IV FESTIVAL DE OTOÑO DE GRANADA MANOLETE & 8 diciembre, 2003. |
Dos generaciones, dos estilos, dos portentos
Lleno, llenísimo, hasta la bandera como suele decirse, para
dos máximas figuras del baile flamenco masculino. Manuel
Santiago Maya ‘Manolete’, Granada, 1945 y Antonio Gómez
de los Reyes ‘Antonio Canales’, Sevilla, 1962. Dos generaciones,
dos estilos, dos portentos.
Granada
es cantera de bailaores, desde el genio de Mario Maya hasta la más
reciente ganadora del premio de baile de La Unión que también
partícipó en este festival hace unos días,
Fuensanta la Moneta. Manolete conserva y cultiva un estilo de baile
escueto y minimalista practicado también por Mario Maya y
el madrileño bailaor El Güito y que causó furor
en la época de los tablaos. Precisamente fue Antonio Canales
que empezó a dar otra nota, hará algo más de
una década, con unas formas y movimientos revolucionarios
que rapidamente dieron lugar a un nuevo ‘look’ en el
baile flamenco, tanto masculino como femenino. El minimalismo cedió
a unos movimientos casi histriónicos, brazos en cruz, hombros
encogidos, puñetazos karatescos, novedades excesivas para
algunos, geniales para otros, copiadas por todos los jóvenes
hoy en día.
Manolete
Juntos pero separados han bailado, Manolete con un formato tipo
ballet abriendo con una coreografía de siguiriyas del grupo,
seguido de su farruca en solitario. Su baile es caracterizado por
líneas elegantes que hacen que crezca su estatura reducida,
y una extrema economía de movimiento con un resultado bello
e intemporal.
Parece que Canales nos quiere decir
que el flamenco es para pasarlo bien, y a eso ha venido.
Una
larga ronda de cante por bulería da lugar a unos tangos en
grupo. Le toca el turno a Canales con este baile que suele hacer
que nace como siguiriyas, pero luego suena el cante de soleá
por bulería, soleá y posteriormente, bulerías.
Compenetración absoluta con su tocaor Daniel Méndez
y cantaor principal, Rafael de Utrera, pellizcos sorprendentes,
ese arrancar de la chaqueta en el momento preciso, esos hombros
encogidos, posturas de cine mudo, la sonrisa que parece auténtica
y que pocos bailaores se atreven a lucir…con todo eso y con sus
despampanantes botas rojas, parece que Canales nos quiere decir
que el flamenco es para pasarlo bien, y a eso ha venido.
Tonás con un discreto violín sorprende y agrada,
y vuelve Manolete para ofrecer alegrías. Entramos en el fin
de fiesta conjunta y nos damos cuenta de que Juan de Juan, bailaor
figura de Canales, no ha bailado sino que se ha limitado a hacer
compás para sus compañeros. La cuerda locura de Canales
templada por la seriedad de Manolete da lugar a un sabroso cóctel
flamenco que luego seguimos saboreando en el club Eshavira con la
actuación de Rafael de Utrera y Daniel Méndez y la
colaboración del tocaor granadino Emilio Maya.
Y así se da por finalizado el Festival de Otoño de
Granada de 2003.
Texto y Fotografías: Estela
Zatania