Texto: José Manuel Gómez «Gufi»
Fotos & video: Rafael Manjavacas
La Kaita, Alejandro Vega cante. Miguel Vargas, Juan Vargas, guitarras. «El Peregrino» baile.
EL APOCALIPSIS PUEDE ESPERAR
La Kaita tiene una leyenda de cantaora que aparece en las películas de Tony Gatlib y que es una de esas voces a las que Camarón iba a escuchar a Badajoz. Desde hace unos años aparece en “Extremadura pura” que ya ha visitado antes Madrid y que se presentó en el festival de Nimes.
La sala García Lorca del Casa Patas tiene un aire de capilla (una de las experiencias más exigentes a las que puede asistir un aficionado). No hay sonorización y no hay más de 90 espectadores. Enseguida compruebas cómo hay 80 personas que tienen más experiencias flamencas que tú y son especialmente audibles los familiares, amigos y paisanos de los artistas que forman “Extremadura Pura” ¿Condiciona eso para la crónica de lo ocurrido?. Ya lo creo, condiciona más que el sonido cuadrofónico o el estereo envolvente que utilizó Francis Ford Coppola en “Apocalipsis now” en el que un helicoptero recorría toda la sala de cine. El cronista estaba situado entre el hermano del guitarrista, el cantaor Juan Cantero y un percusionista que podía estar en el escenario porque su compás era equivalente al de las figuras. Y recordamos que NO HAY AMPLIFICACION de manera que el espectador tiene que ecualizar al respetable.
Y así comenzó el concierto “Extremadura pura” con la Kaita subiendo al escenario entonando el “dicen de mi” camaronero, arrancando ¡oles! de esos de apoyo, de los de la esperanza de que va a ser una noche inolvidable. Con tanto sabio y tanto ole se hizo el silencio. Y comenzamos a escuchar la guitarra de Miguel Vargas que es de otra era, de otra época y probablemente de otro planeta. Sin alardes y sin carreras siempre cantando una melodía acariciando al compás y al cantaor Alejandro Vega, una voz con “sonionegro”, tío de Remedios Amaya, impecable al cante:
“que son las 3 de la mañana
abre primita que soy el moreno
y dame por tu ventana
una copita de anis del bueno”
Se arrancó “El peregrino” a un baile suyo venerable que es descrito en el papel como “anarquicamente institivo y puro” y cuando todo apuntaba a la ceremonia, los artistas fueron generosos con la familia y cedieron el sitio a la rama madrileña de los descendientes de Porrina de Badajoz. Cantó Guadiana una pincelada y el protagonismo pasó a Juan Cantero que unos segundos contó una película neorrealista: “Primero me hice mi chabola y luego me compré un tocadiscos para aprender de los mejores porque vine de Extremadura sabiendo cantar por tangos na más” y así metidos en la fiesta se nos fue la oportunidad de escuchar más y mejor a la Kaita, fue por una buena causa, para descubrir los eslabones del arte de Badajoz con la figuras madrileñas como Ramón El Portugués gozando en el escenario con la garganta apagada.
Salimos con la sensación de haber asistido a la ceremonia de un doctorado en flamencologia. Y que tenemos que volver ahí para ecualizarnos las entendederas sobre todo para las generaciones que hemos crecido escuchando a través de micrófonos y amplificadores. ¡Ay! La de noches que nos hemos perdido por culpa del equipo de sonido.
La Kaíta, tangos extremeños
Alejandro Vega, jaleos
Juan Cantero