El lugar donde menos se puede mentir es un escenario. Hay excepciones, claro. ¿Se acuerdan de Milli & Vanilli? Dos chicos guapos que no cantaban. Ahora hay muchos trucos y más tecnología para arreglar eso. Por eso este Miradas Flamenkas es tan importante, porque te pone delante cosas justas y necesarias.
Cruzas Madrid destino Vallecas Villa con poca información. Unos cuantos videos en Youtube, el título del espectáculo llamado “Rimas” y un nombre en la lista de invitados: Lin Cortés. El cercanías se queda parado más de la cuenta en un par de estaciones y llego acelerado y diez minutos tarde al concierto, ahí me encuentro con una base de hip hop peculiar que realiza un trío de músicos. Elena está subida a unos tacones de vértigo y entona frases concluyentes: “soy rumbera y callejera”.
Comienza a presentar a su amiga Alba Moreno que cuenta desde bastidores que tiene un problema y ahí aparece Lin Cortés con su guitarra, ecualizando excusas: “No he llegado a la prueba de sonido. Elena es un pedazo de artista -y añade para enfatizarlo y justificar su presencia- yo ya no tengo tiempo para mentir”. Y esa es la clave para que Lin, uno de los grandes talentos de la música española, agarre la guitarra se suba al AVE para estar con su amiga a cantar una canción. ¿Puedo cantar otra? Elena asiente y se queda haciendo los coros con Aury Salazar de “la Duda”, una balada flamenca que Lin Cortés lleva cantando desde los tiempos en que sacó su memorable primer disco: “Gipsy Evolution”.
Elena presenta a sus dos amigas: Aury Salazar una cantante que se rompe divinamente por el lado flamenco y por el del soul y Alba Moreno, mismamente, que descubre que su problema era que le faltaba ropa para salir a escena. En ambos casos su presencia delata la existencia de esas cantantes que antes de saltar al frente del escenario han sido las chicas del coro para las estrellas de turno.
El último invitado en subir fue Antonio Montoya (de Montoya & Carmona) que interpretó la composición “Problema” de los Ketama. Ahí Elena Salguero se liberó de la agenda de invitados para sacar exclusivamente su voz propia. Su razón de ser y de rimar. Mostró su querencia por las Grecas con un “Nadie te quiere ya” que habían improvisado por la tarde con el guitarrista eléctrico Juanma Montoya, otro talento a seguir puesto que su universo sónico del instrumento nos habla de la gitanería por el reverso de Jimi Hendrix, es decir que ha encontrado su voz fuera de los cauces del rock y del jazz. La misma sensación que tuvo Jorge Pardo hace una década cuando empezó a colaborar con Lin Cortés y su banda.
Te quedas con la sensación global, el retrato de Elena Salguero gracias a sus amigos; una proclamación de que aquí lo que importa es el talento y reconocerlo en los demás es el principio por el que serás valorado. Amigos aparte, su banda, el trío de músicos, funciona mejor que un dj excepcional, estupendos Juan Arace en los teclados y Javi Moreno en la batería.
EL MERCADO Y EL MERCADILLO
Uno se pregunta ¿por qué no he conocido antes a Elena? Y uno encuentra docenas de respuestas. 1) El tiempo perdido durante la pandemia del Covid 2) La desaparición de la información musical en la prensa convencional 3) la desaparición de la prensa convencional 4) La desaparición de Radio 3 en las principales propuestas de la música española que no tienen que ver con el rollo indie 5) El RACISMO de todos los medios de comunicación hacia cualquier cosa con conexiones en la gitanidad 6) El desprecio de los flamencos hacia las formas mestizas de nuestra música popular. 7) Mi propia incapacidad, etc.
Esa misma noche del sábado el café Berlín suspendía el concierto programado en su festival “Flamenco de club” que debían protagonizar los rumberos Yumitus y Kiki Maya. Maestros de la tercera generación de rumberos ya que Yumitus es sobrino de Peret que creció como músico junto a Gato Pérez. Ahora es uno de los salseros más interesantes del mundo mundial. Kiki Maya lleva cuatro décadas sobre los escenarios, hijo de Chango otro de los grandes rumberos que abandonó su carrera musical para ejercerla en El Culto. En todo caso figuras legendarias de la música gitana que hoy son ignoradas por todos. Payos y gitanos. Si abandonamos a nuestros mejores artistas a las leyes del mercado, no deberíamos quejarnos por tener cultura de “mercadillo”. Como dice Lin Cortés a todo el que quiera escuchar: “Ahora que el flamenco está de moda, ya no es gitano”. Y eso ocurre 50 años después de la edición del “Gipsy rock” de las Grecas. ¡Ojú!
Fotografías & vídeo: @Manjavacas.flamenco
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