Esperanza Fernández «De lo jondo y verdadero» – Bienal de Flamenco

Esperanza Fernández

Esperanza Fernández

Texto: Estela Zatania

Fotos: Rafael Manjavacas
Videos: Bienal de Flamenco

Esperanza Fernández «De lo jondo y verdadero» / «El baile de la Frontera».
XVIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Sábado, 20 de septiembre, 2014

XVIII Especial Bienal de Flamenco de Sevilla – Toda la información

JONDO, VERDADERO Y FRONTERIZO

Aficionados, turistas, músicos, investigadores…. Cuando del flamenco se trata, todos buscan ansiosamente su concepto particular de la «pureza», aunque se ha abusado de esta palabra hasta hacerla perder todo significado. No obstante, hay un tipo de flamenco de una época determinada que todos relacionamos con la palabra «pureza»…»jondo y verdadero» como dice el título de la obra de Esperanza Fernández.  

La noche de viernes en el amplio patio del Hotel Triana, habíamos encontrado la «pureza» lebrijana con un grupo excepcional de dicha localidad, dirigido por la imparable Tere Peña, y el sábado le tocó el turno a Morón de la Frontera con su sonido inconfundible.  

Primero, a las nueve y media de la noche, en el histórico Patio de la Montería del Real Alcázar, la cantaora Esperanza Fernández presentó «De lo jondo y verdadero», definido como «estreno absoluto».  Con la espléndida guitarra de Miguel Ángel Cortés, la percusión y palmas de Jorge Pérez «El cubano», José Fernández (hermano de Esperanza) y Los Mellis, y las artistas invitadas, Rocío Márquez al cante, y Ana Morales al baile, Esperanza indagó en algunos cantes en desuso, y reivindicó el repertorio de grandes cantaores históricos.

Petenera, soleá de Triana y caña, cante minero, y la cantaora da las gracias a Dios por haber dispuesto una noche sin lluvia.  Alegrías clásicas con sabor antiguo, y final por bulerías de Cádiz.  Miguel Ángel Cortés interpretó un solo de guitarra, cosechando el aplauso más caluroso de la noche, y a continuación, Rocío Márquez y Esperanza, vestidas de negro y blanco respectivamente, sentadas frente a frente, cantan unas guajiras antiguas.  Esperanza ofrece su interpretación de marianas que terminan en tangos de Granada.  Da las gracias a su padre, Curro Fernández, «por haberme enseñado tanto», y sigue con la cabal de Silverio y las siguiriyas clásicas, «Reniego» y «Santiago y Santana».

Liviana y serrana a paso ligero ambientan el baile de Ana Morales vestida de pantalón, y con todavía más velocidad remata con el fandango de Frasquito Yerbabuena, y el espectáculo se completa por bulerías.

Poco después, en el patio del Hotel Triana, los artistas de Morón de la Frontera (con alguna ayudita de fuera) demostraron que se sigue viviendo el flamenco intensamente en aquella localidad.  Para muchos aficionados, las actuaciones ofrecidas en este escenario representan un agradable descanso de la tendencia al vanguardismo que domina en la programación de la Bienal.  Esta noche en particular, hemos tenido la oportunidad de disfrutar del baile clásico afarrucado de Pepe Torres y Jairo Barrull, el temperamento de Carmen Lozano, el cante de David «El Galli», Moi de Morón, Juan José Amador y Guillermo Manzano, las guitarras de Dani de Morón y los hermanos Eugenio y Paco Iglesias, y el delicioso cante de Antonio «El Carpintero» que evoca la persona artística de Joselero de Morón.  

Quizás el elemento que más revuelo levantó, fue la actuación del guitarrista solista Diego de Morón.  Más que nostalgia por el tío Diego, mucho más que un anacronismo, Diego sobrino despachó una dosis masiva del aire, compás y pulsación de su tierra, ligando notas y golpeando la tapa de su instrumento sin piedad para plasmar aquella sensación inconfundible del pueblo de la cal, de una época anterior cuando aún no circulaba Paco, y «fusión» era algo de los científicos.


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