la serrana que Londro cantó a continuación.  No está claro si el cantaor eligió la vertiginosa velocidad, o si el tocaor iba por libre, pero hasta la Periñaca, que solía marcar siguiriyas a paso ligero con el bastón, se hubiera sorprendido.  La cosa es que a palo seco, la velocidad no se siente igual – pon guitarra, y aunque el cante sigue su marcha solemne, el acompañamiento pierde peso y densidad.  No pretendo decir que está bien o mal, pero la voz quedó eclipsada por el agresivo toque “abuleriyado”.

“Vino amargo”, la canción popularizada por Rafael Farina, dio mayor oportunidad al Londro a explayarse, aunque el cante sigue sujeto a las órdenes de Lara que parece que estaría más a gusto tocando en solitario.  Londro dedica la soleá de su disco al maestro Paco Cepero que colaboró en la misma y se encuentra presente.  Es el segundo cantaor en pocos días que ha aprovechado el recital para promocionar su nuevo disco en esta serie de recitales acústicos.  Creo que me gustaba más cuando un recital de cante era algo más que publicidad.

Peteneras, y aquí los acordes extendidos de Lara alivian mucho la natural carga dramática de este cante.  Quizás lo más lamentable del uso de tanta armonía contemporánea, es que todos los cantes quedan nivelados a un mismo color.  Cante de levante terminando con marianas es otro “tema” del disco de Londro (las comillas van por el maestro Juan Maya “Marote” que siempre protestaba el uso de “tema” para “cante”).

Después de fandangos de Cepero y del Pichichi dedicados a Miguel Poveda que también está presente en el reducido salón, bulerías rematan este ambicioso recital donde el cante ha quedado supeditado a la guitarra.


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