Resumen: FESTIVAL DE FLAMENCO DE NIMES. Terremoto, Juan José Amador, Chiquetete
FESTIVAL DE FLAMENCO DE NIMES
Juan José Amador, Fernando Terremoto, Chiquetete Jueves, 22 de enero, 2009. 2000h. Teatro de Nimes (Francia) |
1ª parte. Juan José Amador, cante. Eugenio Iglesias, guitarra. Texto: Estela Zatania Venía anunciado en el programa hiperbólicamente como “Tres voces para la historia”. Más acertada y humildemente, se hubiera podido titular “Tres voces personalísimas”. Porque si algo tienen los protagonistas del recital compartido la noche del 22 de enero en el Teatro de Nimes, y si algo falta en el panorama actual del cante flamenco, es personalidad. Aquella calidad que permite que con el primer ‘ay’, ya sabemos sin lugar a equivocaciones, quién está cantando. Siempre ha habido ‘ismos’ en el cante. El mairenismo y caracolismo que tuvieron a Antonio Mairena y Manolo Caracol como objetos de culto, fueron desplazados por el camaronismo, aplastante movimiento que revolucionó, no sólo el cante, sino todo el concepto del género flamenco. Juan José Amador, Fernando Terremoto y Chiquetete, por la época en que se formaron, han sido tocados, cada uno a su manera, por el camaronismo, pero también el cante clásico de los antiguos maestros está en ellos. Juan José Amador, de la saga flamenca de los Amador, que incluye a innovadores como La Susi o Raimundo Amador, grabó a primeros de los años setenta, aprovechando, como otros jóvenes, el auge de la apertura provocada por Camarón. Fue un disco más experimental que tradicional, que pasó casi desapercibido para perderse en el mar de la música seudo flamenca de aquel entonces. Pero Juan José supo reinventarse. Gracias a sus conocimientos de cante, su dominio del compás y una hermosísima voz grave con denso velo flamenco, se convirtió en uno de los cantaores más solicitados por los bailaores, y algunas obras inolvidables…más notablemente “La mujer y el pelele” de Isabel Bayón o “Cuando uno quiere y el otro no” de de Marco Vargas y Chloé Brule…serían inconcebibles sin su participación polifacética como actor y guitarrista, además de cantaor. No es habitual verlo cantar “alante”, en solitario y sin baile, pero su actuación en Nimes fue decepcionante. Interpretó cante minero y abandolao, soleá, fandangos, cantiñas, bulerías y martinete con prisas, sin entrega y sin rematar los cantes adecuadamente. No es que cantar para baile estropea al cantaor como piensan algunos, sino que Juan José Amador no ha cultivado una carrera en solitario, y estaba poco preparado para asumir este reto. No obstante, recibió,.junto al interesante guitarrista Eugenio Iglesias que le acompañó, los aplausos agradecidos de público y compañeros de cuya admiración absoluta ha gozado durante tres décadas. Fernando Terremoto es el más joven del trío de cantaores, pero el más arraigado en el pasado, debido principalmente a la mega personalidad de su padre, Terremoto de Jerez, uno de los cantaores clásicos más venerados de todos los tiempos. Amparado por su extraordinaria voz, y sin apartarse de una rigurosa línea tradicional excepto por el empleo de la discreta percusión de José Carrasco, alcanzó algunos momentos brillantes a pesar de sus quejas constantes en cuanto al sonido. Sus malagueñas ahora gozan de la sutileza que antes se echaba en falta, por siguiriyas y bulería por soleá recuerda a su ilustre padre y a su ciudad, y para despedirse, bulerías con su “mare Manuela” y sabroso bailecito. Un desbarajuste en los tonos cuando Fernando canta delante y sin micrófono, es solventado rápidamente por el admirable acompañante Alfredo Lagos, dos grandes profesionales que nos dieron la mejor actuación de la noche. La historia laboral y artística de Chiquetete es poco convencional. Igual que Juan José Amador, pertenece a esa generación que pasó por la puerta abierta por Camarón, pero no se contentó con innovar dentro del cante, sino que fue prácticamente el primer cantaor de corte tradicional que saltó al “otro lado”, grabando con su voz aterciopelada un extenso repertorio de canciones pop aflamencadas, y convirtiéndose en figura internacional. Ahora, quizás por su edad, Chiquetete busca recuperar su puesto dentro del mundo de lo jondo. Con su estampa elegante y el pelo canoso impecablemente esculpido, su comienzo por tonás prometía; el poder comunicativo y la entrega estaban allí. Por soleá de Triana, una de sus grandes especialidades, con el sabor que sólo viene con los conocimientos, y la templanza de la madurez, todavía lograba convencer. Fue cuando entró en un repertorio más lite, tientos tangos, que no había energía, la voz le sonaba a poco y sólo pequeños destellos recordaban lo que había sido este hombre. Por fandangos que desembocan en Huelva luce algunos momentos buenos, y en alegrías de Cádiz y del Pinini también encontró cierto sabor. Pero en general, fue un ejercicio nostálgico, y un intento no logrado de volver al pasado. |