Eva Yerbabuena, los oscuros cimientos del baile

Eva Yerbabuena - Festival de Jerez - foto: Ana Palma

Eva Yerbabuena - Festival de Jerez - foto: Ana Palma

Espectáculo: Al igual que tú. Idea original, coreografía y baile: Eva Yerbabuena. Dirección musical y guitarra: Paco Jarana. Guion y dramaturgia: Alfonso Zurro. Artista invitado: Fernando Suels Mendoza (bailarín y coreógrafo). Baile: Fernando Jiménez. Colaboración coreográfica en la Bulería por soleá: Mercedes de Córdoba (bailaora). Artista invitada: Maika Barroso (actriz). Cante: Miguel Ortega y Alfredo Tejada. Artistas invitados: Luis Moneo y Sandra Carrasco (cante). Colaboración especial: Ella Garry. Percusión: Antonio Coronel y Rafael Heredia. Lugar: Teatro Villamarta. XXV Festival de Jerez. Fecha: Jueves 6 de mayo. Aforo: El permitido.

Galería fotográfica Ana Palma

Respirar es bailar, escribía la escritora, poeta y activista estadounidense Marge Piercy en ese poema liberador en el que advierte que la más clara alegría es el cese de un gran sufrimiento… Cuando el cuerpo se desliza libre… se desenreda, se despliega… continúa. Justo lo que esperábamos de Al igual que tú, la obra con la que Eva Yerbabuena reaparecía en el escenario para inaugurar un efervescente Festival de Jerez, seguramente uno de los más esperados y celebrados de estos 25 años después del parón de la pandemia.

Aquí la bailaora prometía indagar en sus recuerdos para “remover los cimientos de mi propia existencia”. Para, como apunta en la sinopsis el dramaturgo, Alfonso Zurro, expresar y compartir el dolor, aliviarse de ese peso y bailar hasta que no queden más palabras, ni notas musicales, ni fuerzas, ni aliento.

Sin embargo, pese al profundo trabajo introspectivo que vimos en el baile de Yerbabuena (inmóvil, electrificante, reflexivo, preciso), el espectáculo resultó un abigarrado planteamiento de ideas en el que el batiburrillo de recursos escénicos y el continuo trajín de personajes nos alejaba de cualquiera que fuera la emoción primitiva que movía a la artista. Sobre todo, por la reiterada invitación al silencio y a lo inmóvil y por la falta de ritmo.

Es decir, la obra acumula oscuros elementos y enrevesadas simbologías que a Eva parecen servirle de asidero para su personal catarsis pero que la alejan del público y nos impide acompañarla en el tránsito vital que plantea. Como si hubiese construido un muro con los ladrillos del solar de la casa vacía que marca el decorado y la trama.

En este sentido, cuando más la disfrutamos es cuando se quedaba sola para bailarle al cante del excelente elenco que la acompañaba y a la estimulante composición musical de un aplaudido Paco Jarana. Así, arrancó los oles en una feroz soleá por bulerías donde, al compás de la voz recia de Luis Moneo, desplegó con maestría sus movimientos salvajes y robustos y demostró la fortaleza de sus pies. O en la contundente seguiriya en la que recordó la belleza de sus brazos sutiles y la curvatura de su espalda.

Asimismo, agradecimos también la voz siempre estimulante de Sandra Carrasco y el descubrimiento de Ella Garry, así como algunas interesantes piezas. Por eso, aunque esta vez no convenciera, brindamos para que el Festival continúe muchos años, los teatros sigan abiertos, Eva Yerbabuena pueda seguir creando en libertad y con valentía y nosotros podamos seguir viéndolo.

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