Toda la información del Festival
de Jerez, reseñas
“Gestos de mujer”. Baile: Mercedes Ruiz,
Marcos Flores. Cante: Londro, Palomar. Guitarra: Santiago
Lara, Francisco Lara. Contrabajo: Juanmi Guzmán. Percusión:
Paquito González, Pedro Navarro. Palmas: Javi Navarro.
Coreografía: Mercedes Ruiz.
“Fuera de los límites”. Baile: Belén
Maya, Rafaela Carrasco. Composición musical: Jesús
Torres, Pablo Suárez, Craig Armstrong, Zakir Hussain,
Gerardo Núñez, Kapanski Ensemble, J.S. Bach,
De la Guarda, Luis Carmona. Coreografía: Belén
Maya, Juan Carlos Lérida, Rafaela Carrasco, Florencio
Campos. Dirección: Ramón Oller.
Texto: Estela Zatania
Este noveno día del Festival de Jerez 2005 empezó
en la Sala de la Compañía con “Fuera de
los límites”, un largo paso a dos de Belén
Maya y Rafaela Carrasco. Dos claveles blancos de papel, tamaño
industrial, tallos de metro cincuenta, diámetro de
un metro, que dominaban el escenario de principio a fin parecían
desafiar: “¿quieren tradición? ¡toma
tradición!” Esta interpretación quedó
reforzada cuando Rafaela Carrasco iba lanzando claveles dardos
hacia el suelo de modo que se quedaran clavados y de pie.
Por lo demás, un aire a ciencia ficción, música
a ratos futurista, a ratos milenaria, a ratos búlgara
o turca, velas por la pista detrás de los claveles,
una versión resumida y estilizada de la malagueña
de la Carrasco, un seudo striptease de Belén Maya que
empieza en bata de cola para acabar en paños menores
(más simbolismo del rechazo de lo tradicional), y demás
elementos incongruentes que hacen imposible ofrecer una crítica
justa por quedar tan fuera del ámbito del baile español
o flamenco, excepto por comentar que cierto porcentaje del
público discutía después si este tipo
de presentación tiene o no cabida en un festival de
estas características en una ciudad que se vende como
la capital del flamenco. Quizás los recitales deberían
de ir clasificados como las películas, según
su contenido flamenco, para evitar decepciones.
Un concepto de mujer dinámica
y segura de sí, hermosa e inteligente por partes iguales
En el Villamarta la jerezana Mercedes Ruiz alcanzó
lo que se podría considerar su mayor consagración
hasta la fecha. En este teatro, el Carnegie Hall de Jerez,
con un público extranjero, nacional y local, la reacción
fue nada menos que eufórica, y no era para menos. Da
gusto ver como esta joven artista logra mover el flamenco
hacia el futuro con inteligencia, estilo, dignidad, conocimientos,
respeto y un gusto exquisito.
Mercedes abrió directamente con un baile a ritmo abandolao
que hoy en día los bailaores están manejando
como una bulería reposada, compartido con el bailaor
Marco Flores, y el sonido contemporáneo a la vez que
flamenco de las guitarras de Santiago y Francisco Lara es
el acompañamiento perfecto. Un instrumental jazzístico,
y nuevamente aparece Mercedes, visión de elegancia
en su bata de cola blanca, accesorio que domina mejor que
ninguna otra de su generación, y con diferencia. Nos
baila por alegrías, posiblemente el mejor vehículo
para hacer gala de su personalidad artística. Mercedes
Ruiz es la esencia de la feminidad sin caer en cursilerías,
porque el suyo es un concepto de mujer dinámica y segura
de sí, hermosa e inteligente por partes iguales. Cada
pellizco acertado, y abundan, provoca los gritos emocionados
del público. Su cara picassiana nos regala sonrisas
sin complejos, el temperamento sale cuando es requerido, nunca
antes, y entonces la señora pasea triunfal por el escenario
cual torero en el ruedo. Cuando ocasionalmente incorpora movimientos
o posturas claramente contemporáneos, lo hace con un
gusto impecable y todo es un baile fluido sin sobresaltos
ni concesiones.
Da gusto ver como esta joven artista
logra mover el flamenco hacia el futuro con inteligencia,
estilo, dignidad, conocimientos, respeto y un gusto exquisito.
Taranto con tangos en la misma línea y sin bata de
cola da lugar al baile por martinete de Marco Flores. El bailaor
es competente sin alcanzar el nivel ni el carisma de Mercedes,
pero ya goza de la buena disposición de un público
enamorado de ésta. Un exceso de “pies”,
todos lo hacen y seguimos quejándonos, y llegamos al
final con una larga bulería romanceada que Mercedes
convierte en cosa importante.
En la bodega de Los Apóstoles el cantaor José
Domínguez “El Cabrero”, aquel del sombrero
y pañuelo permanentes, figura inconfundible, especialista
en fandangos y de paso en todos los demás palos del
flamenco si le apuras. Tiene incondicionales en los lugares
más diversos, entonces no es de extrañar que
aparezca también en Jerez con su guitarrista habitual,
Manuel de Palma. Sus versos son originales y a menudo contestatarios,
y su personalidad es única en el sentido más
literal de la palabra. En otras ocasiones lo hemos escuchado
desafinar bastante, pero en el recinto de la bodega su voz
valiente y campera acertó y nos ofreció un recital
digno antes de dirigirnos hacia la venerable peña Los
Cernícalos, la más antigua de Jerez, para disfrutar
del cuadro de Carmen Herrera.
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