Resumen: Dorantes (con Pastora Galván y Joaquín Grilo) / José Miguel Cerro Chiqui / Simon Roman / Alba Carmona
16 FESTIVAL FLAMENCO CIUTAT VELLA |
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Especial 16 FESTIVAL FLAMENCO CIUTAT VELLA, programación, reseñas, fotos y videos El equilibrio Tras tomar un refresco en el Jazz Sí Club -en pleno Triángulo de la Música de Barcelona- y visitar las interesantísimas instalaciones del Taller de Músics, nos dirigimos hacia la cuarta velada del Festival Flamenco Ciutat Vella. El cielo estaba algo indeciso, pero la tarde-noche quedó fantástica. Y hasta el honorable Pujol se acercó al CCCB para compartir las sensaciones que se propusieron en el Pati de les Dones. Ya lo habían hecho previamente Montilla y Maragall… El próximo President debería ir tomando nota… Sinceramente, no conocía a José Miguel Cerro “Chiqui”, pero viéndole actuar en el Pati de les Dones, creo que es justo dedicar unas líneas a toda esa legión de buenos profesionales del flamenco que viven en la segunda línea de este arte, situación que muchas veces no responde en absoluto a un criterio de calidad. Ayer precisamente comentaba con unos amigos lo injusto de que algunos jóvenes de hoy, solo por tener un apellido ilustre (los junior del flamenco) encuentren sin grandes dificultades espacios donde expresarse y difundir su nombre, cuando su material artístico no está todavía a la altura de ese espacio (ni de otros). Por el contrario, todos conocemos casos de verdaderos profesionales que se han raspado tardes y noches en tablaos, en peñas o en compañías de baile, que incluso han grabado discos en solitario y que todavía no tienen una compensación mínimamente proporcionada a su esfuerzo y a su valía. Y esto, por supuesto, se puede extrapolar a la guitarra y al baile. A ver si algún día podemos llenar páginas en los medios describiendo un panorama distinto.
Dicho lo cual, comentar que José Miguel Cerro “Chiqui” es todo un profesional de flamenco. Conoce el oficio y trabaja su voz con gran dominio. De hecho es profesor en el Taller de Músics. Con una voz bonita y flamenca, anoche propuso algunas cosas interesantes, sobre todo en los tientos y tangos. En su repertorio musical y sentimental está también la copla, como demostró haciendo su versión del “Carcelero, carcelero”. Luego recorrió un par de veces los caminos de la ida y vuelta, donde él se encuentra a gusto. Personalmente me hubiera gustado escucharle en la soleá para valorar sus conclusiones en ese tipo de expresión, pero la limitación del tiempo le hizo decantarse más por las alegrías y las bulerías, estilo éste en el que se defiende con soltura, pero –todo sea dicho- donde le falta algo de chispa.
Y la noche culminó en todo lo alto con un Dorantes soberbio, es decir, como siempre. El piano es una prolongación de su ser y en su pensamiento hay mucha “fantesía”. Está claro que la música es su principal idioma y en él se siente libre. No es fácil aburrirse de Dorantes. Recientemente le vimos en el Auditorio Nacional (Madrid) y es como si a uno le quedaran ganas de repetir cuanto antes. Siempre hay algo nuevo y sorprendente en su música. Pasa del flamenco al jazz con una facilidad pasmosa y sus variaciones son tremendas. Y ayer vino además con dos invitados de excepción: Pastora Galván y Joaquín Grilo. La primera estuvo tremenda en sus dos interpretaciones. Su técnica es impecable y su expresión cautivadora e intensa. Además es artista que busca y propone. Una gozada vela bailar. Y por su parte, Grilo es un fenómeno, todos lo sabemos y anoche tuvo pasajes memorables. Los jerezanos son maestros en bailar al cante, y Grilo entiende bien esos lances. También supo dialogar perfectamente con la música de Dorantes, hacer jazz con su baile, así como dejar notas de humor y gamberrismo jerezano. Sin embargo, a mi juicio resultó un tanto excesivo, exagerado e histriónico. En la pieza final -paso a dos con Pastora- Grilo quedó un tanto desubicado, mientras que la Galván se mueve perfectamente en esa línea difusa del baile más flamenco y los elementos de la sensibilidad y la danza contemporánea. En cualquier caso, el “Piano abierto” es un gran espectáculo de David Peña Dorantes. Por la tarde, abrió la sesión del Hall la cantaora Alba Carmona acompañada por Marina Albero interpretando el salterio, que es un instrumento tradicional y que en mi opinión poco aporta a la música flamenca, al menos concebido como sustituto de la guitarra y sin otro acompañamiento. Alba tiene una voz botina, aterciopelada, flamenca, bien formada, pero que quedó demasiado desnuda. El salterio resulta demasiado plano y excesivamente pobre al lado de la expresión flamenca, que necesita más profundidad, más peso, más gravedad y, en los cantes de compás, más capacidad rítmica. La idea no es descartable para una exploración momentánea y, en todo caso, con el acompañamiento de algún otro instrumento, pero para un recital, la voz flamenca y el salterio no terminan de cuajar. A pesar del virtuosismo y la sensibilidad de Marina Albero, la voz de Alba Carmona quedó demasiado expuesta y terminó resultando un espectáculo algo plano y flojo en su conjunto. En el otro extremo se presentó Simón Román, cantaor malagueño que ya le habíamos visto acompañando a otros artistas, como Tomatito, por ejemplo. Y tengo que confesar que de momento me gusta más en esos terrenos del acompañamiento. Cantando adelante, Simón resulta excesivo. Muy gritón, con demasiado drama en todo lo que acomete. Demasiado arrebatado. En mi opinión, todo en la vida es cuestión de equilibrio; incluso en un arte tan necesariamente emocional como este, hay que buscar la redondez: ser trágico cuando hay que serlo, pero también recogerse cuando toque. Tiene un buen metal de voz, anda sobrado de compás y no escatima en corazón. Su cante puede doler, pero también debe buscar en la sutileza. La noche se alargó con la rumba catalana de Rumba Vella en el Hall del CCCB, el mismo lugar donde unas horas antes se abría la jornada con cante y salterio… Quizá el equilibrio esté en la combinación de todos estos contrastes. Especial 16 FESTIVAL FLAMENCO CIUTAT VELLA, programación, reseñas, fotos y videos |