Texto: Pablo San Nicasio Ramos
Fotos & video: Rafael Manjavacas
Teatro Lara, 26-27-28 noviembre
Cante: Argentina Guitarra: Bolita y Eugenio Iglesias. Percusiones: José Carrasco
Baile y palmas: Torombo Palmas y jaleos: Los Mellis
EL EXPRESO DE HUELVA
La última entrevista que concedió Argentina a esta web se tituló “Hay que moverse, no nos queda otra”. Buen ejemplo de esa iniciativa se puede ver, oír y sentir esta última semana de noviembre en el flamenquísimo Teatro Lara. Tres días consecutivos donde la onubense se encierra en solitario para jugarse el todo por el todo. Arriesgando sus cuartos sobre las premisas de la independencia, la ortodoxia y la calidad. Es decir, el valor.
Valentía porque, si bien aquella afirmación parece situarse en una coyuntura condenatoria para el gremio, no es menos cierto que son muchos los que protestan pero pocos los que realmente se juegan el tipo y dan el paso al frente apostando por su carrera sin más ayuda que su trabajo y “bemoles”. Algo de lo que el tándem “Argentina-Luismi” anda sobrado. Sí, en el estreno uno siempre tiene tirón, vienen los medios, algún famosete y los amigos del alma. Pero es que Argentina llega para tres días. Y eso con el “no” de la crisis. Que ya lo tiene y con el que contaba la primera. Pero Argentina no busca precisamente dinero, busca lo que deberían anhelar todos los que se agazapan esperando tiempos mejores.
Ya en 2011 habíamos escuchado en Sabatini un adelanto del “Viaje por el Cante”. Un derroche titánico de largura flamenca. Y ayer en el Lara, con los retoques que han dado los meses y el poso del estudio, encajó Argentina su espectáculo con la conciencia definitivamente tranquila.
No había duda de sus condiciones, pese a que ella nunca fue de creérselo. Ahora, visto lo oído, Argentina ya no viaja sólo por buena parte del abanico de cantes fundamentales. Pasa como un expreso por el escalafón y se sitúa en unos niveles que ríase usted mirando a los ojos a los que dicen que esta juventud ni entiende, ni escucha, ni empieza por la base.
Siendo un gran espectáculo, casi dos horas, “Un Viaje por el Cante” es una de las apuestas artísticas más importantes que se recuerdan en los años recientes del flamenco. Un desafío, por tanto, que en directo puede caer en errores y altibajos, que admitirá todo tipo de opiniones dada la cantidad de material expuesto (más de veinte estilos diferentes) pero que supone la exposición al desnudo de una tesis doctoral flamenca. Una enorme visión y, además, bastante personal del cante. La situación ideal para considerar ya a esta chavala de menos de treinta, toda una figura.
Expreso también porque la velocidad del convoy (anoche tremendamente sólido en el compás, guitarra y percusiones) no deja apenas mirar el paisaje. Resultando en algunos casos como la serrana, petenera, en los tientos, la bambera o la toná más bien una vorágine motorizada sin tiempo para paladear. No nos cabe duda del portentoso poder de Argentina, pero quizá hubo algo de exceso de tiempo en las bulerías en detrimento de aquellos cantes que, en su voz resultan igual de “amenos” para el gran público y casi no pudimos templar.
Importantísima en la malagueña de Baldomero Pacheco, su cante firmó en el libro de honor por cantiñas y, por supuesto, en el bis por fandangos.
No se hizo muy largo y hasta a la propia Argentina le sorprendió “que siguiéramos ahí, después de tanto tiempo”. Hubo esfuerzo en la presentación de los cantes (esa pantalla de fondo) y una estupenda alternancia en el protagonismo de sus acompañantes. Todo ayuda para que las apreturas sean menos.
Resultará “aprendido”, como dicen algunos, pero cuando se asiste a un concierto tan estudiado, medido y sentido desde el principio, uno se deja llevar más a gusto. No busca duendes milagrosos que vaya usted a saber si aparecen, y si lo hacen en qué estado. La actitud con Argentina es otra. Es como si se pusiera uno en manos de un doctor de confianza. Sabemos de buena tinta que Argentina y su equipo nos curarán las heridas del tiempo por lo menos durante dos horitas.