Festival de Jerez. Antonio Canales & Mia Matsumara / Karen Lugo & Saray García / Mixto Lobo: Juan Diego, Jorge Gomez

Resumen: Festival de Jerez. Antonio Canales & Mia Matsumara / Karen Lugo & Saray García / Mixto Lobo: Juan Diego, Jorge Gomez

XIV Festival de Jerez 2010
Antonio Canales, Mie Matsumura “Serenata Andaluza”
Karen Lugo, Saray García
“Mixtolobo” Juan Diego, Jorge Gómez
Jueves, 4 de marzo, 2010. Jerez de la Frontera

 

 

KAREN LUGO.  Cante: Pedro Obregón, Gema Caballero. Guitarra: Amir Haddad, Claudio Villanueva. Percusión: Kike Terrón. Coreografía: Karen Lugo. Música: Amir Haddad, Claudio Villanueva.
SARAY GARCÍA.  Cante: Manuel Carpio “Juanillorro”, David Carpio, Tamara Tañé, Felipa del Moreno, Joaquín Marín, “El Kini”.. Guitarra: Pedro Pimentel, Pepe del Morao.

Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma

El séptimo día del Festival de Jerez había un programa variado que prometía ser interesante.  A las siete de la tarde en la Sala Compañía, dentro de la serie “Los Novísimos”, dos jóvenes bailaoras de planteamientos radicalmente diferentes compartieron recital.

En la primera parte, la mexicana Karen Lugo aportó un estilo de baile flamenco que casi llamaría “internacional”, que no depende de ningún bagaje cultural ni de afición al cante.  De hecho, es un estilo claramente inspirado en la danza contemporánea como se plasmó en el siglo pasado: la desconexión y movimiento independiente de la cabeza y extremidades que da un aire de breakdance.  Es un concepto que Karen domina extraordinariamente bien, aunque en los primeros bailes es más bien el concepto que le domina a ella.  Su fina figura embutida en un traje de pantalón ajustado, es un poema de rígidas posturas geométricas, admirable a su manera, aunque cueste resistir la comparación con una actuación de gimnasia rítmica.  Termina por solea, ahora con vestido, y aquí sí las considerables facultades de la joven están al servicio del arte, y el aroma a flamenco llena la sala.

La jerezana Saray García tuvo la segunda parte del recital para exponer su concepto clásico del baile.  Escasíma iluminación, que ya es la norma, y no la excepción; se ha cambiado el tópico de los lunares por el tópico de lo negro.  Con un atrás de siete jóvenes jerezanos, Saray interpretó alegrías absolutamente tradicionales.  Y tan tradicionales.  Una ronda de tonás da la entrada a siguiriyas, un baile académico, bien ejecutado y sin sorpresas.  Qué difícil encontrar un término medio entre la ciencia ficción y el estancamiento…

SERENATA ANDALUZA. Piano: Mie Matsumura. Baile: Antonio Canales, Leonor Leal. Cante: José Valencia. Guitarra: Eugenio Iglesias, Miguel Iglesias. Palmas: Bobote. Idea original y dirección: Javier Puga.

Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma

A las nueve de la noche, un recital de piano basado en composiciones de los maestros Manuel de Falla, Isaac Albéniz y Enrique Granados fue la oferta principal del día.  ¿Recital de piano en un festival de baile y danza?   Anoche en el Teatro Villamarta, esa pregunta colgaba en aire durante la hora y pico que duró la intervención de la pianista Mie Matsumura.  Al no tener criterio para valorar las interpretaciones de ningún pianista, me remito a su presencia en el festival como aval absoluto de su competencia y preparación.  Sólo puedo ofrecer algunas observaciones relacionadas con la parte flamenca que me toca.

Se supone que la inclusión de Antonio Canales, después de cinco años de ausencia del festival, obedece a la necesidad de justificar este tipo de programa en el Festival de Jerez.  A mi juicio, el veterano bailaor sigue siendo figura máxima del baile, uno de los grandes.  La genialidad de un artista, una vez demostrada, no puede serle arrebatada con la merma natural de las facultades, como tampoco denigramos a los grandes artistas fallecidos.  Pero ni el peso de la personalidad de Canales que bailó por soleá, ni el apoyo de la competente joven bailaora Leonor Leal, fueron capaces de aflamencar una velada pianística con poca energía flamenca, a pesar de los mejores esfuerzos de la protagonista.  El momento de mayor interés, ha sido las cantiñas a bocajarro del cantaor José Valencia, solo y de pie al borde del escenario. El público reaccionó correspondientemente, emocionándose con ese brillo y ese compás, como una carga eléctrica, un destello de flamencura tan llamativo como el telón de fondo de color rojo vivo que hacía juego con la camisa del cantaor.   

JUAN DIEGO Y JORGE GÓMEZ “MIXTOLOBO”
Sala Paúl

Guitarra flamenca: Juan Diego; Guitarra eléctrica y acústica: Jorge Gómez; Bajo eléctrico: Ignacio Cintado; Percusión: Juan Peña “El Chispa”.

Texto: Manuel Moraga
fotos: Ana Palma

Qué pena que el sonido no dejara disfrutar todo lo posible de esta propuesta… Aunque casi mejor, sería empezar esta crónica por lo importante: A veces tiene uno que resetear el cerebro para entrar lo más virgen posible a un espectáculo de encuentros musicales y evitar comparaciones o prejuicios, que tan negativos son las unas como los otros. Pues bien, anoche no hubiera hecho falta porque esta formación tiene muy claro el concepto de lo que llevan entre manos y, por tanto, imprimen su personalidad a la música que hacen. Juan Diego –lo hemos dicho en varias ocasiones- es un guitarrista excelente que sabe combinar la viril jerezanía con la creatividad y la más dulce sensibilidad, aunque en mi opinión, la electrificación del sonido de su guitarra le perjudica. Por su parte, Jorge Gómez es un curtido guitarrista que ha recorrido fundamentalmente caminos rockeros pero que conoce perfectamente el sentido musical y expresivo del flamenco. Esa sintonía entre uno y otro y esa claridad de ideas se transmite en el escenario. Sonidos guitarrísticos del mejor R&B de siempre se articulaban a ritmo de bulería, tangos o seguiriya. La soleá, por ejemplo –entre flamenca y bluesera- es una pieza memorable. Y si a eso le sumamos el magnífico trabajo de Ignacio Cintado y El Chispa, el resultado queda perfectamente redondeado. Destacar también el cante ¿de? Eso me gustaría saber a mí…Porque los dos chicos que acompañaban a las palmas hicieron unos muy buenos cantes por soleá y seguiriya… Me gustaría dar sus nombres, pero no los encuentro por ningún sitio.  

El aspecto negativo, como decía al principio, estuvo en el sonido. La sala en sí ya es difícil de sonorizar, y más si entran instrumentos como la batería o los eléctricos. La estructura y sonoridad propia de los espacios hacen a veces que sea casi imposible sacar un sonido digno. Los primeros temas fueron un sufrimiento constante, un amasijo de sonidos casi indiferenciados. Después, fue mejorando, no sé si porque el oído se acostumbró o porque los técnicos fueron afinando. Pero lo importante es lo que ocurre en el escenario y en ese sentido, la propuesta funciona y sería de justicia que recorriera más plazas.


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