Jueves, 8 de agosto, 2019. 2230h. Museo de los Enganches de la Real Escuela de Arte Ecuestre, Jerez de la Frontera
Un ambicioso evento con ansias de plantar bandera y reivindicar un terreno inexplicablemente vacío en Jerez hasta ahora. Señores, se declara el nacimiento de la Bienal de Cante de Jerez de la Frontera.
Estela Zatania
Cante: Elu de Jerez, Dolores Agujetas, María Vargas. Guitarra solista: Alba Espert. Arpa: Ana Crisman. Guitarra de acompañamiento: Domingo Rubichi. Palmas: José Rubichi, Javier Peña
El padre de la criatura es Mario González de la Guarida del Ángel, con la complicidad de Lola Vallespí, ambos entregados, porque estas locuras hay que cometerlas desde el cariño. Un amplio programa de actividades diversas ha incluido el pasado lunes la gala inaugural “Casa de los Sordera”, objeto de dedicatoria de todo el festival, y el miércoles día 7, en el vigésimo aniversario del fallecimiento de la figura de culto jerezana, cantaor Luis de la Pica, el Concurso de Cante abrió plaza con 5 jóvenes cantaores para la primera clasificatoria.
La noche de jueves, día 8, el duende estaba en busca y captura con un programa protagonizado por mujeres. Como no soy de las que se apuntan a las hogueras de sujetadores, hablemos de cante y de arte, sin tener en cuenta las formas físicas.
Una guitarrista, una arpista y tres cantaoras con el suficiente poderío colectivo para parar un tren y volverlo a arrancar, derrocharon esa fuerza sin miramientos. Cada una a su manera.
Hace tiempo que la jerezana Alba Espert va abriendo su lugar dentro de un mundo flamenco que no suele aceptar fácilmente a una mujer a la guitarra. Las absurdas historias que si les falta fuerza, las manos son chicas, no se ve bonito, etc., todo desaparece ante el talento y dominio de Alba. Que no es la primera mujer profesional de la guitarra flamenca, pero son tan pocas que la presencia de una nueva levanta cejas. Toca un flamenco tradicional, sin armonía contemporánea, recordando a maestros clásicos como Sabicas incluyendo su emblemática mini composición Las tres hermanas, sorprendente. Tocó por soleá, taranta y siguiriya con cabal.
A continuación, Eloísa Jiménez, la Elu, un tesoro jerezano poco aprovechado. Formas de Paquera, pero con algo más, auténtica y valiente, y cierta presencia antigua, en el buen sentido. Martinete y debla, malagueña con abandolao de Granada, su plato fuerte la siguiriya y bulerías clásicas, masticables y plazueleras, mucho compás, y todo con ese marcado y peculiar seseo que luce.
Dolores Agujetas, hija del padre, amanerada en sus gestos, vale, pero no pasa nada, el cante le sale visceral, a ultranza, directo del pensamiento y la sensación a nuestros oídos, como si su vida colgara de cada nota. Cantó tientos tangos, soleá, fandangos, el himno familiar que es la siguiriya y estilos antiguos por bulerías.
Más emociones fuertes en la segunda parte. Todos escépticos cuando dos hombres colocan un arpa en el escenario. Yo, la primera. Algunos no toleran la lactosa, pero mi problema es la indigestión que me suele producir la presencia de instrumentos curiosos en el flamenco. El piano pisa fuerte, la flauta peca de dulce, etc… Pero Ana Crisman, de pelo largo y rizado, tal querubín con su instrumento, te entrega los palos con absoluta eficacia. Bellísima la soleá, aires de Morao o de Parrilla, rondeña con la correspondiente afinación. ¡Ejecuta rasgueados y un trémolo absolutamente creíble, magia pura. Se asoman los duendes, no se lo creen ni ellos. El grito de guerra “¡viva Jerez!”, y aparecen los palmeros como para cualquier fin de fiesta por bulerías de esta tierra.
El broche de oro, y de muchos quilates, María Vargas, la de Sanlúcar, efusivamente aplaudida cuando aparece. Tacones de estilete, guapa madurez. Verdadera. La más doliente dulzura le sale por la boca por romeras, luego, es genuina y carismática cuando se dirige al público para compartir unos problemas con la amplificación, encantadora y natural como ella solita. Es la primera vez que canta en Jerez en mucho tiempo, pero sigue teniendo sus seguidores fieles. Su voz metálica por siguiriyas hiere bien, los ayes son terribles, cortantes. Lucha con cada nota, y con los espacios que hay entre ellas. Después:
“¿Os canto un fandanguito?”
Y grita uno: “¡María, eres la dueña!”
Unas bulerías magníficas con letras antiguas, y a todo esto, el bueno de Domingo Rubichi pescando jerezanía del aire para ponerla a disposición de los presentes para una noche más que redonda en el hermoso patio del Museo de los Enganches de la Real Escuela de Arte Ecuestre.