David Lagos – Made in Jerez – Jueves Flamencos Cajasol

David Lagos

David Lagos

Texto: Sara Arguijo

Fotos: Remedios Malvarez

Cante: David Lagos Artista invitada al baile: Mercedes Ruiz Cante: Melchora Ortega y Javier Peña Baile: Dieguito de la Margara Percusión: Perico Navarro Guitarra: Santiago Lara Ciclo: Jueves Flamencos de Cajasol – 10 de diciembre 2015

David Lagos, el Jerez atípico

Pues no, señores. Resulta que Jerez no es sólo soniquete y bulería. Y que conste que no pretendemos hacer ningún nuevo descubrimiento. Allí nacieron Manuel Torre y Antonio Chacón y con ellos sobraría cualquier otro ejemplo. Pero resulta que, por comodidad o desconocimiento, nos sumamos a consignas prefabricadas que reducen el flamenco en esta tierra al jaleo y al compás (aunque reducir no sea el verbo apropiado), a la postal de souvenir. Y, por eso, agradecemos aún más que David Lagos nos recordara este jueves que la verdadera riqueza del municipio está en sus matices.

‘Made in Jerez’ es un homenaje antitopicazo a todas las estéticas y corrientes cantaoras de jerezanas, desde la óptica propia de su protagonista. Y también un reconocimiento a dos formas de sentir y practicar lo jondo: la académica y la autodidacta. 

Así, empezó la propuesta con una ronda de tonás donde se vio el claro contraste entre la voz melismática del propio Lago, la frescura de Javier Peña y el cante racial de Melchora Ortega y se echó el telón con unas bulerías que evidenciaban la contraposición de las formas bailaoras de Dieguito de la Margara y su baile parado, frente a la joven Mercedes Ruiz. Dibujándose, entre tanto, la verdadera estampa que defiende este cantaor y que acabó proclamando a pie de escenario en forma de fandango.

Entre medias, repertorio amplio de bulerías pa escuchar, tientos, cantes de levante, soleares, seguiriyas y fandangos donde el ganador de la Lámpara Minera no sólo hizo alarde de su voz dulce y clara o de su capacidad para los giros, sino que se entregó además en cuerpo y alma. Mención aparte merece la guajira que le cantó a Ruiz. Una pieza elegante y de absoluta belleza en la que el cuerpo de la bailaora se iba curvando con extrema finura al igual que lo hacía Lagos con su garganta. Una delicatesen, aderezada con la guitarra sensible de Santiago Lara, que no hubiéramos querido que acabara nunca. 

 

 


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