José Luis Figuereo y sus músicos consiguieron llenar la madrileña sala de “La Riviera” la noche del pasado jueves 30 de octubre con sus sonidos de aire flamenco y gaditano en un concierto que será recordado durante bastante tiempo por el público presente.
Tras una breve actuación de El Arrebato llenando con su simpatía el escenario, El Barrio comenzó por uno de los mejores temas de su discografía, “Rencor”. Una bulería con mucha fuerza que se encadenó con “Andalucía”, tangos que se caracterizan usualmente por sus coros y el sonido de algún violín venezolano que se echó un poco de menos. Por parte de las bulerías, no faltó el típico popurrí que se abre y cierra con el “Calla” teniendo el buen gusto de incluir el estribillo de “Cuéntame un cuento”, perteneciente a los inicios discográficos de Selu. Tampoco hay que olvidar la interpretación por dicho compás de “Aires de la Alameda”, tema mítico del maestro del rock andaluz Pepe Roca, o la presentación de la nueva bulería merecedora de entrar entre sus grandes temas. De título homónimo al de la bulería importante del último disco de Mártires del Compás, “No vale la pena”, guarda ciertas similitudes con ésta; sus diferencias básicas se establecen en mayor velocidad de compás (la de Mártires se aproxima más a la soleá) siendo también una historia de desamor pero desde una perspectiva contraria: “no vale la pena, quererte como te quiero, tu vives en una fortaleza, y torres más altas cayeron”.
El momento más memorable de la noche se estableció con “Una noche de amor desesperada” de Triana con dedicatoria a “El son de la tribu” de Radiolé. Aquel que con el cielo hablaba, Selu, echaba hacia arriba su mirada pensando en Jesús de la Rosa… un cielo que se llenaba de decenas de pequeños ángeles dorados que se usaban como decorado para la grabación en directo de parte del videoclip de “Ángel malherido”, primer single del disco que saldrá a la venta el próximo 24 de noviembre. Siguiendo con los temas de aire más rockero, en esta ocasión la interpretación de “El primavera” fue impecable con los cambios al tango mejor marcados que nunca.
Y hablando de tangos, a destacar el típico popurrí que suele incluir el “Caminando” que hiciera Camarón en los años ochenta o las letras de Mortadelo y Filemón. Reseñable también una tanda de fandangos bastante aplaudidos por un público que durante todo el concierto estuvo entregado a tal nivel que difícilmente se recuerda en La Riviera algo similar.
Destaco notablemente la dirección musical de Juani de la Isla, responsable en gran parte del característico sonido barriero desde que hace unos años El Barrio realmente fuera un trío, convirtiéndose posteriormente en un dúo tras la marcha de Diego Magallanes. Decir esto no es hacer de menos a José Luis Figuereo, el cual con el tiempo va demostrando más tablas y mayor soltura sobre el escenario, siendo merecedor quizás de un éxito mayor al presente que a buen seguro le llegaría si parte de la gente que le rodea organizativamente supiera tratar a la prensa con mayor respeto en lugar de parecer sacados del contexto de alguna película española de los setenta.
Por lo demás, decir que una vez más José Luis Figuereo y sus músicos estuvieron sobradamente a la altura del escenario donde se encontraban, conformando a un público que había pagado el excesivo precio de treinta euros por entrar, lo cual planteaba bastantes exigencias artísticas. Hay quien dice que el Nazareno no tiene dueño, pero El Barrio demostró que no se abandonó aquella copla celestial que una perla le enseñó, tan celestial que los ángeles volaban sobre el escenario.