Texto & fotos: Antonio Conde
Teatro Isabel La Católica 1 al 9 diciembre 2012
Artistas: Jose Merce, Macanita, India Martínez, Juan Andrés Maya, Alba Heredia, Diego Llori, Curro AlbaicínDurante los últimos años hemos criticado que el flamenco ha estado demasiado subvencionado por las instituciones públicas, ayuntamientos etc. que pagaban cachés disparatados a algunos artistas. La crisis económica ha supuesto un recorte abismal al mundo flamenco pero hay algo peor que este tipo de crisis. Durante no pocos años se llevan celebrando en Granada ‘Los Encuentros Flamencos’ dirigidos por Juan Andrés Maya. A pesar de las dificultades cada año el cartel se supera en calidad. En este sentido no se nota la crisis. Pero la crisis de la que adolece la ciudad de Granada es bien distinta. Es una crisis de afición. Ni haciendo coincidir el festival con el puente hemos visto lleno el teatro Isabel la Católica. Claro está que el aficionado no puede ir a todo, pero es que no hemos visto apenas caras conocidas del flamenco salvo algún caso puntual. Y esto es de analizar. Cualquier otra ciudad flamenca se rinde ante el flamenco, ya sea por los extranjeros o por los aficionados. Pero en Granada eso no pasa.
Con grandes expectativas y muy buenas intenciones, la programación del festival se inició en el auditorio Manuel de Falla para acoger de nuevo la voz de Jose Mercé. Es un clásico en este recinto, pues todavía recordamos cuando en el mismo escenario presentó su disco ‘Del amanecer’ hace ya unos años. Su público cada vez más se aleja del aficionado al cante para recoger a un sector diferente que aunque no se distingue por ser cabal si por seguir a artistas de la talla de Jose. El jerezano vino a presentar su último disco ‘Mi única llave’. Este trabajo presume de grandes arreglos musicales en cada uno de sus ‘tracks’. Estampa que cambia notablemente si hablamos del directo. Un piano como falda musical y los ecos caracoleros en la voz de Merce recordando a ‘La Salvaora’ abrieron boca como primera parte de su repertorio. Una parte ciertamente flamenca, alejada de instrumentaciones y de fusiones. De la soleá acompañada insuperablemente por Diego del Morao a la malagueña del Mellizo. Hasta aquí la escueta esencia estrictamente jonda, pues a partir de aquí Jose dio lo que el público quería. Esto es, tangos y bulerías con ritmos pegadizos. Los de su disco. Se sumó Pepe del Morao y el resto de acompañantes musicales al escenario para entonar los coros de sus tangos ‘De ida y vuelta’ alentando al público a dar palmas a compás. De aqui a las bulerías bajo el cuño de Alejandro Sanz en homenaje a Moraito y más tangos (Eso es mentira). En solitario las manos prodigiosas de Diego regalaron falsetas de ‘Orate’ y ‘El regalo’ por bulerías. Pocas sorpresas nos depararía el resto de la noche; ‘Al alba’ no falta en su repertorio, salvo que acuda a un festival veraniego donde aquí no cabe el ‘todo vale’ y si expresarse por derecho. Para terminar de nuevo tangos (Llave del amor), más bulerías, esta vez con el sello rítmico inconfundible de Jerez y ‘Aire’. En resumen un recital descafeinado apto para todos los públicos.
Tras una noche de descanso la jerezana Tomasa Guerrero ‘La Macanita’ volvía al ‘Isabel’. Pocos aficionados acudieron a un recital de ‘cante por cante’, que diría Gamboa. En noches como esta es donde el termómetro de la afición da la temperatura. Y el resultado es que pasamos mucho frío. Apenas algunos miembros de la Peña La Platería, algún guitarrista y algún cantaor vimos entre los aficionados. Qué lástima pederse a una cantaora tan grande. Con la guitarra de Manuel valencia desgranó tientos-tangos, soleá bulerías y seguiriyas. Flamenca hasta el tuétano. Con un eco inconfundible. Sabor Jerez 100%. Repaso a la malagueña de Manuel Torre y recuerdo a Fernando Terremoto por bulerías en forma de cuplé para volver a rematar por bulerías de su tierra. Será que todavía hay aficionados que no se han dado cuenta del eco que tiene esta cantaora, de cómo ha bebido el cante desde chica, de cómo se acuerda de La Paquera o de cómo transmite en la soléa, su cante fuerte. No se.
