Texto: Estela Zatania
Fotos: La Bienal
17 Bienal de Flamenco
Martes, 18 de septiembre, 2012. 2100h. Teatro Central
Especial 17 Bienal de Flamenco de Sevilla – Toda la informacion
Vuelta al cole con una obra didáctica
Directores y coreografía: Manuel Liñán, Daniel Doña. Elenco: Elisa Suárez, Jesús Fernández, Estíbaliz Barroso, Jonathan Miró, Agueda García de Saavedra, Cristián Martín, Anabel Moreno, Hugo López, Lucía Guarnido, Adrián Santana. Cante: Juan Debel. Guitarra: Arcadio Marín.
Después de un excelente recital acústico del cantaor jerezano Miguel Lavi con Manuel Parrilla a la guitarra en el acogedor Espacio Santa Clara, acudimos al Teatro Central, teatro donde habitualmente se ofrecen las propuestas contemporáneas o experimentales de la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Hoy en día está de moda en el flamenco buscar las “raíces”. Es una curiosa dicotomía: la palabra “pureza” ha quedado en poco menos que palabrota, desterrada y prohibida…sólo falta que un proyecto de ley apoye la imposición de sanciones contra su empleo. Pero todo el mundo anhela conocer las “raíces”. A mí que me registren si lo entiendo.
La nueva obra de Manuel Liñán y Daniel Doña, dos jóvenes veteranos del baile y de la danza respectivamente, pretende enseñarnos en una hora y cuarto “la relación indisoluble entre el baile flamenco y la danza española” según el programa de mano que escrupulosamente no miré hasta después de la representación para evitar posibles contaminaciones intelectuales.
“< Es una lástima que no hayan querido participar directamente. Hay momentos francamente brillantes, pero se echa de menos un foco de atención, una figura a la que podemos admirar por encima de los demás. El cuerpo de baile es de altísima calidad y preparación, pero el empeño colectivo constante te anestesia los sentidos después de tres cuartos de hora, y hasta la perfección técnica de los componentes se hace repetitiva. Un vestuario de beige, sepia y gris en toda la obra parece sugerir antigüedad o fotografías viejas, lo cual refuerza el efecto plano de los bailes. Sin embargo, no cabe duda que es una obra extraordinariamente cuidada y currada. Las notables coreografías distan mucho de la típica salida de todos mirando de frente, y las transiciones son ingeniosas. Especialmente brillante fue una pieza en la que el cuerpo de baile empieza dividido en dos, los que bailan unas seguidillas folklóricas, y los que bailan unas sevillanas bien flamencas. Acaban formando parejas mezcladas para un final espectacular entre todos para los careos finales, y la perfecta compatibilidad deja plasmado un importante capítulo de esta historia. Un zapateado con la olvidada sección de las “campanas” con cinco bailaores es otro hito coreográfico inolvidable que da nuevo frescor a un baile prácticamente en desuso. También hacen acto de presencia el vito, el zorongo, verdiales y fandangos primitivos, fandangos de Huelva con palillos y sin guitarra, pregón, soleá apolá, caña, romances o alegrías entre otros fragmentos, y el decálogo de Vicente Escudero que es leído e ilustrado…todo un curso relámpago. Una experiencia didáctica que a mí personalmente me ha confirmado lo que siempre he intuido: el espíritu del flamenco, su esencia y verdad, no tiene nada que ver con el llamado pre-flamenco. Se comparten historia, técnicas, pasos y músicas, pero no perspectivas. Si el flamenco es rancio, contundente, seco, agresivo, burlón, punzante o provocativo, las danzas y músicas “pre” rezuman dulzura, belleza, luz y hasta cierta inocencia. Son empeños diametralmente opuestos. Curiosamente, no se alcanza el momento actual del baile flamenco. De hecho, no parece llegar más allá de los años setenta. Es donde una intervención de Liñán con su luminoso baile vanguardista hubiera sido la guinda más perfecta. Destacable fue Jesús Fernández que bailó en solitario aunque no figura en el programa como solista, y el increíblemente versátil cantaor…uno solo como antes había en las grandes compañías…Juan Debel, que sin ser Manuel Torre, manejó la alucinante amplitud de las músicas con credibilidad, conocimientos y soltura.