Buika y Big Lois. La grandeza y la revelación

Concha Buika - Flamenco on Fire

Concha Buika - Flamenco on Fire

La Buika se llama Concha, como mi madre, así que es la hermana que nunca tuve. Una noche me dijo que me iba a sorprender siempre y yo ya no sé si quiero vivir con ese frenesí. El resto del personal que llenaba el Baluarte (con distancia social y restricciones antiCovid) se lo pasó en grande jaleando, cantando o discutiendo porque lo que hace la Buika es un monólogo con banda de música. La primera parte del repertorio es nuevo para mí, y supongo que para la mayoría.

Un concierto de la Buika es como meterse en una feria, a ratos estás en la tómbola, te subes en los coches de choque (los cacharritos) o en el tren de la bruja, pero siempre acabas en la misma montaña rusa en la que vivía Miles Davis a partir de 1968. Hay gente que se marea y dice que no les gusta la Buika. Y yo creo que en eso hay que precisar. No puedes decir “no me gusta John Coltrane” así, generalizando. Por ejemplo hay un sector del jazz que considera que lo que grabó tras “A love supreme” fueron experimentos sin rumbo.

Yo creo que es un regalo que un artista decida ser libre, aunque eso no sea lo mejor para su carrera ni para su cuenta corriente.

Buika se apodera de la copla y la hace suya. Canta “La Salvaora” por “lo bajini”, casi susurrando como Caracol, y le mete un meneo de cuidado y se pone del lado de la protagonista. Su interpretación de “Ojos Verdes” es puro Coltrane. Concha ha escrito la mejor copla del posfranquismo; “Jodida pero contenta” y la canta a mitad de un concierto en el que cambia el guión por el camino porque no le apetece cantar una canción en ese momento. Su banda es la de confianza con Santi Cañada al trombón, Josué Ronkio en el bajo y Ramón Porrina al cajón con la participación especial de Josemi Carmona. Así que resulta demasiado flamenca para el jazz, y viceversa, pero no encontrarán en el mundo una banda con el mismo nivel de improvisación creativa.

Buika forma parte del altar de grandes voces de la música universal junto a la Lupe y Janis Joplin que han hecho de «El grito», un elemento más de su abanico de posibilidades. Recupera una ranchera y el “Santa Lucia” de Miguel Ríos (una referencia adolescente). “He perdido voz, pero cada día canto mejor” dice y luego suelta: “que coñazo de vestido” cuando la prenda le impide la movilidad para acercarse al público. Los parlamentos le añaden jugo a las interpretaciones y el personal se lo pasa bomba.

Apenas canta dos canciones “Dolor de rumba” y “Me lo merezco” del disco con Carlos Santana y Rick Rubin en el que ella es autora de las letras. Tras los vítores y los aplausos cantó “Mentirosa” en dos partes. Triunfal.

 
 

BIG LOIS

Por la tarde estreno del proyecto de Big Lois con Frank Maza en las bases electrónicas y Piraña en las percusiones. Se escuchó la voz de Camarón hablando de la pureza y de aquello que “la gente aún no me entiende pero yo no le echo cuentas” y un ratito después nos versificó sus influencias flamencas en un rap con un “flow” imponente. Sabíamos que era un cantaor poderoso pero con la música urbana tiene la misma naturalidad que con su perfil flamenco y con la música cubana, también, al interpretar “pañuelo de lunares” una timba con todos los ingredientes originales. En el Civivox presentaba su proyecto en solitario Yeray Cortés en su debú como guitarrista de concierto. Tiene buena pinta. A la salida una espectadora que camina hacia el concierto de Diego del Morao me pregunta si me ha gustado. Lo confirmo y responde: «Algo tendrá el agua cuando la bendicen».

Por la mañana, a la hora de misa mayor, en el balcón del ayuntamiento Pansequito preguntó con su planta señorial: ¿Qué queréis que os cante por fandangos o por bulerías? Creo que cantó bien ambas cosas, las alegrías también. Luego nos fuimos a la jugosa (y muy interesante) mesa redonda de los productores con José Manuel Gamboa, Javier Limón, Josemi Carmona y Fernando Vacas.

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