Ves venir a cinco bailarines a cámara lenta y piensas que menos mal que alguien baja el ritmo, que se suaviza la dinámica de hoy. Luego se verá que no, que “La Confluencia” participa de esa tendencia del baile contemporáneo (el que viene del flamenco y el último espectáculo de Rosalía) en que la sucesión de imágenes llega a ritmo de tik-tok. Entre esos cinco bailaores destaca la figura de Rafael Estévez que resulta ser uno de los creadores de la compañía y del espectáculo y destaca porque se aleja del modelo masculino imperante. La silueta de Rafael encaja con la de Alfred Hitchcok y eso hace que seguir las primeras coreografías resulte prometedor.
El lado musical también es estimulante con Rafael Jiménez “Falo” al cante, la guitarra del chileno Claudio Villanueva que apenas tiene un momento para explayarse con toda la tarea que tiene por delante y el percusionista Iván Mellén que condiciona hasta la excelencia el sonido general de la obra. Tiene un set de percusiones bastante escueto: sentado sobre una silla de enea tiene delante una caja, a la derecha un cajón y tres o cuatro panderos de los que sobreviven en grupos folklóricos. Utiliza con mucho swing las escobillas y mantiene el compás con un suplemento sónico que lo hace único en el panorama flamenco. Gracias a su arte todo suena distinto ¡Aleluya!
El subtitulo de la obra reza: “Una nueva lectura de la raíz de los códigos del arte flamenco” así que uno renuncia a entender todo lo que sucede en la escena sobre todo cuando hay momentos en que se fracturan las coreografías y aquello parece un circo de tres pistas. Cuando era niño no sabía si mirar a los trapecistas, a los elefantes o a los payasos. Ahora que tengo más perspectiva me quedo con la belleza de la escena entera.
Estévez se sienta en el centro del escenario enfrente de el cante de Falo y taconea sentado exhibiendo su peculiar manejo de los antebrazos. El cantaor se mueve con ligereza y seguridad en los cantes preflamencos y así vuelve a situarse al fondo del escenario para interpretar un larguísimo romance que desemboca en una zarabanda que Estevez ilustra con el texto del siglo XVII en el que se prohíbe ese “baile lascivo”, no llega a mencionar explícitamente que es un baile de negros hasta que la narración llega al episodio siguiente con los bailes “de la poca verguenza” que pasaron de África hasta América y viaje a Sevilla.
Es inevitable comparar sensaciones con el espectáculo de Ana Morales que vimos el día anterior y ahí sospechamos que la densidad argumental de “La confluencia” es un pequeño lastre frente a la mirada “de mujer” de la Morales, siendo ambos espectáculos sobresalientes. El personal aplaudió con ganas y a compás.
Fotografías & vídeo. @Manjavacas.flamenco
Estevez & Paños “La confluencia”. Teatro canal. Madrid. Rafael Estévez, Valeriano Paños, Jesús Perona, Alberto Sellés y Jorge Morera, baile. Rafael Jiménez «Falo», cante. Claudio Villanueva, guitarra. Iván Mellén, percusión
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