Festival de Jerez. Adela Campallo & Rafael Campallo «Sangre»

Adela Campallo & Rafael Campallo - Sangre

Adela Campallo & Rafael Campallo - Sangre

Texto: Estela Zatania

Fotos: Ana Palma

Adela Campallo & Rafael Campallo «Sangre»
Teatro Villamarta. 2 marzo 2015. Festival de Jerez

Especial XIX Festival de Jerez – Toda la información

El lunes en el Festival de Jerez, a las siete de la tarde, dos voces femeninas muy jerezanas compartieron recital acústico en el Palacio Villavicencio.  Con un atrás también jerezano, la guitarra de Miguel Salado y las palmas de Manuel Salado y Carlos Grilo, Tamara Tañé desplegó su voz caramelizada con el aire de su generación que tanto debe a Remedios Amaya.  Eva Rubichi, con la guitarra de su marido Domingo Rubichi, aplicó su dulcemente rancio decir a los cantes de su barrio de San Miguel, con el don especial que tiene para convertir en flamenco el cuplé por bulerías: como dijo Eva en la rueda de prensa, «lo que he vivido en calles, peñas y fiestas de Jerez”.  El recital fue dedicado al joven guitarrista Barullito de la casa de los Moneo, desaparecido hace pocos días.  

Video Eva RubichiVideo Tamara Tañé

Galeria fotográfica Eva RubichiGalería fotográfica Tamara Tañé

 


Silencios que valen más que bulla

ADELA & RAFAEL CAMPALLO «SANGRE»
Teatro Villamarta, 2100h

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Baile: Rafael Campallo, Adela Campallo. Colaboración especial: Begoña Arce, Hugo Sánchez, Carmen Ledesma. Artista invitado: Raúl Gómez. Cante: Enrique Extremeño, Jesús Corbacho, Londro. Guitarra: David Vargas, Juan Campallo. Percusión: Raúl Botella, Javi Silva. Coreografía: Rafael Campallo, Adela Campallo. Dirección artística: Mercedes de Córdoba. Dirección musical: Juan Campallo.

En el Teatro Villamarta, tuvimos la oportunidad de ver una interesante colaboración de tres hermanos: el baile de Adela y Rafael Campallo, con la guitarra y dirección musical de Juan Campallo.  No sé si el título «Sangre» es un pequeño guiño hacia los gitanistas más radicales que sólo entienden el flamenco como cadenas de ADN, pero la cosa es que también los que no son de la etnia tienen vivencias propias, viven el flamenco como tradición familiar y se manifiestan a través de su arte compartido.  De hecho, hoy en día hay otras parejas de hermanos bailaores, más notablemente las de Israel y Pastora Galván o Juan y Pilar Ogalla, pero han colaborado relativamente poco en el escenario. 

Esta obra «Sangre» empieza con elementos del flamenco clásico, presentados con un aire abiertamente retro.  Será la continuada necesidad de la generación actual de distanciarse de todo lo que huela a claveles y lunares, a la vez que todo lo que hacen en nombre de la contemporaneidad se deriva de lo anterior, como una relación amor-odio.  En esta línea, Rafael recrea en un baile breve, el más puro sabor de los tangos de Triana, sin las exageraciones a las que recurren otros: sus paradas y elocuentes silencios valen más que la bulla de tantos otros que buscan el aplauso fácil. No se entiende que el bailaor dé tan poca importancia a lo que tan exquisitamente domina.  La parte técnica de las cosas, la adquiere casi cualquiera con las suficientes horas de estudio, pero la magia que Rafael Campallo construye, aparentemente sin esfuerzo a través de su exquisito buen gusto y la sabiduría adquirida de sus maestros, en particular el compacto e intenso Manolo Marín, sencillamente no tiene precio.  

Por su parte la bailaora Carmen Ledesma contribuye otra perspectiva de lo más auténtica con el valor añadido del cante del Extremeño y el baile de Adela por fiesta.  Hacen el teatro de «regañarle» al guitarrista por tocar demasiado de prisa, pues, lo que quieren es compás de romance, o bulerías al golpe como dicen en Lebrija, esa deliciosa alternativa al aire jerezano que tanto gusta tierra adentro.

Un mano a mano por fandangos de los dos cantaores, Londro y Jesús Corbacho, ofreció una alternativa a las típicas tonás.  Otro momento destacado es la farruca de Rafael con Raúl Gómez, que fascina por su disciplinada línea controlada recordando los mejores momentos de Mario Maya con el Güito.  Sobriedad, aplomo y minimalismo para plasmar conceptos expansivos.  El baile flamenco masculino más esencializado.

Admirable también la guitarra y música original de Juan, el tercer Campallo de la obra.  


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