Fotos: Rafael Manjavacas
El Pele y Capullo de Jerez ofrecieron una noche de gloria en la Catedral del Cante
En la 4º de las galas flamencas del Festival llegó el flamenco más auténtico, el clásico, el de cante, guitarra y compás, formato en desuso dentro de los grandes festivales, necesitados de completar grandes aforos. Anoche se rompió la regla, aforo completo con aficionados exigentes en la Catedral del Cante para escuchar a dos cantaores muy personales el cordobés El Pele y el jerezano Capullo de Jerez.
Abrió la gala El Pele, motivación máxima, todos los elementos para una gran noche, el cordobés no podía fallar. Los ecos de El Pele aún resuenan en la oídos y en la mente de los aficionados, por Zambra, por Alegrías al estilo de Córdoba con los poemas de Rafael Alberti, –“Si mi voz muriera en tierra…”, enorme por Soleá, Seguiriyas y Cabal, acordándose de Enrique Morente, también por Malagueñas. Magníficamente acompañado por los guitarristas Niño Seve y Patrocinio Hijo y en la percusión de su hijo José Moreno. El Pele entraba en éxtasis y el público totalmente contagiado con el dramatismo y la interpretación del cantaor, vestido de un blanco inmaculado.
Ya en la parte final de su concierto, con un público entregado –como nunca antes se había visto- algunas tandas de fandangos, cerrando su concierto con su esperado “Vengo del Moro” con todo el público puesto en pie, marcando el compás a las palmas, retumbando el Mercado Antiguo de la Unión.
Imaginen, que hora pasaría Capullo de Jerez en los camerinos, oyendo retumbar las paredes de la Catedral del Cante. Ni unos minutos de descanso, el público estaba en éxtasis, y así salió Capullo de Jerez, “Soy de Jerez y vengo a cantar por Jerez”, espoleado como nunca, no hubo parón, Capullo no permitió que el público se enfriara ni se relajara, por Bulerías, Martinetes, Fandangos y también por Seguiriyas, menos habitual en el cantaor de Jerez. El cantaor intentó mantener el nivel de la noche, algo que a estas alturas no era posible, hasta que llegó a la parte de cantes de fiesta, por Jerez, naturalmente, subiendo nuevamente la predisposición del público a participar del espectáculo, que así lo hizo, en lo que se convirtió en una noche inolvidable en el Festival del Cante de las Minas.