Farruquito, Diego Carrasco. en el VII Festival de Jerez 2003

 

Farruquito,

Diego Carrasco

10
de marzo. – Teatro Villamarta.

Especial VII Festival de Jerez 2003

Farruquito:
Cante: José Valencia, Antonio Villar, Jorge
«El Canastero»
Guitarra: Román Vicenti, Raúl 'El Perla'

Diego Carrasco:
Artista invitado: Curro Carrasco, Guitarra flamenca:
Diego de Morao, Guitarra eléctrica: Jorge Vidal,
Bajo: Ignacio Cintado, Batería: Nono,
Percusión: Luis Carrasco, Juan Grande, Coro-Palmas:
Joaquina Amaya, Carmen Amaya, Ana Mª González,
Lucía Montoya.

El último recital en el Museo
Taurino dentro del Festival de Jerez tuvo lugar ayer tarde
con la actuación del veterano cantaor Diego Clavel
acompañado por Antonio Carrión. Todo un lujo
de cante por derecho que dejó asombrado a aficionados
locales, muchos de los cuales no conocían al cantaor
de La Puebla de Cazalla. Caña, cantiñas, taranta,
tientos, granaína y siguiriya con el impresionante
remate de Manuel Molina que ha llegado a ser el sello de Clavel.
Excelente broche de oro para este ciclo de recitales de cante
acústico.

Más polémica fue la velada en el Teatro Villamarta
donde un curioso cartel combinado dejó perpleja a una
parte considerable del público. Foro completísimo
y cola de espera en la taquilla debido en parte a la actuación
de Farruquito que acaba de regresar de una gira de gran éxito
por los Estados Unidos, además de una actuación
sonadísima en el madrileño Teatro Albéniz.
Pero Diego Carrasco, el Willie Nelson del flamenco, también
tiene sus fans y en su Jerez natal es especialmente querido.
Entre uno y otro la élite del flamenco había
acudido – Juan Villar, Macanita, Luis el Zambo, Javier Barón,
Fernando de la Morena, Moraíto, Antonio el Pipa y muchos
más.

La
primera parte corría a cargo de Farruquito, el joven
genio del baile flamenco, abanderado del baile más
tradicional y de la dinastía del legendario Farruco
de quien es nieto. Es la tercera vez en dos meses que tengo
el gusto ver bailar al sevillano, y difícilmente se
nota cualquier repetición. En esta ocasión bailó
bastante menos que en las anteriores, dejando paso a su hermano
menor Farruco y otros miembros de la familia, pero no con
menos inspiración. Su mera presencia en la pista es
tan electrificante que arranca jaleos y aplausos con el más
mínimo movimiento. Su baile instintivo y poco estructurado
está lleno de sorpresas. Con qué arte se agacha
y se endereza de repente como caballo que relincha para despejarse
el pelo de la cara, orgullo de raza y de estirpe que se manifiesta
en cada instante. Un atrás excelente donde el joven
cantaor José Valencia de Lebrija una vez más
se hizo notar con su cante de calidad.

 

 

 

 

 

 

Después del descanso le tocó el turno al polifacético
e inclasificable Diego Carrasco. Doce personas en la pista
y la ubicua máquina de humo funcionando a todo gas
ya provocaba murmullos entre algunos flamenquitos no acostumbrados
a Carrasco, y en particular a los muchos extranjeros que esperaban
ver un tipo de flamenco más convencional. Había
canciones reconocibles de grabaciones anteriores – Rojo, blanco,
añil, Inquilino del mundo, Canción a la libertad
(como manifestación antiguerra) – todo en el clásico
estilo rock de arreglos maratonianos donde le tocaba el turno
a cada uno de los músicos para mostrar su habilidad,
y siempre Carrasco dirigiendo, puntualizando, bailando y manteniendo
la marcha con su personalidad y su magnetismo peculiar. Un
bailecito de Moraíto que se encontraba al lado observando
a su hijo Diego que acompañaba a Carrasco, despertó
momentáneamente los olés de cierto sector del
público, pero el teatro se iba vaciando con la implacable
marcha roquera.

Diego Carrasco parte de una base sólida, no cabe la
más mínima duda, pero de alguna manera el flamenco
se le hizo pequeño y ha sentido la necesidad de experimentar
y crear en esta línea que no acaba de gustar a todos,
en un viaje particular de difícil asimilación
para algunos aficionados. Es un magnífico músico,
compositor y productor, pero sus actuaciones en vivo son más
indicadas para los incondicionales.

Es posible que estos dos genios, Farruquito y Carrasco sean,
como escribió Juan José Téllez, «el
ying y yang de una misma moneda», pero el público
del Villamarta no acabó de comprenderlo.

La noche terminó volviendo al cauce en la Peña
Flamenca Tío José de Paula con la actuación
del grupo de mujeres de la peña.

Estela
Zatania

Reseña
Farruquito Fundación El Monte – Sevilla – Enero 2003

Reseña
Farruquito Festival Caja Madrid – Madrid – Febrero 2003

 



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