Texto: Estela Zatania
Fotos: Jean Louis Duzert
FESTIVAL DE FLAMENCO DE NIMES
Luis Moneo & Antonio Reyes
Miércoles, 17 de enero, 2018. 20h. Teatro Bernadette Lafont, Nimes (Francia)
1ª Parte- Cante: Luis Moneo Lara. Guitarra: Juan Manuel Moneo Carrasco. Palmas: Manuel Moneo Carrasco.
2ª Parte- Cante: Antonio Reyes Montoya. Guitarra: Diego Amaya González. Palmas: Antonio José Sánchez Núñez
Normalmente (pero no necesariamente), cuando contemplamos los polos opuestos del cante flamenco, es cosa de razas o etnias. Pero también podemos hablar, sin duda, de diferentes conceptos y formas de entregar el cante.
En este sentido, la organización del Festival de Nimes nos dispuso un bufé jondo de dos platos, ambos sabrosísimos. Un recital compartido de Luis Moneo y Antonio Reyes, el yin y el yang, opuestos pero comunicados, gracias al lenguaje compartido del flamenco. Una hora de cante cada uno, con un breve descanso. El clásico escenario pelado: 4 sillas para cantaor, guitarrista y palmeros, dos micrófonos y una iluminación discreta.
Luis Moneo, acompañado a la guitarra por su hijo, Juan Manuel Moneo, cantaor clásico y natural, cuya voz está brillantemente contagiada de los mejores metales del barrio de San Miguel, una plazuela de la mente donde algunos cantan como si no hubiera existido Camarón, y la obra de Mairena es objeto de culto. Todavía escuece la herida de la reciente desaparición del Manuel Moneo, defensor a ultranza de Antonio en una ciudad más bien caracolera.
Luis, el mayor de los dos cantaores, guitarrista hasta hace pocos años cuando su instintiva aptitud para el cante le condujera de forma natural al oficio que hoy en día ejerce con tanto éxito. Comenzó, como es propio de la Plazuela, por martinete y debla, e inmediatamente quieres darle las gracias por esa sinceridad y calidez que empapa cada sonido que sale de su garganta, mente y corazón, especialmente éste. Es cuando recuerdas lo mucho que se habla de la familia, el entorno; cada uno de nosotros lleva dentro la música de nuestra infancia y juventud, no se olvida nunca. Algunos hemos escuchado la cancioncita de “Vamos a la cama, hay que descansar…”, y otros, martinetes, siguiriyas, soleá y otro cantes nobles.
Dedica alegrías y cantiñas al director artístico del Festival, Patrick Bellito, en este, su último año en el puesto (momento oportuno para declarar públicamente la admiración que también siente por este hombre la que escribe), y canta estas formas gaditanas de manera muy jerezana, sin frivolidad. Malagueñas, y recuerdo lo que siempre se dice, que Luis Moneo lleva en su garganta los sonidos de sus hermanos, Manuel y el Torta, y el de Mairena. El compás es una segunda piel, y remata la soleá con la de Carapiera, como ofrecimiento de tesoro de familia.
Por siguiriyas, sigue la misma pauta de ausencia absoluta de teatro e histrionismo, y acaba saliendo triunfal por la Breña. La guitarra, sin armonía contemporánea, es la ideal para el caso, como lo es el ineludible final por bulería de Jerez.
Igual que Jerez, Chiclana, también “de la Frontera”, pertenece a provincia de Cádiz, pero el mar aporta luz y aire a la gravedad específica de Jerez. Antonio Reyes, de Chiclana, de la generación que sigue a la de Luis, se revuelca en esa luminosidad. Convenientemente salpicado de aires camaroneros, su cante es dulzura, delicadeza y sutileza. Ya no hay fatiguitas dicen, será eso. O el péndulo de la opinión pública que suele tener la última palabra.
Ha sido la primera actuación de Antonio Reyes en este Festival, y la reacción del público ha sido muy positiva. Empezó con canción caracolera, seguida de cantiñas variadas, tientos tangos con detalles retro y por soleá con una sensibilidad que no le falla en ningún momento. Siguiriyas aterciopeladas y sin urgencia, y bulerías igualmente sutiles para terminar.
Diego Amaya a la guitarra puso el punto perfecto con su toque que es más silencio que sonido, y recibió una calurosa ovación al final.