Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
XXI FESTIVAL DE JEREZ
Eduardo Guerrero «Guerrero»
Viernes, 10 de marzo, 2017. 2100h. Teatro Villamarta, Jerez de la Frontera
Especial XXI Festival de Jerez – Toda la información
Baile: Eduardo Guerrero. Guitarra: Javier Ibáñez, Juan J. Alba. Artistas invitadas (cante): Anabel Rivera, Sandra Zarzana, Samara Montañez. Idea original y coreografía: Eduardo Guerrero.
El penúltimo día del Festival de Jerez, el bailaor/bailarín gaditano, Eduardo Guerrero, hizo suyo el Teatro Villamarta. Hay sensación de triunfo. A sus 34 años, y con un largo currículo – ha participado en las compañías de Eva Yerbabuena o Rocío Molina, entre otras, y posee importantes premios en baile y coreografía – llegó al venerable espacio que tanto representa a Jerez, dejando al público enloquecido.
Su trabajo “Guerrero”, pertenece a la línea de las obras negras de baile…vestuario negro, telón de fondo negro, escasa iluminación…y los primeros diez o quince minutos de movimientos lentos en la casi oscuridad se podrían suprimir sin perjudicar la marcha del espectáculo. Un complicado libreto relaciona las “guerras” con el apellido del bailaor. Prefiero limitarme a decir que este Guerrero es un magnífico bailaor, con sorprendente dominio técnico, un cuerpo hecho para bailar, con largos brazos y piernas que emplea de forma francamente original, fuerza física y por encima de todo, personalidad propia. Un estilo geométrico y angular, Eduardo Guerrero es el cubismo de Picasso en movimiento.
Está en evolución el papel de los cantaores en el flamenco. Se involucran más directamente en la obra, y cada vez hay más cantaoras para baile; hace menos de cincuenta años era una especialidad reservada para los varones. En este caso, tres mujeres, Anabel Rivera, Sandra Zarzana y Samara Montañez, han cantado individualmente o juntas, a veces armonizadas, un equipo unido, y un trabajo que requiere planificación y ensayo. Saetas, malagueñas, fandangos naturales, nanas…a Guerrero le gusta la libertad de la ausencia de compás. Pero también, abandolao estilizado, soleá por bulerías, siguiriyas, serrana, cantiñas… A todo esto, el bailaor no abandona el escenario en ningún momento, vaya derroche de energía.
Hay momentos que rozan un exceso de ansias de venderse que restan seriedad, pero gustan al respetable una barbaridad. Destacable, Anabel Rivera que de pronto localiza su id en Soleá de mis pesares, aportando un momento excelente dentro de una obra excelente, y hay un delicioso final, bienvenido después de tanta oscuridad, en el que las mujeres cantan rancheras por fiesta al baile de Eduardo.
Galería fotográfica – Eduardo Guerrero por Ana Palma
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