Texto y fotos: Estela Zatania
Viernes, 6 de diciembre, 2013. 2100h. Teatro Isabel la Católica, Granada
“IMPROVISAO”
GRANADA…MI CANTAR SE VUELVE GITANO
A lo largo de siete días, se ha celebrado el decimocuarto ciclo Encuentros Flamencos de Granada, coincidiendo como siempre con el puente de la Constitución. Los cuatro días primeros ofrecían un despliegue del baile flamenco clásico de la familia de los Farrucos, de los Maya Heredia Vargas de Granada y de la joven Karime Amaya, sobrina nieta de Carmen Amaya, siempre tan relacionada con Granada. Los últimos tres días parecían pegados con cola para conformar una programación más redonda que incluía el polifacético cantaor Miguel Poveda, la joven cantaora Argentina y un certamen de coros rocieros el domingo a mediodía, curioso popurrí que dejó al público y a los medios algo perplejos.
No obstante, había arte. Pude asistir a la función del viernes, la única programada dos días. Fue como en los viejos tiempos. Como en los mejores años de Camarón cuando la afición sentía tal admiración por aquel cantaor que su entrada al escenario provocaba gritos emocionados y lágrimas, y el aire se cargaba de electricidad. Fue así cuando de pronto, de la oscuridad, desde atrás del patio de butacas, iluminados mediante un dramático foco, al compás de un agresivo cajón, bajaron por el pasillo Juan Andrés Maya y Juan Manuel Fernández Montoya, “Farruquito”, medio corriendo como dos atletas triunfantes. Maya, ídolo de la afición granadina, y Farruquito, máxima figura del baile, los incondicionales de ambos doblemente emocionados.
Pocos bailaores fuera de la familia se han atrevido a compartir escenario con el galáctico Farruquito. Lo hizo en su día Pepe Torres, con su tranquila elegancia, sin ánimo de competir. En Granada, Juan Andrés ha defendido su propia perspectiva, racial a la vez que personal, guardando cierta distancia artística de Farruquito: excepto por la breve introducción, y un breve fin de fiesta, cada bailaor puso su producto en la mesa de forma independiente y con sendos cuadros de voces y guitarras. De hecho, quedó curioso al final de la primera mitad cuando Juan Andrés aceptó un ramo de flores antes de que Farruquito hubiera bailado.
A todos nos hubiera gustado ver más baile compartido de los dos, no en pareja sino relacionándose artísticamente, dialogando. A lo mejor el título “Improvisao” refleja la ausencia de estructura de la presentación que había que aceptar por lo que era: baile de primera categoría, realizado por dos artistas, cada uno buscándose por caminos independientes. El baile de presentación fue por siguiriyas, pero la forma es lo de menos porque todo es un pretexto para viajar por los compases del flamenco, buscando los recovecos donde habita la emoción y el tiempo parece detenerse para dejar paso al arte.
Jerónimo Maya a la guitarra, el que fuera niño prodigio, ahora tocando con toda la dignidad de la estirpe, y con los conocimientos adquiridos desde entonces…un inesperado placer encontrarlo aquí tocándole a Juan Andrés que bailó por taranto con un espléndido final por tangos, granadino que es. Le cantaba Manuel Tañé, un joven jerezano que no hace más que crecer artísticamente.
En la segunda parte, las voces de Pepe de Pura, Mari Vizárraga, Antonio Villar y Fabiola, las guitarras de Román Vicenti y Juan Requena y la percusión de Ané Carrasco pusieron la base para que Farruquito construyera su electrizante forma de interpretar el flamenco que siempre enloquece al público.
Un fin de fiesta de alto voltaje con todos los artistas de ambos cuadros te deja preguntándote por qué nos dejamos llevar tan a menudo por el flamenco pre-embalado, ultra-congelado o mediocre que pasa por evolucionado…