Diego Carrasco
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Carrasco´s Connection Texto: Pablo San Nicasio Cuando uno va a Jerez y quiere ver buen flamenco en vivo, una de las paradas obligadas es la casa de Diego Carrasco. Entre “El Gallo Azul” y la Catedral. Por allí siempre suele haber movimiento. Los tentáculos de esta familia flamenca abarcan tanto en esa tierra que es raro que no haya nadie cerca de la casa para montar una buena fiestecita a compás. Allí con su piano, el escenario al fondo… Cuando acababa el olímpico día ocho, buena parte del clan jerezano se acercó por Sabatini a acompañar al jefe. Al “Inquilino del Mundo”, al que lleva en su “ADN flamenco” muchos de los genes necesarios para que cuando uno hable de compás diga Diego. Carrasco. Con menos de media entrada ocupada, (pero los que estábamos sabíamos a lo que íbamos), el Tate se regaló quince, bis incluido, de los temas más representativos de su dilatada carrera como cantautor flamenco. Y se acordó de Madrid, la que había sido su casa la mitad de su vida y que para él “también es taurina”, solo faltaba. Evocó a Fernanda de Utrera, se acordó del Tibet (el día justo) y cantó al recientemente desaparecido Miguel, dueño del mítico “Candela”, su tema “Pa mi Manuela”. Además, por supuesto, hizo corear al público el “presente” que va detrás de José Monge Cruz. Nadie faltó cuando pasó lista Diego. Pidió a José Tomás que le diera la alternativa antes de cantar “Cinco Toreros” y nos hizo pensar a todos si no será mejor que nos dediquemos al alpinismo ahora que en la vida ya todo da lo mismo. Poeta él. Artista de gran conexión con el público, desde el primer momento hubo compás y alegría, esa “Química”, que él mismo evoca a lo grande. Compartimos partículas desde las butacas y al final hubo reacción con armonías de blues. Moléculas de agua bendita, también llamadas. El jerezano, como decimos, no estaba ni mucho menos solo. Nutrido e interesante grupo el que lleva Diego Carrasco. Con las percusiones destacó su hijo Ané, con la guitarra el miembro de “Navajita Plateá”, Curro Carrasco, al bajo un sobresaliente Ignacio Sintado y en los coros dos voces bellísimas de las que destaco una, con el envoltorio del arte puro, Samara Moreno. Nos regalaron un tema de su parienta Remedios Amaya. Gran empaste siempre y mucha locuacidad por parte del viejo rockero flamenco. “He venido en silencio en el metro y tengo ganas de hablar”. Velada que acabó con los recientes pero ya míticos “Alfileres de Colores” e “Inquilino del Mundo”. Temas obligados. Mientras, a todos nos daba por levantarnos de un lado la camisa y pisar a compás de tres. No se preocupe usted don Diego que su mujer, por lo menos estas noches de verano, no le va a hacer dormir en el sofá. Sigue siendo artista de los pies a la punta de la coleta.
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