Espectáculo: ‘Visto en el Jueves’ de Rocío Márquez y Juan Antonio Suárez ‘Canito’ y ‘Manifiesto’ de Álvaro Romero y Toni Martín. Lugar: Salle del L’Odéon. Festival Flamenco de Nimes. Fecha: Viernes, 21 de enero de 2022. Aforo: Lleno.
En el Festival Flamenco de Nimes, que celebra desde el pasado 13 de enero su 32 edición con las ganas acumuladas tras el parón en 2021 por la pandemia, uno nunca sabe del todo lo que le espera. Contaba anoche su comisario artístico, Chema Blanco, que aquí se agradece especialmente la novedad, entre otras cosas porque el público no acude al teatro sólo para deleitarse con aquello que le gusta sino para sorprenderse y descubrir lo que aún no conoce.
Por eso en su programa, en el que apenas encontramos propuestas que cumplan con el concepto tradicional de cuadro flamenco (hay cante sin toque, baile sin cante y toque pelao), cabe tanto la voz doliente de Inés Bacán, el quejío rasgado de Pedro El Granaíno o el baile luminoso de María Moreno como los arriesgados proyectos del cartel de este viernes en la Sala Odeon con Leonor Leal & Antonio Moreno como protagonistas de la tarde y Rocío Márquez con Canito y RomeroMartín, como protagonistas de la noche.
Lo de Leal y Moreno nos lo perdimos por los horarios del vuelo, aunque escuchamos a la salida a unos espectadores entusiasmados por la originalidad de un espectáculo que les hizo reírse y divertirse muchísimo. Sobre todo, por la comicidad y la diversidad del músico.
Disfrutamos eso sí del recital intimista, sobrio y subversivo que trajeron hasta la ciudad francesa la cantaora Rocío Márquez y el guitarrista Canito. Aquí ambos recorrieron una vez más el bellísimo repertorio de Visto en el Jueves, intercalando versiones de Vallejo por bulerías, con las de los tangos de El Cabrero, las coplas de Bambino, una mariana y una rondeña de Moreno Galván para Menese, el Andalucía (de Paco Cepero y Fosforito) que Márquez escuchó en El Turronero, los Andaluces de Jaén (Miguel Hernández y Paco Ibáñez), otras composiciones más melódicas y las seguiriyas y los fandangos que pusieron el cierre.
Así, en esta acogedora sala y con la envolvente y sugerente iluminación de Benito Jiménez, el público francés fue penetrando en el discurso de los artistas que, completamente compenetrados (casi en trance, a veces), crearon una atmósfera de exaltación contenida donde primó el relato y la búsqueda. Una búsqueda inagotable, que escarba en el mercadillo de lo jondo, le sacude el polvo y lo hace sonar hoy, con otra intención y otra tensión, como la que Canito imprime en sus cuerdas.
Tras un breve receso, el mismo público se sumergió en el ambiente de post psicodelia jonda queer que trajeron el cantante Álvaro Romero y el músico Toni Martín en su propuesta periférica y reivindicativa, que invitaba a otro tipo de trance que sólo llega a determinadas horas.
En este Manifiesto, mucho más interesante por lo canalla que por lo panfletario, las influencias flamencas (que van desde Remedios Amaya a La Marelu pasando por Pepe de la Matrona o Pepe Marchena) se intercalan con los sonidos electrónicos (y hasta el techno noventero a lo Chimo Bayo), llamativas video-creaciones y luces de after proponiendo una curiosa amalgama de referencias donde nada (ni por supuesto las letras) es casual.
Lo curioso es que, aunque a priori nada tiene que ver lo de Márquez con lo de RomeroMartin, ambos comparten el interés por bucear en el repertorio clásico para, desde ahí, construir su propio discurso. Un discurso comprometido que en el caso de la onubense podríamos decir que reclama un nuevo andalucismo sin complejos ni señoritos y en el de Álvaro Romero una revisión de lo marica, como concepto que trasciende incluso a la inclinación sexual. Todo en pie, con taburete y sin sillas de enea. Porque en Nimes, insistimos, a lo diferente se le dice merci.
Fotografías Rocío Márquez & Canito – © Sandy Korzekwa
Fotos RomeroMartin – por © Sandy Korzekwa