COMPAÑÍA ANTONIO MÁRQUEZ. 'El sombrero de tres picos', 'Danzas de la vida breve' y 'Bolero' . Teatro de Madrid

 

COMPAÑÍA
ANTONIO MÁRQUEZ

“El sombrero de tres
picos”, “Danzas de la vida breve” y Bolero”

Del 10 al 20 de noviembre.
Teatro Madrid.

Texto: Manuel
Moraga

Amor por la danza clásica española,
rigor profesional y personalidad. Así se podría
definir el trabajo de este sevillano criado en Ibiza y formado
en Madrid. Antonio Márquez vuelve a la capital con
un espectáculo basado en tres coreografías de
muy diferentes estéticas.

Antonio Márquez está lesionado. Un problema
con el menisco le impide protagonizar parte de sus coreografías,
pero si no se dice, nadie lo sospecharía viéndole
interpretar su versión del Bolero de Ravel, la pieza
más brillante de las que presenta el programa: tres
propuestas totalmente distintas, lo que subraya la versatilidad
del coreógrafo.

Quizá “El sombrero de tres picos” esté
pidiendo a gritos nuevas interpretaciones que aporten alguna
parte de riesgo y de innovación, pero este no es el
caso. Y no porque Antonio Márquez carezca de recursos
–es obvio que no es así-, sino porque se ha planteado
este trabajo con un respeto casi escrupuloso a la coreografía
clásica creada por Antonio Ruiz “Antonio”,
con quien Márquez tuvo la oportunidad de aprender en
el Ballet Nacional de España. Antonio Márquez
reivindica la danza clásica española y “El
sombrero de tres picos” es su forma de demostrarlo.
De las tres coreografías del programa ésta es
la que se presenta como estreno, lo cual ya es una declaración
de intenciones. Sincronización, armonía, equilibrio,
gracia y exigencia técnica son los pilares que sustentan
una obra que, en cierto modo, es un homenaje a aquél
maestro. En esta ocasión Márquez es sustituido
por un magnífico David Sánchez que salva con
mucha dignidad el difícil reto de asumir la exigencia
técnica del director de la Compañía.

La
intensidad crece en las “Danzas de la vida breve”,
tanto en el aspecto coreográfico como en el escenográfico.
El flamenco y la danza española se funden en escenas
cuidadas y bailes exigentes que la Compañía
(de nuevo sin el directo sobre las tablas) resuelve con gran
solvencia. Digno de mención es el trabajo de la cantaora
Gema Caballero, así como de los guitarristas Manuel
Cazas y Antonio Sánchez.

“Bolero” es la pieza más libre del programa
y en ella se puede apreciar con más nitidez la creatividad
del coreógrafo que, además, se reservó
para –esta vez sí- protagonizar la obra. La creación
de espacios y su ambientación a través de un
exquisito trabajo de iluminación subrayó la
rica propuesta, que luchó en todo momento –y
con éxito- contra la monotonía melódica
de la pieza de Ravel. Espacios, colores, texturas y bailes
se van fundiendo en la atmósfera hipnotizante del bolero.
Antonio Márquez exhibe aquí su precisión,
su carisma y su elegancia demostrando una vez más los
méritos que le han valido la cosecha de premios tan
prestigiosos como el Nureyev. También hay que destacar
el trabajo de Currillo, coautor de esta coreografía.

 

 

Apoyada por el Ayuntamiento de Madrid y acogida por el de
Villaviciosa de Odón, la Compañía de
Antonio Márquez es un ejemplo de cómo puede
realizarse una labor tremendamente seria al margen de las
oficialidades de organismos estatales o autonómicos.
La capacidad de su director, su alto sentido del trabajo,
su ilusión y su disciplina consigo mismo y con sus
bailarines hacen posible estos resultados.

 

     

 

 

 



Salir de la versión móvil