Texto: Estela Zatania
Fotos: Fopianni
Viernes, 13 de noviembre, 2015. Teatro Villamarta, Jerez.
Cante: Juan Villar, Macanita, May Fernández, Ezequiel Benítez. Guitarra: Manuel Valencia, Periquín Niño Jero, Joaquín Linera, . Baile: Chiqui de Jerez, Jesús Fernández. Palmas: Chícharo, Diego Montoya. Dirección escénica: Enrique Linera.
Dos perspectivas, una sola visión
Cádiz y Jerez, Jerez y Cádiz...dos baluartes imprescindibles en la historia y evolución del flamenco. «Caijeré». Poco más de 30 kilómetros separan una ciudad de la otra, pero saliendo de Jerez en dirección Cádiz, es imposible no notar el cambio de paisaje…las verdes colinas de Jerez ceden protagonismo a un tipo de vegetación más propia de zonas marítimas, el terreno se aplana y huele a mar. También el producto flamenco de un lugar y otro posee personalidad propia. Si Aurelio, Pericón, Manolo Vargas, el Beni, Chano o Mariana representan el equipo gaditano con su cante festero teñido de carnaval, alegrías y también soleá y siguiriyas de un sabor peculiar e inconfundible, Jerez se define por sus figuras históricas como Chacón o Torre, y más recientes como Terremoto, Paquera, Manuel Moneo o el Torta entre otros, y un repertorio que es encabezado por la bulería y completado por siguiriya y soleá.
«Dos mundos» dirían algunos. Pero el espectáculo «Caijeré» precisamente nos seduce buscando el hilo común que une estas dos capitales de lo jondo. El cantaor Juan Villar, gaditano que parece jerezano honorario por su oscuro decir e intensidad, y su devoción absoluta por el toque de guitarra jerezanísimo del Niño Jero Periquín, es el gran patriarca del reparto. Representando el cante jerezano, está la Macanita, más joven que Villar, pero con la credibilidad suficiente para representar el cante de su tierra con la irresistible tesitura flamenca de su voz. La generación de figuras emergentes es hábilmente representada por May Fernández de Cádiz, y Ezequiel Benítez de Jerez, y también las tareas de acompañamiento y percusión se reparten geográficamente con Joaquín Linera (Cádiz) y Manuel Valencia (Jerez) a la guitarra, y las palmas jerezanas del Chícharo, y gaditanas de Diego Montoya.
Uno de los elementos más interesantes del espectáculo es el baile de los experimentados Jesús Fernández, gaditano, con la Chiqui de Jerez, que pone en relieve su sentir común y la perfecta comunicación entre ambos.
Logrando el difícil equilibrio entre un exceso de montaje y el caos que a veces afea los espectáculos flamencos, «Caijeré» es un empeño honesto, sin grandes pretensiones que celebra el flamenco clásico como se entiende en este rincón de Andalucía y el mundo.
