David Lagos caldea Holanda con el cante de Jerez

David Lagos

David Lagos

Texto: Sara Arguijo

Fotos: Marjon Broeks

Nombre: «Made in Jerez» Cante: David Lagos, Melchora Ortega, Javi Peña Baile: Mercedes Ruiz, El Zorri y Diego de la Margara Guitarra: Alfredo Lagos, Santiago Lara Percusión: Perico Navarro Lugar: Stadsschouwburg Utrecht Ciclo: Bienal de Flamenco de Holanda Fecha: jueves 26 de enero Aforo: Lleno

 

El cante de Jerez es una bandera que, sin embargo, puede alzarse en cualquier plaza y despertar el mismo sentimiento de pertenencia si se ondea en un edificio municipal o en un teatro de Utrecht. Quizás porque, como comentó el propio David Lagos en el encuentro con el público que la Bienal de Holanda organiza tras los espectáculos, “el arte es una conversación” y para que ésta sea fructífera únicamente se precisa que los interlocutores compartan “el mismo lenguaje”. Lenguaje que no es idioma -ya comprobamos anoche que para que el arte conmueva no necesita traducciones simultáneas-  sino entendimiento, “ganas de escucharse y comprender al otro”.

No sabemos, de hecho, si es esta reflexión la que dio lugar al título de la propuesta ‘Made in Jerez’ pero lo cierto es que aquí en los Países Bajos el juego adquiere aún más sentido. Al menos, para explicar que el flamenco jerezano es mucho más profundo que la marca que lo etiqueta y que, desde luego, es absurdo tratar de producirlo en serie.

Así, las más de 650 personas que llenaron el teatro holandés pudieron disfrutar de los múltiples colores y sabores de esta tierra con la impecable y clara voz de David Lagos, el baile preciosista de Mercedes Ruiz, la guitarra luminosa de su Alfredo Lagos, la fuerza y el eco quejoso de Melchora Ortega, la ternura de Santiago Lara, la quietud de Diego de la Margara, el pellizco de Javi Peña, la precisión de Perico Navarro o la singularidad de El Zorri, cuya pataíta arrastró una ovación de todo el patio de butacas.   

Un espectáculo pulcro, con momentos especialmente emotivos como las seguiriyas con palillos de una Mercedes Ruiz expansiva o las mineras y malagueñas de un Lagos dulce y elegante, que fue caldeando la sala y que acabó, cómo no, con aplausos y oles. 

 


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