Espectáculo: Cucharón y paso atrás. Baile: Joaquín Grilo. Cante: José Valencia y Carmen Grilo. Guitarra: Francis Gómez y José Tomás. Dirección escénica y guión: Joaquín Grilo y Faustino Núñez. Fecha: Martes 27 de febrero de 2024. Lugar: Teatro Villamarta. Festival Flamenco de Jerez.
Con la misma naturalidad, complicidad y apetito con que se comparte el cucharón de una cazuela familiar y con la misma confianza, respeto y docilidad con que se da después el paso atrás para dejar sitio al siguiente. Así salió El Grilo al escenario del Villamarta para recordar junto a los suyos que la esencia del flamenco está en esa convivencia.
De esta forma, indagando en los primeros oficios de quienes forjaron un repertorio de cantes, toques y bailes inspirados en sus trabajos el jerezano se reencuentra con las formas más primitivas de lo jondo y se permite dar rienda suelta a su baile explorando movimientos más intimistas y sutiles. Sin embargo, El Grilo no se ancla al drama del contexto ni se regodea en la dureza, sino que, con su habitual personalidad expansiva, se recrea en la parte más comunitaria del día a día de estos jornaleros, mineros o herreros, señalando lo importante que es entender cuánto nos necesitamos.
En este sentido, el nuevo espectáculo del artista se plantea como una obra coral en la que el cante de Carmen Grilo y José Valencia y las guitarras de Francis Gómez y José Tomás van arropando y acompañando al bailaor que se va dejando llevar con la única intención de disfrutar de lo que está sucediendo. Por eso, el tedio por el inicio lento y largo de la propuesta se olvida y deja paso a la alegría que da asistir a este feliz encuentro.
“Verá los dos”, dice alguien desde el patio de butacas expectante ante lo que ocurre cada vez que José Valencia y El Grilo se juntan. Sabiendo que aquí, como demostraron en las cantiñas o en la bulerías, al primero le basta balbucear jaleos y acentuar el compás para sacar al segundo su personal despliegue de gestos, marcajes y originales movimientos que obligan al público a sonreír y removerse en el asiento del regocijo.
En esa unión, en ese apoyarse en el otro para alimentarse de arte, en esa sinceridad y esa sencillez está sin duda la riqueza de este ‘Cucharón y paso atrás’ que por momentos deja ver al mejor Grilo. El genio que es capaz de sorprender y desatar la euforia con cada pataíta y el bailaor que, como hizo en la saeta, se inspira en la calle y es capaz de extraer para sí la singularidad de lo que lo rodea.