Resumen: David Peña Dorantes: Convivencias. Con Orquesta Filarmónica de Andalucía, Jorge Pardo, Carles Benavent, Tino di Geraldo, Lebrijano, Alba Molina…
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CONVIVENCIAS
Teatro Coliseum (Gran Vía, 78) |
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Texto: Pablo San Nicasio David Peña Dorantes, Jorge Pardo, Carles Benavent, Tino di Geraldo, El Lebrijano, Alba Molina, Pedro Mª Peña, Los Mellis, Tete Peña, Orquesta Filarmónica de Andalucía dirigida por Javier Yera. Con Dorantes se convive mejor País de contrastes este. Mientras a pocos metros del Teatro Colliseum los musicales de temporada, con fórmulas que juegan a sota, caballo y rey, se hinchan a prorrogar; algunas leyendas vivas de la música española se las ven y desean para hacerse un hueco unos pocos días. En la Gran Vía, en medio de tanta alfombra roja, estreno de revistas de corazón y petardo mediático vario. La fauna de Madrid un jueves cualquiera da para mucho. Y no siempre bueno. Era cuestión de buscar, pero se ve que a veces no se está por la tarea.
Impresiona ver en un teatro grande más músicos en el escenario que público en las butacas. Ya de entrada, y era sólo el segundo día de función de “Convivencias”. Algo falla cuando lo que se ofrece aquí no desmerece en nada, antes al contrario, lo que dan por ahí. Pero no va la gente. O poca publicidad o precios caros para la que está cayendo…pero tampoco es excusa cuando tanto personal se quita de caprichos por ir a musicales donde sobra la caspa. Y donde lo mejor lo ponen, sin duda, los colegas de este apuntador. Los chavales del conservatorio en el foso. Estamos buenos. Al genio de Lebrija, al actual, a David Peña “Dorantes”, le encargaron hace dos años ponerle música al “Etnosur 2009” y la cosa le debió salir normal al sevillano. Normal para lo que es él, que en cristiano es sublime. Con un remate y puesta de largo en el que su hermano Pedro María Peña ha tenido mucho que ver, se ha prorrogado esa explosión de música y emociones llamada “Convivencias”. Montaje que aterriza en Madrid por unos días. Ojalá al final saquen faena a este manso y salgan por la puerta grande de verdad. Y todos lo sepan, hay tiempo.
Dos horas en las que David y su banda -la alineación invita a pensar en la conquista del Mundo Mundial cuando salgan de gira- homenajean al flamenco, al jazz, a los últimos estilos de la clásica y, sobre todo, a los aficionados que se presten al baile. Después de un verano bastante “seco” en Madrid, sí, nos merecíamos esto. Empieza David desde la “Niñez” por guajiras, con su piano que abarca Falla, Albéniz o Bartók, toda una obra de repertorio para los que empiezan. De vuelta, sin embargo, están sus tres colegas: Pardo, Benavent y Tino. Se ha traído David a un trío que vale por repóker en la baraja española. Monstruosa su intervención con “Dorantes” y luego en “Tres Caballeros”. Pastora Galván es el duende de la noche. Duende que también tiene sangre de fantasía, de familia valiente. Que no todo es Peña en “Convivencias”. Pastora Galván es rompedora y con un cuarteto de cuerda primero, “Dorantes” al filo del descanso, y todos al final… queda entronizada como lo que es: la sorpresa agradable de siempre.
Hasta Alba Molina se eleva como nunca lo había hecho en medio de tanto fuera de serie. Se olvida uno de la belleza que tiene delante cuando le sale esa flamencura, el recuerdo a las letras de mamá y sus ganas y condiciones por estar en la pomada. A ver si esta vez sí. Y Juan Peña, el tío Juan, el que empezó antes que nadie por la labor de convivir. Hace de aquello más de treinta años. “Lebrijano” organiza su tormenta particular y se las ingenia para que truene todo con “En el Soto”. Mientras, su sobrino recuerda que lo mismo él también debería ser solista con la sonanta. Ni los achaques pueden por siguiriyas con el que fuera número uno. “Convivencias” es un recorrido de la música creada por David Peña en los últimos diez años, en su “Orobroy” y en “Sur”. Música que “suena” al neófito y corea sin problemas el aficionado de siempre. Tonos que son ya himnos del flamenco y que, con la Sinfónica Andaluza al fondo, erizaron anoche hasta las motas de la moqueta. Montaje de más a más, bien pensado, que se cierra con los quince minutos de “Caravana de los Zincalí”. Si los que estaban parados fuera en la Gran Vía, en su caravana diaria, supieran lo que se estaban perdiendo… Si no han convivido nunca con los buenos flamencos, ya va tocando.
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