Texto: Josep Ache
Fotos: Ana Palma
Los duendes del flamenco en una jam session
Montse Cortés (cante),
Paco Heredia y Eduardo Cortés (guitarras), Jorge Pardo (flauta travesera
y saxos) Carles Benavent (bajo eléctrico) José de Módem (percusión).
Llevada al flamenco, una jam session tendría tanto de reunión de cabales
como de fin de fiesta, por tangos o por bulerías. Hacia aquí desembocó
la reunión en un mismo escenario, por primera vez en sus trayectorias,
de Jorge Pardo y Carles Benavent con la cantaora Montse Cortés, acompañada
por las guitarras de Eduardo Cortés y Paco Heredia.
Por flamenco, culminó en las bulerías finales. En ellas, el bajo de
Carles Benavent y los saxos de Jorge Pardo llevaron la voz cantante tanto
como Montse Cortés. Y por espontaneo y fraterno, más flamenco si cabe,
el cantaor sabadellense Blas Córdoba se sumó a la fiesta, invitado por
su «prima» Montse.
Se regaló de la excepcional compañía, con la que ha compartido momentos
no menos brillantes junto a Chano Domínguez o Vicente Amigo. A su vez
les regaló su cante, a ellos y al público, que para la ocasión llenó hasta
los topes el Pati del Museu d'Art. De tan a gusto, bailó incluso su pataíta
de remate junto a Montse. Y, como no podía ser menos, quienes seguían
sentados se levantaron ante tanto feeling, con una ovación cerrada.
Todo el planteamiento del recital tuvo, de hecho, un aire de jam-session,
en el que cada artista afirmó su personalidad antes de compartirla con
los compañeros. Montse Cortés abrió por lo clásico. En concreto, la taranta
y la cartagenera de Don Antonio Chacón, en la que Eduardo Cortés recordó
además los toques genuinos de Enrique Montoya. Siguió en la soleá por
bulería, tomando compás, para dejar el escenario a Jorge Pardo, pletórico
en el sentido del ritmo.
De bulerías a tangos, recreó tanto sus solos característicos, de temas
como Eterno o Mi sueño, como evocó con acentos milesianos al Debussy de
l'après-midi d'un faune. Carles Benavent, en su solo, la emprendió sin
más por blues. Y a duo, volvieron a aquellos tanguillos, San Juan, que
hace seis años tocaron ya en el mismo Museu d'Art. En los compases finales,
encontraron al Paco de Lucía de Ziryab.
Los tientos de Pastora Pavón, Niña de los Peines, en la voz de Montse
Cortés y con un oportuno homenaje a Valderrama, señalaron la reunión de
los seis músicos. Por tangos, acto seguido, apareció Camarón. Tu amor
para mí no es fantasía, precisamente. Por bulerías, y ya con Blas, otra
vez Camarón con las de aquel Viejo mundo de La leyenda del tiempo.
Y así, en la inspiración y la frescura del momento, se fundieron literalmente
todos los metales. De la voz dulce de Montse Cortés a la flauta y los
saxos del prodigioso Jorge Pardo, y de los fraseos cantaores de Carles
Benavent, con su bajo, a las variaciones flamencas de Paco Heredia y Eduardo
Cortés. Se diría. no sin motivo, que con estos artistas, tan a gusto de
encontrarse, se reunieron todos los duendes del flamenco. Memorable.
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