Josip Kesic, Ámsterdam 27 de enero,
Arcángel: cante. Theodosii Spassov: kaval (flauta pastoral). Dani de Morón: guitarra flamenca. Agustín Diassera: percusión – Artistas invitados: Vlatko Stefanovski, Miroslav Tadic (guitarra). IV Flamenco Biennial de los Países Bajos. Bimhuis, Ámsterdam (Holanda), 27 de enero, 2013. 20,30h
“Proporcionar una plataforma para aquellos artistas que buscan nuevas formas de expresión desde dentro y más allá del flamenco, aquellos que tienen inquietudes y desean traspasar las fronteras”. Desde el comienzo del Flamenco Bienniale de Holanda en el 2006, ese ha sido el enfoque. Lo que hace que este festival sea tan especial, no sólo es el hincapié que hace en las muchas formas y fusiones del flamenco actual, sino también su capacidad de crear y programar nuevos proyectos. Por ejemplo, en la tercera edición celebrada en 2011, la directora y fundadora del festival, Ernestina van de Noort produjo “Qasida”, un encuentro musical entre Rosario la Tremendita y Mohamed Motamedi del Irán. El tema de la cuarta edición, “Idas y Vueltas”, demuestra que el estado actual de las cosas guarda una relación absolutamente acorde con el concepto fundacional del evento.
Sin embargo, si la frase “ida y vuelta” suele comprenderse como el intercambio cultural entre España y sus antiguas colonias de las Américas, Ernestina van de Noort amplía el significado como se puede apreciar del título del espectáculo en cuestión: “Bratimene – Balkan Flamenco Tales”. En lugar de entablar un diálogo con la música de aquellas colonias, el flamenco viaja a los Balcanes y vice versa. El suroeste europeo se encuentra con el sureste del continente. Un empeño fascinante, el de facilitar un encuentro entre lugares que rara vez se comunican. A pesar de las diferencias entre ambas regiones, hay suficiente terreno común para esta comunicación: aunque el concepto de un crisol es fundamental en cualquier cultura, en el caso de la riqueza musical de Andalucía y los Balcanes es especialmente apto.
En la primera parte del recital, el público que llenaba el acogedor espacio del Bimhuis fue testigo de las impresionantes creaciones del dúo guitarrístico de Vlatko Stefanovski y Miroslav Tadic, de Macedonia y Serbia respectivamente. Tocaron piezas de su grabación “Treta Majka” (2004). Desde el primer instante, se presentía que el embeleso de los presentes iría en aumento a lo largo de la velada. Stefanovski y Tadic emplean canciones folklóricas como punto de partida, pero las enriquecan y adaptan a su propio estilo ecléctico e impresionantemente creativo. Por ejemplo, cuando Tadic emplea técnicas propias de la guitarra flamenca para interpretar unas canciones de Macedonia que por tradición se tocan con otros instrumentos, Stefanovski mezcla estas canciones tradicionales con estilos que claramente le han influenciado, como el rock, el jazz, el funk y el blues. Lo que ya de por sí poseía una riqueza natural, quedó enriquecido todavía más por Spassov, intérprete maestro del “kaval”, la flauta pastoral de Bulgaria, o la guitarra flamenca de Dani de Morón.
Después del descanso, el público holandés pudo disfrutar lo que se estrenó en Barcelona en el festival “Mercats de les flors” en mayo del 2012: la colaboración de Arcángel, Spassov, Diassera y de Morón en un espectáculo intercultural. Por ejemplo, Spassov no sólo volvió a demostrar su dominio técnico del instrumento, sino también su impresionante habilidad vocal. Arcángel y Spassov juntaron sus voces de manera eficaz y fascinante en muchos momentos, tantos ensayados como improvisados. La valentía y creatividad del grupo alcanzan también a los ritmos: los músicos flamencos tocaron y marcaron los complejos tiempos balcánicos, lo mismo que los de los Balcanes hicieron la inversa para bulerías y tangos. Este intercambio no sólo se plasmó entre lo flamenco y lo balcánico, sino también dentro de las canciones, y fue tan espectacular como sorprendentemente orgánico.
Los presentes en el Bimhuis de Ámsterdam quedaron conmovidos ante la riqueza composicional, atmosférico y multicultural. Hay que subrayar que esta extraordinaria riqueza nunca cae en el caos o el desequilibrio, ni en los momentos más intensos y arriesgados de la improvisación. Además, también se logró evitar algo que suele ser el defecto de muchos proyectos de fusión: la tendencia a forzar el diálogo intercultural, dejándolo rebuscado y poco natural. La multi-dimensionalidad de la música habla volúmenes de la creatividad, alcance y virtuosismo de los intérpretes. No obstante, si no hubiera un planteamiento musical, este proyecto no tendría éxito. Como dijo Dani de Morón tan acertadamente después de la magnífica actuación en el Bimhuis: “a diferencia de los que piensan muchos, los artistas flamencos tienen una actitud muy abierta, absorbiendo todo lo que escuchan, como esponjas”. Es precisamente este aperturismo que permitió a estos músicos emprender una aventura musical en la que buscaron aquel terreno común donde sendas tradiciones se cruzan, habilitando el nacimiento de algo nuevo.
En este sentido, al aprovechar su actitud abierta, los artistas que participaron en “Balkan Flamenco Tales” celebran el espíritu de este existoso festival de flamenco. Animando, produciendo y programando nuevas creaciones y encuentros, el Flamenco Biennale de los Países Bajos cumple dos propósitos aparentemente paradójicos: traspasa las fronteras del flamenco, lo cual a su vez es una afirmación y confirmación de la esencia del flamenco como encuentro intercultural. Afortunadamente, para aquellos que no pudieron presenciar esta explosión de riqueza musical y creatividad artística, Ernestina van de Noort y la formación Bratimene seguirán con este interesante proyecto.