IV FESTIVAL DE OTOÑO DE GRANADA
LOS FARAONES
Viernes, 5 de diciembre, 2003
Teatro Isabel la Católica, Granada,
Cante: Jaime Heredia «El Parrón», Antonio Campos, Juan Tirado, Victor Quero «El Charico», Antonio «El
Manzana»
Guitarra: Emilio Maya, Rafael Santiago «Habichuela»
Un concepto tan novedoso como antiguo. Cinco cantaores y dos tocaores deleitándose mutuamente recordando versos de cante, algunos
cantados a palo seco, otros en coro. Siete granadinos, profesionales sin ser figuras, porque con contadas excepciones, y por motivos
que ignoramos, esta tierra no es propensa de producir figuras del flamenco, haciendo lo que honrada e inteligentemente mejor hacen:
cantar y tocar flamenco.
El vello responde…el flamenco es más grande que cualquier figura.
En lugar del habitual círculo, están dispuestos en semicírculo abierto hacia las butacas del Teatro Isabel la Católica para implicarnos en su íntima reunión.
Se siente uno privilegiado, porque esto no sabe al típico recital, pero tampoco es un fin de fiesta con niños graciosos haciendo sus pinitos, ni es limitado al cante festero.
Un solo de guitarra, granaína, para abrir, la única concesión estructural, y aparecen los cinco cantaores para una ronda muy digna de tonás con dramático final de voces sobrepuestas. El vello responde…el flamenco es más grande que cualquier figura.
Jaime Heredia ‘El Parrón’
Se turnan por versos de levante y sobre la marcha se plasma un ritmo abandolao para apoyar unos hermosos cantes con sabor a tomillo y jara, cada uno su verso, destacándose por su belleza las jaberas de Jaime Heredia «El Parrón», padre de cantaora Marina Heredia.
Alegrías coreadas hace el marco perfecto para un surtido de cantiñas, romeras, mirabrá y alegrías de Córdoba, y empiezas a darte cuenta del ‘buen rollo’ entre estos hombres que a juzgar por las caras, se lo están pasando de lujo.
Un espectáculo fresco pero tradicional que no defraudará a ningún aficionado al cante Tientos tangos, y hay cierto recuerdo de las actuaciones de la familia Montoya con sus tangos y bulerías multipersonales de los años setenta.
Soleá a palo seco, y se intensifica la sensación de estar en una auténtica reunión de entendidos. Siguiriyas y cabales, todavía respetando el formato de turnos, sin parar el ritmo, con miradas de aprobación y el jaleo sincero de los componentes.
Emilio Maya
Fandangos naturales rematados por Huelva, y un original y hermoso coro final de las cinco voces. Antonio Campos habla brevemente de la importancia del apoyo de los granadinos, y el teatro medio vacío demuestra el motivo de su preocupación. Si la afición local no acude para ver a los suyos en una actuación de esta calidad, algo va mal.
Se termina por bulerías con fuerte sabor jerezano, cada cantaor exhibiendo su personalidad, destacándose todos por igual y obviando el recurso fácil de los bailecitos.
Chapó a los organizadores por haberse atrevido con este grupo que debutó hace poco en la Feria del Flamenco de Sevilla, y a los artistas por haber tenido el buen gusto de saber montar un espectáculo fresco pero tradicional que no defraudará a ningún aficionado al cante.
Antonio Campos
Texto : Estela Zatania