Espectáculo: Atrevida. Baile: Gema Moneo. Cante: Antonio ‘El Pulga’ y Miguel Lavi’. Colaboración especial: María Lizárraga. Guitarra: Paco Iglesias y Jesús Agarrado. Palmas: Manuel Cantarote y Diego Montoya. Percusión: Carlos Merino. Piano: Melchor Borja. Lugar: Teatro Villamarta. Festival de Jerez. Fecha: Sábado 25 de febrero de 2023.
Especial Festival de Jerez – Galería fotográfica
El arrojo, la valentía y el riesgo son cualidades necesarias para el desarrollo artístico pero no virtudes que garanticen por sí mismas resultados fructíferos. Para canalizar esa necesidad de reafirmarse, sin caer en la osadía, se requiere antes de una profunda reflexión que obliga a cuestionarse, a ponerse a prueba y a estar dispuesta a reconocer tus limitaciones y vulnerabilidades. Incluso a veces a replantearse qué es aquello que te empuja y por qué.
En este sentido, Gema Moneo llegaba este sábado al Villamarta a darlo todo (también cantando), impulsada por una rabia perceptible con la que parecía querer reivindicarse como bailaora. Un así soy yo y este es el flamenco que me mueve. Lo que ocurre es que para defender cualquier discurso uno tiene primero que ganarse la credibilidad y después resultar convincente.
Es decir, la jerezana, lejos de construir un relato propio y elaborado, que efectivamente diera forma a todo ese talento y poderío que tan bien defiende, acudió a los territorios comunes vendiendo al final una autenticidad impostada. Sobre todo porque para la emoción tenemos antes que transitar un camino …
Por contra, en ‘Atrevida’ Moneo optó por la descarga, huyendo de la pausa y del reposo. Así, con exceso de decibelios y revoluciones y sin espacio para los matices ni los silencios, apenas pudimos disfrutar del recital, ciertamente desarbolado, y escénicamente poco trabajado. Lo atrevido aquí, aunque nos duela, es desperdiciar la oportunidad y el talento en pro de la defensa de un argumento vacío.
Por supuesto que Gema Moneo es una bailaora poderosa, con una flamencura que se echa de menos en los escenarios, y una seguridad en los pies envidiable, como demostró por martinetes, sin duda de lo mejor de la noche. Pero sentimos que por alguna razón huye de sí misma, centrándose únicamente en aquello que controla.
De hecho, casi no vimos diferencias entre un palo y otro en su baile porque le faltaron recursos y lenguaje coreográfico. En este sentido, nos hubiera encantado verla expandirse, utilizar la cabeza, los hombros, la cadera y mover esos brazos y esas manos que reclamaba la pieza con que rindió homenaje a Lola Flores y su ‘Temperamento’. Sin embargo, Gema Moneo insistió una y otra vez en el remate, como si sólo ahí tuviera sitio la pureza.
Debe estar conectado para enviar un comentario.