La verdad absoluta del cante
gitano
Eso decía Manuel de los Santos Agujetas, y tiene
razón, si se trata de cante jondo y gitano, ecos rancios
heredados de su padre Agujetas el Viejo, por los que afortunadamente
–en este caso- no pasan los años. Da la impresión
que escuchamos el flamenco que se escuchaba en los viejos
discos de los maestros clásicos, Manuel Torre, pero
en directo y sin micrófonos. Manuel, también
le gusta hablar y en eso tampoco a cambiado, parece estar
40 años atrás, no hay que reprochárselo,
mejor dejarlo así, y simplemente disfrutar de su cante
que al menos con esos matices se está perdiendo, recordó
a Chocolate, que la noche anterior cantó, como un cantaor
por derecho, y gitano claro.
Manuel va por libre, es totalmente anarquico, cortaba los
temas según le daba, pero cantó siempre bien,
varias bulerías para escuchar, martinete, soleares,
siguiriyas, … como los de antes –lo sé por lo
que me han dicho, los que vivieron esa época, amigos
de Manuel en Jerez y en Madrid, una delicia escuchar historias
del flamenco y de Agujetas de hace ya-
Le acompañó a la guitarra Antonio Carrión,
que hizo lo que pudo, siempre bien. Y la mujer de Agujetas,
bailaora japonesa, que hizo un par de bailes, nada más,
“el año que viene, si la llaman para bailar y
la pagan entonces sí”, dijo Manuel mientras le
paró las ganas de bailar que ella tenía.
No nos olvidamos de El Pele, pero es que Manuel siempre despierta
mucho interés, como si de un Curro Romero del flamenco
se tratará.
El Pele, como dijo, no sólo cantó a corazón
abierto, si no que nos ofreció parte de su corazón.
Cantó con gran pasión y entrega, por derecho,
sin medianias, casi sin aliento y ayudado con todo su cuerpo,
cargado de gestos y dramatismo, acercando al público
el flamenco con toda su fuerza y su belleza, para que no queden
dudas.
Sin duda el público agradeció su entrega y
ovacionó al final de cada cante. Una gran noche de
flamenco, que no se olvida, una noche A Corazón Abierto.
Rafael Manjavacas Lara
|