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El ciclo flamenco del teatro Real de Madrid ofrecía en
su segunda jornada el montaje de Antonio Canales y Manuela Carrasco
«Tierra y Fuego» estrenado recientemente en el festival
de Jerez. El buen sabor de boca que dejó, a quienes asistieron
el día antes, el espectáculo ofrecido por Belén
Maya y Maite Martín cargado de sensibilidad, y las expectativas
que suscita una obra montada por dos de las estrellas del baile
flamenco, quizás influyeran en que éstas no se cumplieran
del todo, aunque muchos de los espectadores fieles a estos bailaores
siempre les reconocen su labor.
Una pincelada de ambos en un romance por bulerías con fuerza
y poderío inició el espectáculo que tuvo un
principio trepidante.
…un duelo de fuerza
especialmente en el zapateado.
Los segundos bailaores de cada compañía, Juan de
Juan y Rafael del Carmen, fueron los encargados de bailar dos dúos
por tangos y alegrías donde protagonizaron un duelo de fuerza
especialmente en el zapateado. Se ve que Juan de Juan va adquiriendo
más experiencia en el escenario, mueve más las manos,
se para en algunos pasos, pero su punto fuerte son sus pies y les
saca todo su partido, a veces en exceso, pero siempre es un recurso
que logra arrancar los aplausos de la mayoría. Rafael del
Carmen también siguió la estela de su compañero,
algo más controlado.
Su baile es a veces extravagante
y su vena
más flamenca la dejó para el final
El taranto bailado por Carrasco y Canales fue el número
más pausado y calmado, además de sentido, y siempre
crea respeto contemplar lo que van a hacer en cada paso estos dos
trianeros con estilos tan distintos.
Canales recrea su concepto de baile en cada actuación y
puso énfasis en sus gestos y sus brotes rabiosos. En su seguiriya
hizo especial hincapié en el zapateado, un hecho constante
durante toda la obra. Su baile es a veces extravagante y su vena
más flamenca la dejó para el final. Manuela, siguiendo
la tónica general, también se explayó con los
pies, aunque un movimiento de su falda, un pase torero con su vestido
desprenden la flamencura suficiente en el baile solemne y racial
de esta sevillana. Siempre es un placer degustar su soleá,
su palo emblemático porque nunca lo hace igual y por ello
este número final fue el que más regusto jondo dejó
al auditorio.
Quizás faltó un
poco del fuego que da título al montaje.
La patadita de Bobote siempre pone el punto gracioso, y por bulerías
Manuela y Canales dieron por finalizada está conjunción
de ambos en la que quizás faltó un poco del fuego
que da título al montaje para que fuera más intensa.
Más información:
Teatro Real: Mayte
Martin & Belén Maya
Descripción
espectáculo 'Tierra y Fuego'
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