Ciclo
'A corazón abierto' Madrid, 22 de mayo 2003
Teatro Albéniz.
Cía. Eduardo Serrano 'El Güito'
Baile para la memoria
El nuevo espectáculo del bailaor Eduardo Serrano el
Guito «Mis recuerdos» que se estrenaba en Madrid
dentro del ciclo «A corazón abierto» está
dedicado a la que fue su maestra y la de otros grandes bailaores
Pilar López. Que mejor tributo que el baile de este
alumno que es actualmente uno de los poseedores del modelo
clásico de baile flamenco de hombre, que debería
quedar en la memoria de todos los que se dedican a este arte.
El Güito con Mari Paz Lucena
Sus espectáculos son modestos, flamenco a secas y
al margen de la evolución, a la que tampoco se ha cerrado
en banda el Guito, su baile tan auténtico y sus creaciones
no pasan de moda. Su soleá es siempre una gozada verla,
es el momento cumbre de sus actuaciones, tan señorial,
tan elegante, rabiosa en el momento justo, medida en su zapateado.
No le hace falta al madrileño abusar de los pies desaforadamente
para llevarse el aplauso del público.
Pero antes en este montaje se hace un recorrido por diversos
palos del flamenco, que van enlazándose sutilmente.
Un baile tras otro mantienen con la duración justa,
la atención constante en el escenario. Su compañía
de bailaores y bailaoras tuvieron una buena actuación
en las seguiriyas de chicos y chicas con la que comienza el
espectáculo, los tarantos de las chicas y las alegrías
de los chicos. Tampoco podía faltar la farruca del
Guito tan sobria y señorial que empezó solo
para luego hacerse acompañar por el resto de los bailaores.
Muy bonito fue el paso a dos por seguiriyas del Guito con
Mari Paz de Lucena que estuvo muy flamenca en todo momento,
especialmente cuando luego se quedó ella sola terminando
la pieza.
Tras
las bulerías bailadas por toda la compañía
y la graciosa y flamenca patadita del Guito se rindió
una gran ovación a este bailaor que es sin duda el
más emblemático de la capital. Al final el Guito
cantó y bailó por bulerías en homenaje
a Pilar López, algo que hace de vez en cuando, aunque
él dijo que a los críticos de Madrid no les
gusta, pero es donde se vio a este flamenco de raza en todo
su esplendor. Salió su maestra, Pilar, aunque no quiso
subir al escenario para que no la hicieran bailar. Tuvo palabras
de agradecimiento hacia su alumno que le regaló una
placa y al final si que se animó a dar una patadita
por bulerías al ritmo de las palmas del público.
Se veía al Guito emocionado y en general a todo el
auditorio por presenciar este entrañable momento protagonizado
por dos generaciones y dos grandes figuras del baile flamenco.