Arcángel con Dani de Morón, guitarrista, Pedro Vinagre, bajo eléctrico, Agustín Diasera, percusión, Los Mellis, arte y compás. Espectáculo «Morenteando» Festival Suma Flamenca 2020 – Teatros del Canal. 4 diciembre 2020
Hay muchas maneras de vivir a Morente. Hay un flamenco clásico y también un flamenco que evoluciona, un flamenco humanista y reflexivo y también un flamenco africano de ida y cubano de vuelta. En Morente hay un rockero ruidista, un vanguardista. Una sonrisa y un amigo. Tardó mucho en saludar Arcángel y cuando lo hizo fue para despedirse. Tenía buenas razones, era hablar de Morente y emocionarse. Y explicó una de las cosas que merecen la pena en esta vida: “es abrir la boca para cantar y escuchar un ¡ole! de Carmen Linares”.
Puede parecer que formamos una secta, pero es mentira. A todos nos gusta vivir en Morente por razones distintas. Se lo pueden preguntar a las que no están en esta suma flamenca: A Rosario La Tremendita que tocaba al mismo tiempo en Madrid, A María Terremoto que en Nueva York cantó “la leyenda del tiempo” por Morente, Amparo Velasco La Negra, Naike Ponce, Las Negris, Lagartija Nick, etc, etc.
Tiene razón Juan Verdú (el creador de la suma) cuando dice que Enrique inventó las redes sociales, es aparecer Morente en la conversación y ya no importaba con quién hablas o de quién eres. Payo o gitano. Moderno o recalcitrante. Esta suma flamenca esta dirigida por Antonio Benamargo que trabajó muchos años con Morente y que produjo “Negra si tú supieras” en 1992, un disco que encanta a los que no van de flamencos y que los flamencos han tardado en descubrir.
Comenzó el concierto Arcángel como esta crónica, “morenteando”, en una larga suite que arrancó en solitario y que fue engarzando cantes reconocibles de Morente con otros por reconocer.
Sonaron los “Tangos de la plaza” con el compás preciso de Los Mellis por un lado (si los quieren distinguir, los tienen que escuchar cantar) el envolvente bajo de Pedro Vinagre y los elocuentes silencios de Agustín Diasera. A la guitarra de Dani de Morón hay que ponerle pedestal aparte, algunos guitarristas se dejan llevar por el compás y/o las circunstancias y otros se empeñan en buscar por los rincones. Dani es un arquitecto y un obrero, construye catedrales (en este caso una plaza) y lo hace ladrillo a ladrillo y lo siguió haciendo en solitario consciente de que la construcción tenía que ser sólida y segura y además hermosa. Así fue durante todo el concierto.
Ya saben que la voz de Arcángel no tiene nada que ver con la de Enrique, de hecho parecen la noche y el día, canta “mi ropita quién me la quiere comprar” uno de los momentos cumbres de los conciertos de Morente y nada suena igual y Arcangel hace un remate insólito buscándose los medios y las entretelas.
Estuvieron en Nueva York con “La aurora” (por la parte amable del “Omega”) y se fueron con varias alegrías “pa” Cádiz con Rafael Alberti. Culminaron volviendo a san Juan de la Cruz y unos versos empapados en misticismo, o en vino “aunque era de noche”.
De nuevo aplaudimos de pié mientras va quedando clara la emotiva partitura que ha dibujado Benamargo en torno a la vida y obra de Enrique Morente.