Más de una sorpresa non grata se llevaría un sector del público cuando las primeras palabras de India Martínez al pisar el escenario la noche del martes fueron que esa noche tocaba cante e iba a dejar de lado su parte más ‘pop’ y las versiones de su último disco. Con tres cuartos de entrada, quizás la mejor noche de taquilla de todo el festival, se decantó por volver a sus orígenes, a sus inicios como cantaora, a recodar a los maestros del cante. Su voz es profundamente límpia, laina, brillante cuando llega a los tonos álgidos. Es posible que en la etapa de la ópera flamenca su nombre artístico fuera el de ‘La Niña Martínez’, pero alejados de aquella etapa tan criticada India Martínez se superó a si misma. Ya en la toná y debla apreciamos el potencial que tiene, su forma de atacar el cante tirando de melismas, de musicalizarlo y de abarcar la totalidad tonal que su garganta le permite. Tientos- tangos, taranto y fandango de Almería con letras y matices hindúes principiaron la velada. A destacar que fue la única de todos los artistas que pasaron este año por el teatro que ha homenajeado a su manera al maestro Enrique Morente; y lo hizo con alegrías de corte moderno y estribillos pegadizos.
Se ausentó del escenario para dejar que sus coristas cantaran por bulerías y recoger de nuevo el testigo por granaina y media y fandangos de Huelva.
Un parón jondo se atrevió a hacer cuando dedicó una canción a todas las mujeres maltratadas con letra de Jesús Bienvenido. A estas alturas el público ya demandaba sus versiones ‘poperas’ y sus últimos éxitos. Algo que hizo con ‘Vencer al amor’ y ‘Hoy’. Cerró a mi entender erróneamente con la Nana del Caballo Grande, grabada en su últimos disco de versiones, pero que, a pesar de poseer facultades no acertó en el momento de interpretarla.
Como cada año, Juan Andrés Maya se reserva el derecho a llevar dos noches seguidas el mismo espectáculo. Acertado o no, lo que preparó fue a todas luces un éxito. Concibió un guión diferenciado: una primera parte sin un argumento específico. Tan solo el derecho a disfrutar de buen baile en tres escenas. En primer lugar Alba Heredia, por tangos; evoluciona a pasos agigantados. Su forma de entender el flamenco se basa en el entorno dancístico primitivo de las cuevas, la herencia de una estirpe en la juventud de una niña y la visión de un largo camino hecho baile. Segunda escena en la silueta de Diego Llori, con farruca y un esplendor en las formas de trabajar su corporalidad que enseguida derivaron en bulerías. La invitada estrella de la noche fue Joana Jiménez. Conocida por su paso en el archiconocido programa de Coplas su voz suena más flamenca que la de algunas cantaoras, aunque su fuerte es la copla, como demostró.
La segunda parte del espectáculo fue una reposición del ‘Diálogo del Amargo’ de Mario Maya. Un homenaje de su sobrino cuidado hasta el extremo. Desde el elenco acompañante donde brilló con luz propia el cante del Galli y la guitarra de Miguel Ochando hasta la interpretación del cuadro de baile. Juan Andrés se mima a si mismo en el escenario, se crece conforme pasan los minutos y se disfruta a si mismo. Le gusta, en ocasiones teatralizar su baile, a veces en demasía. Pero su perspectiva de entender esta obra y de rescatarla fue sublime. Tiró de recursos teatrales cuando hizo falta, se abandonó al baile cuando la ocasión lo mereció. En los continuos ‘pasos a dos’ con Diego Llori se iluminaron el uno al otro en cada gesto, en cada movimiento, apoyados por la figura de Alba Heredia que igualmente bordó su papel. Por otro lado Curro Albaicín desglosó la poética de Carlos Cano en un impas de la obra.
Sin duda, es esta una de las mejores puestas en escena de Juan Andrés. Un rescate nostálgico de una de las grandes obras del flamenco, recogidas del poeta de FuenteVaqueros y adaptadas a lo jondo.