Texto: Silvia Cruz
Photos : Rafael Manjavacas
Cambio de escenario, cambio de aires
Festival Ciutat Flamenco |
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El Festival Ciutat Flamenco inunda el Mercat de les Flors de Barcelona de buenas y originales alianzas que demuestran que la capital catalana es un lugar perfecto para experimentar con el flamenco del futuro. Si hay un lugar en el que un artista puede experimentar a gusto ése es Barcelona. Y no porque aquí valga todo, que a veces eso parece, sino porque aquí la gente abre la mente y escucha al que viene de fuera. Es cierto que Barcelona tiene un público frío, de esos que de entrada hacen sudar al más ‘pintao’, pero también lo es que una vez constatan que el que les canta, les baila o les seduce va en serio, se entregan sin más contemplaciones y para siempre. Una buena muestra de lo dicho ha sido el Festival Ciutat Flamenco, antes Ciutat Vella, que en esta edición ha cambiado de nombre, de escenario y de aires. Se ha celebrado en el Mercat de les Flors, un espacio muy de la danza y el baile, un lugar estupendo en el que se ha podido ver un poco de todo y en gran medida, bastante bueno. Arcángel y La Tremendita, generosos Rosario La Tremendita se presentó con Mohammad Motamedi y demostró que no solo canta como le da la gana sino que además, es una artista generosa como hay pocas. Se desvivió por atender a su invitado, que por un momento nos hizo creer que estábamos en La Alhambra de hace ya unos cuanto siglos con esos gorgoritos que van de dentro hacia fuera, casi al revés de lo que hace Rosario, que parece recoger las penas, propias y ajenas, y llevarlas hacia esa garganta suya que suena a caverna. La Tremendita disfrutó como una loca e hizo disfrutar a los que fueron a verla. Arcángel hizo lo propio el sábado por la noche. Estuvo tan generoso que se quedó corto, tan pendiente del flautista búlgaro Theodosii Spassov, que le acompañó con un gusto exquisito incluso en los fandangos finales, que se olvidó un poquito de él, de su voz y de todo lo largo que puede llegar a ser.
Destellos de genio El experimento es propio de un festival que tiene una sección llamada ‘Tapeos’ en la que se ofrecen espectáculos de 10 o 15 minutos entre función y función, gratuitos y que han sacado a la palestra destellos de genio. Como el ‘Minotauro’ de José Galán que salió de negro, usando sus brazos como cuernos para convertirse en miura y nos dejó con ganas de ver más ese cuerpo prodigioso emulando el sacrificio de un toro con tanta hondura que daban ganas de llorar. En el baile hubo para todos los gustos, pero me van a permitir que me centre en la portentosa capacidad interpretativa de Pastora Galván, que bailó como una fiera recordando a Lola Flores cuando al final salió por alegrías, de lunares y con mantón, poniéndose en un más difícil todavía que solo las que se gastan piernas como las suyas pueden defender sin dudar un solo segundo. Pastora es atrevida, descarada, bruta. Solo Bobote, que le dio las palmas a la Tremendita y después a la bailaora, tiene la solera y el arrojo para ponerse a bailar con ella. Porque esa mujer baila y se desplanta como ya no se hace, como casi nadie sabe, como si fuera una imagen antigua que, de una forma paradójica, sabe a futuro.
Trabajo bien hecho Ciutat Flamenco cambió de escenario y de aires, es cierto. Ha vuelto con más fuerza y mejor gusto. La excepción ni siquiera es culpa de la organización y se encuentra en la sección de documentales: siguen resultando pobres, apagados, de una calidad muy por debajo del resto de manifestaciones artísticas que se dan en el flamenco. Los documentales siguen estando plagados de tópicos cuando deberían desmontarlos, tarea obligada de quienes se dedican al arte. Pero quedémonos con lo bueno: Ciutat Flamenco ha demostrado que Barcelona es lugar de experimentos, que no de engendros y que lo contemporáneo y lo vanguardista no pueden estar reñidos con el buen gusto, la raíz ni el trabajo bien hecho. Lo que demostraron gente como Arcángel o La Tremendita es que se puede hacer casi de todo en flamenco, como en cualquier arte, lo único que hace falta es tomárselo en serio, trabajar duro y ser siempre, siempre, honesto.
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Pastora Galván
Arcángel & Theodosii Spassov
La Tremendita y Mohammad Motamedi 'Qasida'