Texto: Sara Arguijo
Fotos: Teatro de la Maestranza
Teatro de la Maestranza de Sevilla – 30 de junio
ESTRELLA SUJETA A PARTITURA
El interés del espectáculo que cerraba la temporada del ciclo Grandes Intérpretes del Teatro Maestranza radicaba en la unión de dos reconocidos artistas de géneros distintos que prometían ofrecer una revisión distinta de lo que abarcaba el programa. De un lado Estrella Morente, cantaora flamenca con declarado gusto hacia lo clásico, y de otro Javier Perianes, uno de nuestros pianistas más valorados internacionalmente.
El problema es que ni los que fuimos atraídos por lo que podía aportar de hondura la granaína -los menos- ni los que acudieron deseosos de disfrutar de la sutileza del onubense -la mayoría- acabaron satisfechos con una propuesta que resultó absolutamente monótona, superflua y carente de emoción.
Estrella renunció durante todo el recital a sus habituales giros flamencos, que otras veces le hemos escuchado en estas mismas piezas, para mantenerse hierática en una interpretación sujeta a partitura en la que, además, evidenció sus limitaciones vocales para la lírica. Un exceso de sus graves y una falta de ritmo que quiso compensar con una sobrecarga dramática que esta noche, en la que se exigía que la luz, el color y el brillo los proyectara su voz, claramente sobrara. Como decíamos, un recital frío y monocorde en el que el público apenas se percataba de cuándo terminaba una canción y cuando empezaba otra. “¿Qué te está pareciendo?”, se preguntaba en el patio de butacas buscando un gesto que reforzara el criterio propio. “Me esperaba otra cosa”, se respondía.
Para disfrutar del virtuosismo de Perianes hubo que esperar al inicio de la segunda parte en la que interpretó cuatro piezas españolas de Falla que fue lo único de la noche que desató los bravos y las ovaciones.
Desde luego, es respetable que los artistas desarrollen nuevas inquietudes musicales, sobre todo si les permite acercarse a nuevos públicos. Pero la Morente atrapa cuando da rienda suelta a su salvajismo. Y es desde ahí, desde su voz rasgada y racial, desde donde embruja. “Lo que más me ha gustado esto último”, dijo alguien a la salida en alusión al polo, en el que dio el único quejío del concierto. De esta Estrella es de la que nos quedamos con ganas.