Completo concierto del artista granadino el pasado miércoles
10 de noviembre para abrir el I Festival Flamenco de Torrelodones,
en el Teatro Bulevar.
Tras
la presentación previa de Salomé Pavón
(quien definió a Morente como el actual rey del cante)
y Juan Verdú, comenzó la actuación del
artista granaíno con bastante compás. Agrupados
en corro al fondo del escenario, Morente y sus acompañantes
utilizaron para empezar una ronda de bulerías, tras
las cuales se sentaron en sus lugares mientras los efectos
de iluminación convertían el fondo del escenario
en un mar que servía como perfecta ambientación
para las alegrías que vendrían a continuación,
en las que los coros y a su vez palmeros (Pepe Luis Carmona,
Antonio Carbonell y Ángel Gabarré) demostraron
estar “pasaos” de compás. Cualidad que
también demostró Morente seguidamente cantando
por soleá metiendo perfectamente el cante en una estructura
rítmica de duplicada velocidad, lo cual provocaba un
efecto ciertamente atractivo. Cálida ambientación
escénica para hacer una tanda de tientos solamente
con la guitarra de Manuel Parrilla, demostrando que la gaditana
ralentización de los tangos es uno de sus puntos fuertes.
Momento para viajar hacia la zona más oriental de Andalucía
con incursiones en la región murciana haciendo en los
minutos que vendrían a continuación cantes como
la cartagenera, fandangos, abandolamientos varios, malagueña,
taranto…
Luces amarillas para una canción por levante con algún
aire de zambra (los inventos de Morente) y algo de baile de
Popo (percusionista y bailaor) titulada como su último
trabajo discográfico, “El pequeño reloj”.
Aquí se desarrollan las palabras de León Felipe
(1884-1968) en el poema “La tangente”, con la
cuantificación temporal como medida del hombre… Y
compás de cuatro tiempos para hacer a continuación
unos tangos que servirían para cerrar en primera instancia
el espectáculo, cosa que no fue así puesto que
los aplausos del público sirvieron para el regreso
de los artistas al escenario. Bulerías basadas en “Canción
del bongó”, poema que en 1931 abrió la
obra “Sóngoro Cosongo” de Nicolás
Guillén, utilizando para su interpretación la
mezcla con tiempos veraniegos cantados en inglés (“Summertimes”).
Una vez más Enrique demostró que va por su propio
camino, haciendo un cante acertadamente personal. Público
en pie y último regreso para terminar tal y como habían
empezado, al fondo del escenario y a corro para hacer una
ronda de tonás (gran interpretación por Tomás
Pavón de Pepe Luis Carmona) en la que se cerraría
con el propio Morente imitando vocalmente una batería…
Parecía que acababa de empezar el espectáculo,
todo pasó psicológicamente rapidísimo
(prueba de que no se da lugar al aburrimiento), pero había
pasado bastante más de una hora desde el inicio de
la actuación cuando el público se disponía
a salir del patio de butacas. Una vez más, Morente
sublime.